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Catalina Ruiz-Navarro

10/02/2016 - 12:02 am

¿Quién le teme a Beyonce Knowles?

Aplausos para Beyoncé que se tomó el medio tiempo del Super Bowl gringo para obligarnos a hablar de racismo.

Aplausos para Beyoncé que se tomó el medio tiempo del Super Bowl gringo para obligarnos a hablar de racismo. Un día antes del evento la cantante lanzó el video para su canción Formation, que es una cruda y sabrosa crítica al poder blanco estadounidense y una denuncia de los abusos que viven los negros y negras* en ese país. Las imágenes del video hacen referencia a la esclavitud, al desastre que fue para la comunidad negra el huracán Katrina, a la discriminación y violencia por parte de la Policía gringa contra los negros, que originó el movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan). Son referencias que no se prestan a ambigüedades, hasta aparece un grafiti que dice “¡dejen de dispararnos!”. Durante su presentación en el Super Bowl, Beyoncé fue aún más contundente, sus bailarinas salieron vestidas como Black Panthers y ella usó unas charreteras como las que usó Michael Jackson (el rey -negro- del pop) en 1993.

Debido a las violentas protestas que tuvieron lugar en Ferguson en el 2014, cuando un Policía (blanco) le disparó a un joven (negro) y lo mató debido a un evidente problema de racial profiling o perfilación racial -la práctica consiste en que, autoridades especialmente, den un trato diferenciado a alguien debido a los estereotipos que se asocian con su raza. Los latinoamericanos más aparentes tienen muy claro como funciona esto cada vez que pasan por migración en un aeropuerto de tierras “más blancas”, pero tampoco toca irse tan lejos porque la colonia nos dejó la costumbre de desconfiar de negros e indígenas incluso a pesar del mestizaje propio-. Las y los negros estadounidenses están furiosos, porque los están matando por ser negros, y esta indignación ha despertado con la fiereza de las protestas negras, de las Black Panthers, y del nada pacífico, ni políticamente correcto, Malcolm X, que arengaba a favor del derecho de estar emputados. Tanto el video de Formation como la presentación de Beyoncé en el Super Bowl hablan de la rabia que siente la comunidad negra por las discriminaciones raciales que tantos años después de la abolición de la esclavitud y bajo el mandato de un presidente negro, siguen intactas.

Muchos (los de siempre), criticaron a la artista por traer un tema tan “espinoso” en un contexto que, se supone, está dedicado al entretenimiento. La crítica es tontísima porque es imposible decir que la presentación de Beyoncé no fue entretenida. Más que eso, fue impecable. El Super Bowl, no es cualquier escenario, es el evento deportivo más taquillero e importante de Estados Unidos, si alguien quería decir algo, ese era el momento. Además, era importante que Beyoncé lo dijera, ella es una negra privilegiada, con dinero, salud, y sin la más remota posibilidad de que la vaya a arrestar -o matar- equivocadamente una patrulla. Es una de las pocas negras a las que los blancos escuchan. Su performance en el Super Bowl es uno de los mejores ejemplos posibles de usar los privilegios propios para ayudar, de manera activa, a avanzar hacia la igualdad. Todos deberíamos tomar nota.

Otros (los de siempre, pero más disimulados) dicen que “la raza no les importa” o que “no ven color” (o que “no distinguen género”) pero en realidad estás afirmaciones son una forma velada de discriminación, pues lo que buscan es evitar una conversación necesaria sobre la desigualdad. No da lo mismo una persona negra que una blanca, un hombre o una mujer, y negarlo es, primero, estúpido, y segundo, irrespetuoso, pues no reconoce la autonomía de la persona para definir su identidad. Lo dijo perfectamente Jessica Williams en The Daily Show “se trajo el tema de la raza al Super Bowl porque se trajo a Beyoncé al Super Bowl, y Beyoncé es, aunque ustedes no lo crean, ¡negra!”.

Lo que nos lleva a una reflexión sobre cuáles son los “negros permitidos” y los que no. Una discusión perfectamente pertinente para Latinoamérica. La negrura se acepta si está blanqueada o domesticada, si no nos recuerda una historia de discriminación. En general la comunidad negra es celebrada cuando baila y canta y entretiene. Si bien celebramos la cultura negra, especialmente las apropiaciones culturales de esta cultura, no hay (ni en EU, ni en prácticamente ningún país con población negra) políticas eficientes que mejoren la situación de las comunidades que se identifican como negras, en su mayoría sin oportunidades, ni justicia, ni infraestructura. En Colombia el popular estribillo de un comercial de café reza que los colombianos somos “unos puros, otros claros, otros alegremente oscuros”, porque en Colombia los negros se presentan como “alegres” y las promociones turísticas no dudan en mostrarlos en playas felices con maracas. Quizás no serían tan sonrientes si les preguntaran por su acceso a los derechos.

Daniel Gómez Mazo, del Observatorio de Discriminación Racial de Colombia habla del “buen racista”, ese que “adora a los negros”, les compra sus discos, pero los sigue viendo como un “otro”, como exóticos, ese que tiene privilegios “de blanco” pero no los usa para abrir espacios de igualdad y sin discriminación para esos que llamamos “negros”. Quizás si las comunidades negras tuvieran oportunidades equitativas no celebraríamos solo su “sabor”, sino también sus logros en otros campos: académicos, científicos, políticos y de liderazgo social. Eso sí, como lo del “sabor” no es cualquier cosa, lo que tienen las comunidades negras es una importante influencia en la cultura, y especialmente en la música. Por eso está Beyoncé en el Super Bowl. Y por eso mismo aprovechó que la invitaron a cantar, ¡y les cantó la tabla! Y no podemos hacerle caso a los negros solo para que nos entretengan pero callarlos y embutirlos tras bambalinas cuando empiecen a hablar de discriminación.

Sin duda la conversación sobre racismo es incómoda, pero es que ¡tiene que serlo! ¿Cómo va a ser cómodo admitir que estamos explotando y discriminando a otras personas por su color de piel? Al igual que con el machismo, a nadie le gusta que le señalen que hace parte de un sistema opresor e injusto y que está vinculado por “pensamiento, palabra, obra y omisión”. Pero es verdad. La discriminación racial es injusta e injustificable e incómodos es lo mínimo que tendríamos que estar. Y los latinoamericanos “blancos” deberíamos tener doble vergüenza pues somos susceptibles al mismo tipo de discriminación apenas ponemos un pié en países del norte, y aún así seguimos discriminando por raza a nuestros paisanos.

Y aunque el pop no tienen ninguna obligación moral ni política, es hermoso y emocionante ver cómo muchas artistas lo están usando de manera deliberada para avanzar derechos. El pop, como he dicho varias veces, es poderoso, y siempre, no se confundan, ha sido una fuerza política considerable, de manera deliberada o no. Por eso Andy Warhol decía que él era “profundamente superficial”. No olvidemos tampoco que el pop puede ser nuestro único contacto con grupos discriminados, como las mujeres negras, a quienes no les damos voz política, pero sí les permitimos entretenernos. Y sí: es en resignificar y amplificar su mensaje desde la estética del pop en donde recae el poder de la reina Beyoncé. Y ya sabemos quienes son los que le tienen miedo.

@Catalinapordios

*Uso la palabra “negros” y “negras” para referirme a las personas de raza negra de EU porque Beyoncé se identifica a sí misma como “negra” y porque la palabra que se ha usado para hablar de su performance es “black” en parte debido al movimiento “Black Lives Matter”. También porque creo que la palabra “negro” versus “afro” es más empoderadora y transgresora en este contexto.

Catalina Ruiz-Navarro
Feminista caribe-colombiana. Columnista semanal de El Espectador y El Heraldo. Co-conductora de (e)stereotipas (Estereotipas.com). Estudió Artes Visuales y Filosofía y tiene una maestría en Literatura; ejerce estas disciplinas como periodista.

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