Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).– Colgados del último hilo de esperanza, la Selección Mexicana de futbol se juega hoy el seguir con posibilidades de calificar directamente al próximo mundial de Brasil 2014. A la cabeza, Luis Fernando Tena comanda un grupo alicaído entre las lamentaciones de una afición dolida por una realidad que nadie vislumbraba. México tiene en el futbol a su deporte más popular, entre todo lo que provoca, en 25 años nunca se sintió tener serias posibilidades de quedar fuera de una Copa del Mundo.

Que 300 personas hayan recibido al Tri a su llegada a Columbus, Ohio no fue una sorpresa. La nota periodística fueron las mangas cortas y la ausencia de chamarras gruesas. Los 26 grados centígrados del domingo fue la primera noticia buena de esta selección en mucho tiempo. Según los pronósticos del clima, la cálida temperatura se mantendría para hoy a la hora del cotejo evitando así el factor que la federación estadounidense de futbol intentaba utilizar a favor de sus pretensiones.

En el plano deportivo, Jozy Altidore, portentoso delantero norteamericano, no estará disponible para el entrenador alemán Jurgen Klinsmann debido a una suspensión por acumulación de tarjetas amarillas. El mediocampista Bob Bradley, cerebro del cuadro local, tiene parada a la prensa deportiva desde su tobillo inflamado sin que se pueda confirmar su participación en cancha. Dos jugadores vitales no enfrentarán al Tri que solo pierde a Torrado por suspensión. El ajedrez futbolístico será vital.

En los rumores incansables, nombres de entrenadores mexicanos vuelven a repetirse entre el caos. Victor Manuel Vucetich, recientemente despedido de Monterrey, se ha unido a Miguel Herrera y Tomás Boy como los candidatos más serios para relevar el, por ahora, provisional puesto del Flaco Tena. Mientas la fuga de información sigue generando especulación, el flamante entrenador nacional ha avisado que no cambiará mucho desde el planteamiento tras asegurar que ha habido una larga conversación con el plantel en el centro de alto rendimiento.

En 2009, se vislumbró esta época como de celebración pasional con un boleto asegurado para Brasil. La cita de hoy tiene más tintes fatídicos que esperanzadores. Columbus, Ohio es una ciudad al noreste de los Estados Unidos donde los inviernos suelen asentarse cómodamente y el sol no es tan bien visto. El estadio del Columbus Crew se ha vuelto un fortín cuando la selección norteamericana enfrenta a México. En los últimos tres procesos eliminatorios, el Tri no ha anotado un solo gol. Tres marcadores idénticos, 2-0, le han provocado dolores de cabeza a la afición mexicana.

Mirando de reojo el resto de los partidos, la selección mexicana tiene enfrente un panorama donde se necesita mucho más que el talento deportivo. Es el carácter un aspecto vital si se quiere continuar con los sueños intactos. Alejados de casa, en suelo infranqueable, México tendrá que romper la historia para detener la frustración constante que le han dado a sus seguidores. El sueño mundialista depende de 90 minutos, sin nieve, con los fantasmas del pasado; y del presente, mirando de cerca.

Francisco Espinosa

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