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Greenpeace

10/04/2017 - 12:04 am

Crónica de una extinción anunciada

La vaquita marina es el equivalente al panda gigante para China, un animal único, carismático, con la urgencia de ser salvado.

La vaquita marina es el equivalente al panda gigante para China, un animal único, carismático, con la urgencia de ser salvado. Foto: Profepa

En 2015, el Presidente Enrique Peña Nieto anunció desde el Alto Golfo de California una veda de pesca temporal, que duraría dos años (2015-2017) con el objetivo de darle una oportunidad de supervivencia al único mamífero marino endémico de México que se encontraba -y sigue- en grave peligro de extinción: la vaquita marina.

Desde 2010, se ha incrementado la pesca de totoaba en el Alto Golfo de California, por ser un negocio sumamente lucrativo, un kilo de buche de totoaba puede comercializarse hasta en 9 mil dólares ya que esta parte del pez es altamente codiciada en el mercado chino, donde se cree que tiene propiedades afrodisíacas y medicinales además de representar un símbolo de alto estatus social.

La veda impuesta hace dos años prohibió el uso de diferentes artes de pesca (redes de enmalle, cimbras y/o palangres operadas con embarcaciones menores) que de alguna forma podrían estar atrapando a la vaquita marina y mermando la alicaída población de este cetáceo que en ese momento (2015) se estimaba en 97 ejemplares de acuerdo con el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA).

Como no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, el 10 de abril hemos llegado al final de los dos años de veda en el Alto Golfo de California y la esperanza de que la vaquita marina saliera de la lista de especies en peligro se esfumó tan rápido como agua entre los dedos y es que a pesar de las prohibiciones impuestas para la pesca con ciertos tipos de redes que afectan a la vaquita, permanece en el agua la red más mortal para el cetáceo: la red totoabera.

A dos años del inicio de la veda la situación está peor. Con menos de 30 ejemplares en vida silvestre, las oportunidades para recuperar su población son mínimas y el cautiverio aparece como la única forma de conservar estos animales endémicos que cada vez que la totoaba se aparece por el Alto Golfo de California ve diezmada su población en números difíciles de creer, 50% en el último año y 90 por ciento en los últimos 5 años, por ejemplo.

Pareciera que de nada sirvió aumentar el área de protección de la vaquita marina, prohibir redes de enmalle e invertir millones de pesos porque hay una realidad innegable: las redes totoaberas nunca salieron del agua y, al contrario,  las precarias condiciones de la población solo fueron un incentivo perverso para que más ojos e volcaran sobre este negocio.

Los anuncios y medidas del gobierno tampoco han funcionado porque cuando Semarnat anunciaba una cosa, otra dependencia, Sagarpa a través de Conapesca, otorgaba más permisos de pesca sin fiscalizar que se utilizaran solo para lo que había autorizado. Cabe recordar que la prohibición de redes agalleras, cimbras y palangres tenía como objetivo dar  tiempo para que el INAPESCA desarrollara artes alternativas para evitar la captura de vaquita y así permitir el desarrollo económico de las comunidades. ¿Dónde está esa propuesta?

La alternativa se concentró en una red prototipo llamado Chango Ecológico que desde sus primeras incursiones en el Alto Golfo mostró no ser útil aunque pero que se insistió en que sería el santo grial de la pesquería sustentable en la zona.

Han pasado ya los dos años de que se inició la veda y en este tiempo, lo único que hemos visto es afectaciones a la vida de las familias pesqueras y millones de recursos invertidos que han ido a la basura porque perdimos alrededor de 70 vaquitas marinas en estos dos años.

Las instituciones de pesca no hicieron su trabajo y el control y vigilancia en la zona no fue lo suficientemente efectivo, Profepa y la Secretaría de Marina han decomisado miles de buches de totoaba en tierra, pero nunca cuando salían del agua. Las recientes redes llenas de totoaba encontradas en el Mar de Cortés (una con 66 y otra con 20 totoabas) muestran que tampoco la excusa de que se utilizaban otras artes de pesca para ir en busca de la totoaba era cierta, pese a que no hay ningún arte permitida, la pesca de totoaba sigue. A la fecha sólo 7 personas han sido detenidas por la pesca y comercialización de los buches de totoaba.

La vaquita marina es el equivalente al panda gigante para China, un animal único, carismático, con la urgencia de ser salvado. La diferencia está en que tras años de esfuerzos el panda gigante ha salido del peligro de extinción mientras que la vaquita marina, continúa en riesgo de desaparecer pese a que desde hace 24 años conocemos el problema pero los esfuerzos han sido débiles.

Hoy no existe una solución única para la vaquita necesitamos más que nunca la integralidad de las alternativas con el apoyo científico para recuperar a la especie: urge poner fin a las redes totoaberas en el agua, generar artes de pesca sustentable, dar oportunidades a las familias de pescadores duramente castigadas con las prohibiciones, terminar con la impunidad de quienes comercian totoaba y que fabricar, tener o trasladar redes totoaberas sea castigado; abrir la oportunidad de comercializar totoaba criada en granjas con certificación, entre muchas otras cosas más; pero sobre todo, que la autoridades se coordinen para lograr el objetivo y no se pongan el pie una dependencia con otra para beneficiar sus cifras del informe de fin de año.

*Greenpeace es una organización ambientalista internacional que se dedica a la protección de los ecosistemas y a promover la paz y justicia social.

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