ENTREVISTA | Gabriel Puentes toca en el Zinco un homenaje a Tony Williams, el pionero del jazz rock

10/08/2017 - 12:05 am

El baterista chileno de jazz hace tiempo que vive en México, un país que le permite desarrollar su carrera y disfrutar de una manera de vivir muy a su costumbre. Claro, viaja en varias oportunidades a los Estados Unidos, donde este género tiene su vanguardia y sus músicos de origen. Ahora, por primera vez, luego de tocar 200 veces en el Zinco, presenta un concierto con su nombre, este sábado 12, que le hará un homenaje a Tony Williams.

Ciudad de México, 10 de agosto (SinEmbargo).- De Gabriel Puentes se puede decir muchas cosas, la principal de las cuales es que toca la batería. Es músico de jazz y desde 1999 se transformó en uno de los más activos bateristas en la capital mexicana, tocando en Europa y en todo Estados Unidos.

Tocó aquí con muchos músicos, entre ellos el pianista Mark Aanderud y el contrabajista Agustín Bernal, hasta que con este último y el pianista Eugenio Toussaint, formó un trío que tuvo su disco Trío, en 2004 y permanecieron juntos hasta la muerte de Eugenio en 2011.

Gabriel Puentes, el primer chileno en actuar en un escenario del Lincoln Center de Nueva York, publicó su primer disco con ciento por ciento de liderazgo, Simple, donde creó una serie de improvisaciones libres (“Curiosos artefactos”, “Brisa”, “Me retiro indignado”) junto a los músicos que lo acompañaron, el argentino Leo Genovese (piano) y el estadounidense Chris Lightcap (contrabajo).

“En realidad, Simple es un título que poco o nada tiene que ver con el contenido, pues se trata de una obra generosa en detalles, en texturas, en información, llena de color, de clásicos revisitados y vueltos a armar (como todo buen jazz). Es un disco largo, de más de una hora, que se va como vino tinto. Empieza con el “Blues connotation”, de Ornette Coleman, y cierra con la misma pieza, aunque con diferentes enfoques, por supuesto, obteniendo una suerte de coherencia circular, espiral, de bondadoso ritual pagano”, escribió Antonio Malacara en La Jornada.

Puentes ha sido partícipe de proyectos con Jorge “Luri” Molina, Diego Maroto,  Alberto Medina, Iraida Noriega, Tom Kessler y Francisco Lelo de Larrea, entre otros, pues conocido por su enorme sensibilidad y su sonido característico, sorprendentemente melódico y de mucha fuerza, con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los músicos más solicitados.

Ahora, el trío que lleva su nombre se presentará en el Zinco, el local característico del centro de la Ciudad de México, homenajeando a Tony Williams (1945-1997), el baterista de jazz de Miles Davis, un verdadero pionero del jazz rock.

El concierto se llama Tony Williams Lifetime, con Juanjo Gómez en guitarra, Roberto Blanco en órgano Hammond y Gabriel Puentes en batería. El ensamble intenta recrear el sonido, energía y despliegue musical de los primeros discos de Tony Williams Life, originalmente conformado por John McLaughlin en la guitarra, Larry Young en el órgano y Tony Williams en la batería. Para esta velada el ensamble alternará piezas ese repertorio, con  composiciones de John Scofield y John Medeski, orientadas hacia el groove.

–El 12 te presentas con tu nombre en el Zinco, con un proyecto dedicado a Tony Williams…

–Sí, nos presentamos con un trío, con órgano Hammond y guitarra, una formación clásica en el jazz, con la que intentamos rescatar el sonido de Tony Williams Lifetime, un grupo que tuvo a fines de los 60, con un recién aterrizado John McLaughin y Larry Young en el órgano y juntos hacían una onda de jazz rock psicodélico, con mucho swing y que a Miles lo llevó a hacer Bitches Brew y a dar ese paso hacia el jazz rock. Es música que yo siempre quise tocar. En los últimos dos años hemos ensayado con estos chicos, hemos tocado bastante…

Un notable músico chileno que vive en México desde el 2000. Foto: Cortesía

–Una propuesta un tanto polémica, algunos discos de la onda jazz rock de Miles Davis son todavía criticados. ¿Cómo suena el órgano en el jazz?

–El órgano suena como un instrumento dual, es el bajista y es el instrumento armónico. No hay bajo, el órgano hace con los pedales el bajo y con la mano derecha improvisar, es como tener a dos instrumentos. Es una formación bastante clásica, por West Montgomery, George Benson, que desarrollaron ese sonido en discos de Blue Note, durante los 60 y 70. Se ha venido rescatando en los últimos años y siempre he querido hacer música a este nivel, mucho más agresiva, tiene muchos altibajos presentes en lo que hubo entre el jazz y el jazz rock.

–Cómo haces estas reflexiones, luego de la muerte de Eugenio Toussaint mientras formabas el trío, cómo seguiste haciendo música…

–Con Eugenio formé los últimos 10 años de su grupo, su muerte fue bastante inesperada, tocamos mucho, viajamos bastante y posteriormente he estado haciendo cosas de mi parte. Tengo dos discos con mi nombre, uno es Simple y el otro lo saqué el año pasado, con Leo Genovese, un pianista argentino que vive hace muchos años en Nueva York, convocado por gente como Wayne Shorter, Joe Lovano, Jack DeJohnette. Una sensibilidad y una capacidad de música dentro de él impresionante. Así que he seguido haciendo cosas y esta es la primera vez, luego de tocar 200 veces en el Zinco, que convoco a un concierto con mi nombre. Juanjo Gómez es un guitarrista salvadoreño, tremendo y con Roberto Blanco, un organista mexicano, de esos músicos excepcionales que hay en este país. Estoy contento de hacer ese proyecto.

–¿Dónde hay más improvisación, en el proyecto con Leo Genovese o con el trío?

–Con Leo Genovese es ciento por ciento de improvisación. No nos ponemos de acuerdo en nada y salimos a tocar. Con el trío hay gran parte de improvisación, pero suenan algunas cosas planeadas. El último disco con Leo es una improvisación de 55 minutos, teníamos una hora para grabar y así lo hicimos. Hay una pieza de Wayne Shorter, una pieza del Chino Valladares (un cantautor tucumano) y luego todo es improvisación. Son paisajes musicales con una coherencia propia.

–Un baterista de tu talento, tal como le pasó a Antonio Sánchez, tendría más posibilidades de triunfar en los Estados Unidos…

–Bueno, yo he tenido posibilidades de tocar muchas veces en los Estados Unidos, en ambos lados de la frontera y hacer cosas, de ser parte de iniciativas como el Thelonious Monk Institute of Jazz, donde fui dos veces finalista para la beca, pero también sucede que me gusta mucho la vida en México, de luchar contra la corriente los que queremos hacer música sin diluirla, sin querer vender otra cosa por algo que no es, haciendo jazz auténtico, no somos muchos pero estamos muy aferrados. La vida es buena en México y en los últimos tiempos, con las leyes de migración y todo eso, se ha puesto muy difícil la vida en los Estados Unidos. Prefiero ir como turista, absorber lo más posible, tomar clases, ir a conciertos, comprar libros, comprar música. Si uno tiene las cosas claras, el proyecto musical se desarrolla en cualquier lado.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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