No es un simple motín, una riña, rivalidades; el penal de Topo Chico, dicen, está sin control

11/02/2016 - 2:48 pm

La angustia se respira por todos lados. Ninguna autoridad salió durante horas a dar información. Muchos familiares, en su desesperación, comenzaron a arrojar piedras, a gritar y a empujarse hasta que logran abrir una de las rejas de la entrada principal del penal. “No hagan eso, menos nos van a hacer caso”, gritaba entre lágrimas Yadira.

Varios cientos de personas desesperadas por saber qué había pasado con los suyos se amontonaron entre gritos y empujones alrededor de la cárcel. Foto: Xinhua.
Varios cientos de personas desesperadas por saber qué había pasado con los suyos se amontonaron entre gritos y empujones alrededor de la cárcel. Foto: Xinhua.

Por Gabriela Espinoza

Monterrey (México), 11 feb (dpa) – Con semblante de preocupación, Yadira Ruiz esperaba inquieta afuera del penal de Topo Chico, en el noreste de México, noticias sobre su hijo después de una riña que dejó 49 muertos y 5 heridos.

“Tengo un familiar que vive aquí a dos cuadras del penal y me llamó como a las dos de la mañana para decirme que se estaba incendiando un edificio y que se habían escuchado balazos, y pues, me vine”, relató a dpa con la voz entrecortada.

Como ella, varios cientos de personas desesperadas por saber qué había pasado con los suyos se amontonaron entre gritos y empujones alrededor de la cárcel, en una zona urbana de la ciudad de Monterrey.

Ruiz contó que en la última visita a su hijo le comentó que había rumores del traslado de reos de delitos federales a otros penales del país.”Obvio ese fue el motivo, se enojaron los demás, quieren evitar esos cambios, no hay control adentro”, aseveró.

Muchos familiares, en su desesperación, comenzaron a arrojar piedras, a gritar y a empujarse hasta que logran abrir una de las rejas de la entrada principal del penal. Foto: Xinhua.
Muchos familiares, en su desesperación, comenzaron a arrojar piedras, a gritar y a empujarse hasta que logran abrir una de las rejas de la entrada principal del penal. Foto: Xinhua.

Según las autoridades, el enfrentamiento se debió a una disputa entre dos grupos de presos. El Gobernador Jaime Rodríguez negó en una primera declaración que se hubieran hecho disparos, aunque después dijo que se investigan esas versiones.

La angustia se respira por todos lados. Ninguna autoridad salió durante horas a dar información. Muchos familiares, en su desesperación, comenzaron a arrojar piedras, a gritar y a empujarse hasta que logran abrir una de las rejas de la entrada principal del penal.

“No hagan eso, menos nos van a hacer caso”, gritaba entre lágrimas Yadira.

José González, que también esperaba noticias, mostraba enojo.

“No sé por qué sacaron a los militares de los penales. La Fuerza Civil  no puede con todo el descontrol que hay aquí, son demasiados reos y aparte los juntan a todos [de delitos federales y estatales]”, relató, llevándose las manos a la cara.

De acuerdo con cifras de medios locales, el penal del Topo Chico tiene cupo para unos 2 mil 600 reos, pero hasta finales del 2015 se contabilizaban 3 mil 800. Foto: Xinhua.
De acuerdo con cifras de medios locales, el penal del Topo Chico tiene cupo para unos 2 mil 600 reos, pero hasta finales del 2015 se contabilizaban 3 mil 800. Foto: Xinhua.

El penal estuvo hasta hace un tiempo bajo responsabilidad del Ejército, pero al concluir un acuerdo pasó a manos de la Fuerza Civil, la policía de elite creada por el anterior Gobierno de Nuevo León y que había ayudado a diminuir la violencia.

El estado es gobernado desde octubre por Rodríguez, apodado “El Bronco”, el primer gobernante independiente de México, famoso por su estilo norteño y sobreviviente de atentados del crimen organizado hace unos años.

De acuerdo con cifras de medios locales, el penal del Topo Chico tiene cupo para unos 2 mil 600 reos, pero hasta finales del 2015 se contabilizaban 3 mil 800.

Entre los tres centros carcelarios de Nuevo León -Topo Chico, Cadereyta y Apodaca- se tiene un 50 por ciento de sobrepoblación y un déficit del 65 por ciento en custodios.

Afuera de la cárcel los ánimos se calentaban a medida que pasaban las horas. La policía intervino con gases lacrimógenos.

Desde un altoparlante una persona empezó a leer los nombres de los primeros muertos identificados por las autoridades.

Hubo gritos, llantos y desmayos.

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