Va a estar poco, así que esta nota ni siquiera servirá de publicidad, pero la he pasado tan bien con Testosterona, la obra de Sabina Berman, que bajo la dirección de Ana Francis Mor, tiene las exquisitas actuaciones de Cecilia Suárez y Enrique Arreola.
Para los periodistas tiene un condimento extra, porque todo transcurre en un periódico, donde la próxima dirección quedará en manos de él o de ella. Así las cosas, las disputas son entre géneros y poco a poco veremos cómo transcurre esta guerra donde hay propuestas de casamiento, un cáncer en el cuello y dos personas que hace mucho están enamoradas y que esa noche, oh la Navidad, se dirán todo cara a cara.
El primer acto transcurre un poco lento o tal vez es esta mirada que acostumbrada a ver películas y series de acción no tiene la paciencia suficiente para el teatro, nuestro teatro, que dice muchas cosas que no las encontraremos en el cine ni en la pantalla chica.
Pero el segundo acto es de vértigo, con una Cecilia Suárez que va en ascenso hasta que terminamos por adorarla, quizás porque ella es así: al principio un poco arisca, hasta que se entrega totalmente a su papel y nos lleva al cielo.
Algo que hace desde entrada Enrique Arreola, en un papel que no le habíamos visto en teatro y que lo pone en un nivel superlativo. No hay manera de no ver a un director de periódico, a un periodista que ya lo ha vivido todo, que no reniega de su pasado pero que hoy lo evoca con un sentido de héroe y mucho escepticismo.
El típico que hace echar a la reportera que tuvo una aventura con él y que dejándose “mangonear” por un compañero (el enano de quien sólo escuchamos la voz), le da la dirección a él y a la muchacha le ofrece casamiento.
¿Boda o la dirección del periódico? Ahí radica la pregunta de Testosterona, en una situación que Cecilia la resuelve con una prestancia y muy subida a los códigos pantaloneros que hoy nos dominan.
Si pueden vayan a ver esta obra: un poco de publicidad para dos actores y un libro que no nos van a defraudar. Estará hasta el 25 de febrero y cuando fuimos el teatro Julio Castillo estaba lleno. Pero le avisamos.
