¡¿BON APPÉTIT?! CLUBES DE CONSUMO EN EL MUNDO

11/08/2013 - 12:00 am

La legalización de la marihuana se está convirtiendo en un debate público de carácter mundial, mientras que unos continúan sosteniendo que se alienta su consumo, otros lo defienden como una estrategia puntual contra el narcotráfico, que tan sólo  en México dejó 121 mil muertes durante el sexenio de Felipe Calderón, según datos del INEGI.

CLUB

En varios países alrededor del mundo, los sectores de la población se han constituido en organizaciones que buscan regular el consumo de drogas, principalmente la marihuana, formando clubes o salas de consumo, en los que -bajo estrictas reglas y cuotas – se reúnen para cosechar, vender y consumir su propia hierba “de la buena” de manera controlada y sobre todo sin lucrar ni beneficiar al mercado negro.

Esta estrategia se ha llevado a cabo desde finales de los años setenta en los Países Bajos y le han seguido Suiza, Canadá, España y Estados Unidos, e incluso en México algunas autoridades de izquierda han comenzado a plantear su implementación.

En Sudamérica, Uruguay ha dado el paso, convirtiéndose en el primer país en el que el gobierno controlará la venta, distribución y producción de marihuana, tanto para fines médicos como recreativos, lo que permitirá a los ciudadanos comprar hasta 40 gramos de la hierba al mes a un precio de $2.50 dólares por gramo.

La ley avalada por el Congreso el pasado 31 de julio es parecida a la que se aprobó a finales del 2012 en los estados de Colorado y Washington en Estados Unidos, quienes permitieron el uso recreativo de la marihuana, con la diferencia de que en el caso de Uruguay se trata de un decreto a nivel nacional, en contraste con Holanda -o Países Bajos- donde se descriminalizó el consumo, no así la producción y comercio.

En México el tema ya está sobre la mesa, el Jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera dijo que está dispuesto a participar en los debates que se realicen a nivel federal aunque no recaiga en el gobierno local la legalización de esta droga, y aceptó que el narcomenudeo es un problema de salud pública.

Actualmente en México se permite la posesión de 5 gramos por persona, “la cantidad no es que sea legal pero no tiene sanción penal”, dice Jorge Hernández, del Colectivo para una política Integral hacia las drogas (Cupidh), al diario El País.

En medio de estas negociaciones, en el Senado de la República se propuso establecer “salas de consumo” de cannabis en la Ciudad de México con el fin de “regular el uso medicinal, pero sobre todo cambiar la perspectiva del tema de las drogas en nuestro país y plantear los clubes de usuarios o de consumo, para no criminalizar a los usuarios de la marihuana”, explicó el legislador del PRD, Mario Delgado.

Quien también aseguró que la iniciativa contribuirá a frenar la violencia que acompaña a los cárteles del crimen organizado y para acabar con las llamadas “narcotienditas” en todas las demarcaciones, principalmente en el barrio de Tepito.

Estas salas son una realidad en los países que ya han pasado por un proceso de despenalización, pero como dice a SD la abogada Mariana Arreola, “en México no existen y no existirán hasta que no se apruebe el ‘uso recreativo’, y eso sólo le corresponde a la Federación, así que lo que se pueda plantear desde la Asamblea Legislativa del DF no pasará de ser una propuesta hasta que las Cámaras lo pongan a discusión y en su caso lo aprueben”.

CLUBES DE CONSUMO, REGULAR BAJO SUS REGLAS

El gobierno Uruguayo ha puesto sus reglas. Para adquirir hierba de manera legal es necesario haberse registrado como usuario, ser mayor de 18 años y residir en el país. Además de tener la posibilidad de comprarla en las farmacias especializadas, estas personas podrán cultivar hasta seis plantas en sus hogares, de las cuales tienen el límite de cosechar 480 gramos al año.

También está la opción de unirse a un club de cultivo quienes tienen permitido sembrar hasta 99 plantas entre los mínimo 15 socios (y máximo 45), por lo que el primer grupo formado en junio, previo a la aprobación de la ley tendrá que enflacar sus filas pues dividió sus 180 miembros en tres clubes de 60 personas.

Reglas parecidas tienen otras naciones cuyos consumidores no han corrido con la misma suerte que los uruguayos, como España donde los clubes sociales de cannabis son cada vez más comunes, estas sociedades de autoconsumo “se amparan en la jurisprudencia del Tribunal Supremo y en los huecos de una legislación que penaliza el tráfico pero no el consumo privado y colectivo”, de acuerdo con el portal español 20 minutos.

Son asociaciones que buscan garantías legales, sin ánimo de lucro, que exigen normas que garanticen su uso controlado y sobre todo quieren reducir los riesgos al ofrecer un producto de calidad en un ambiente seguro. Aquí los requisitos son parecidos a los del país sudamericano: ser mayor de edad y tener un conocido dentro del mismo grupo que avale que ya era consumidor.

A la par de estos espacios existen otros mejor conocidos como “salas de consumo supervisado” o “narcosalas”, donde se rola algo más que “mota”, ahí es más común la heroína. Pero no todo es tan negativo como suena, el doctor Xavier Ferrer, director de la Fundación Salud y Comunidad, especializada en el control de drogas en varias ciudades españolas, apunta en su página oficial: “las salas de consumo no son una solución a enfrentar al resto, sino parte de un todo estratégico que va desde una prevención educativa a programas de desintoxicación o de tratamiento estándar con sustitutivos como la metadona o las comunidades terapéuticas”

Entre sus dos objetivos principales, las salas buscan que “aquellos que todavía no se han planteado dejar las drogas consuman de la manera menos peligrosa para ellos y la sociedad, entendiendo que gran parte del peligro no viene de la droga en sí sino de las condiciones insalubres en las que la consumen’. El segundo es que los trabajadores sociales y enfermeros tienen con ellos un lugar de contacto en el que aprovechan los momentos apropiados para animarles a cambiar de estilo de vida”, se señala en el portal de la FSyC.

En 2004 se abrió en Barcelona la sala Baluard -con una sala de “venopunción” y otra para fumar-, disponible de 9 am a 9 pm los siete días de la semana, que al mes atiende a 500 drogadictos, quienes para ingresar tienen que someterse a una entrevista y un examen médico.

Y sus metas se cumplen, pues de acuerdo con las cifras de la Agencia de Sanidad Pública de Barcelona, en el periodo de enero a septiembre de 2004 se registraron 53 muertes por sobredosis de drogas en esa ciudad, en contraste con las 37 que hubo en ese mismo intervalo pero de 2010, ninguna de ellas presentada en las cuatro salas de la ciudad.

Además, la cantidad de jeringas recogidas por la calle, que significaba una fuente de infecciones para la sociedad, disminuyó de 13 mil mensuales en 2004 a 3 mil en todo el territorio barcelonés, de acuerdo con El Diario español.

EL CLUB 64

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En enero de este año se abrió el primer club privado de consumidores de marihuana en Colorado, Denver en Estados Unidos a menos de un mes después de que se aprobara el uso recreativo de esta droga, convirtiéndose así en el primer grupo legal de esta índole en los Estados Unidos.

Así, un lunes por la tarde inauguraron su primera reunión con 200 miembros ya suscritos, que tendrán que pagar  $29.99 dólares cada vez que se haga un evento en sedes itinerantes a donde además deben de llevar su propio producto para consumir.

De acuerdo con la enmienda 64 – de ahí el nombre del club- se debe de esperar un año a partir de la aprobación de la ley para que los negocios puedan vender marihuana, sin embargo la asociación creada en Denver actúa con legalidad pues no la comercia, sólo la consumen en lugares privados, pues además está prohibido fumarla en la calle.

A la par y presionado por la apertura del Club 64 y llegada del año nuevo, ese mismo 31 de diciembre de 2012 abrió The White Horse Inn, otro club de consumidores ubicado en el pueblo Del Norte, también en Colorado. El gusto le duró poca a su creador Paul Lovato, pues el lugar tuvo que cerrar un día después por una pelea con el casero del edificio en donde se ubicaría, debido a que el contrato comenzaba hasta el día siguiente, 1º de enero.

Este sitio tenía la intención de vender café, accesorios y camisetas, que a la vez estaría conectado a otra sala privada donde se podría fumar marihuana.

 COFFEE SHOPS Y EL TURISMO CANNÁBICO

Fotografía: Wikimedia
El interior de un Coffee Shop en Maastricht (Fotografía: Wikimedia)

Por mucho tiempo el “paraíso” para los consumidores de Marihuana eran los Países Bajos, específicamente Ámsterdam en donde se reciben más de siete millones de turistas al año, de los que aproximadamente medio millón acude a los Coffee Shops por una dosis de marihuana, según cifras de ABC.

Los Coffee Shops son lugares parecidos a un restaurante o una cafetería donde se comercializa marihuana, hachís (droga derivada del cannabis) y productos que la contengan, con la posibilidad de consumirlos ahí mismo. Cada distrito pone sus propias reglas a estos establecimientos pero las prohibición a vender alcohol y drogas duras, la venta máxima de 5 gramos de marihuana y la admisión a sólo a mayores de 18 años está bien estipulado para todos los locales.

La normativa que avala el funcionamiento de este tipo de comercios está vigente desde 1976 y por mucho tiempo se creyó que era la medida ideal para reducir el tráfico y mantener bajo control el consumo, sin embargo el 1º de enero de este año entraron en función nuevas medidas que restringen, entre otras cosas, el acceso a este tipo de clubes a los extranjeros con el fin de terminar con el “turismo de drogas” y los daños que hace éste a la población.

Entre sus limitantes está que los Coffee Shops deben de convertirse en clubes privados con máximo dos mil miembros, quienes tendrán que demostrar su residencia legal en Holanda.

La ciudad capital Ámsterdam ha acatado estas reglas parcialmente pues el alcalde Eberhard van der Laan pactó con las autoridades para evitar cerrar los Coffee Shops, con el fin de no dejar de recibir ingresos turísticos en tiempos de crisis, por lo que seguirán recibiendo a visitantes extranjeros pero cerrarán los puntos de venta cercanos a colegios y multarán a aquellos estudiantes a quienes se les encuentre esta droga.

 No es un “Viva la pepa” 

La despenalización de la marihuana se ha implementado como una estrategia para golpear el narcotráfico, “un negocio con tasas de ganancia que pueden corromperlo todo”, como dijo el Presidente uruguayo José Mujica y no para alentarles al consumo.

“Nosotros nos vamos a decir que la maruja (marihuana) es buena. Lo que pasa es que los que consumen no dan bola (no hacen caso) a los consejos y no por ello hay que dejarlos en banda. Y están atrás de la aventura de comprarle al narcotraficante por aquí y por allá porque es clandestino. Y aunque es clandestino, el hedor (de la mariguana) se siente por muchas partes”, dijo el Presidente en una entrevista radiofónica.

En los centros de consumo supervisado españoles de los que hablamos no se trata de legalizar pero sí de regular el consumo, y aún cuando la comunidad mundial y sobre todo los vecinos de aquellas comunidades se escandalizaron, ofrecen cifras alentadoras.

Lo mismo sucede en los Clubes privados de cannabis y Coffee Shops, en donde se regula la distribución para ofrecer producto de calidad y evitar los movimientos en el mercado negro.

La experta Mariana Arreola nos dice que con la legalización de la marihuana “se comenzaría a cortar realmente de raíz los ingresos del narcotráfico, porque ahora tendrían que establecerse como una empresa legalmente constituida, con todo lo que eso implica. Es decir, ese dinero entraría al erario público y no al bolsillo de unos cuantos, acotó.

Como dijo Mujica “Nadie piense que en la reglamentación esta ley va a ser un ‘viva la pepa’ (un desorden) y se va a fomentar el consumo. Por el contrario, porque lo que está en juego es el corazón de mucha gente joven que mañana son los que van a conducir el país”.

 

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