México

Un tzeltal de 23 años gana premio global de la Internet Society; no podrá recibirlo: EU le niega visa

11/09/2017 - 8:30 pm

Gracias a la iniciativa de Mariano en su comunidad indígena en Chiapas, más de 600 personas pueden acceder a la red, proporcionándoles telefonía, servicios de mensajería e Internet. El trabajo del joven tzeltal ha involucrado a toda la comunidad en el proceso conjunto, la educación mutua y la ampliación de la iniciativa.

Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).- Fue seleccionado entre jóvenes del todo el mundo por dar forma al mañana usando el Internet como una fuerza para el bien. Lo escogió la organización global Internet Society (ISOC). Es originario de Chiapas, tiene 23 de años.

Mariano Gómez, quien instaló una red inalámbrica para su comunidad, tenía la intención de viajar a Estados Unidos a recibir su reconocimiento. Pero no podrá. Se le ha negado la visa y él cree que es un claro acto de discriminación.

Gómez, del Colectivo Ikta K’op, nacido en el municipio de Abasolo, fue elegido por ISOS después de instalar la red inalámbrica de Internet e Intranet que brindó conductividad y acceso a la información a su comunidad indígena, donde aún no hay servicio de telefonía y radio.

Este esfuerzo fue reconocido por Internet Society al no haber tenido una formación técnica formal y por ser uno de los fundadores del colectivo Ikta K’op que tiene como objetivo extender la iniciativa en su localidad.

Página del colectivo. Foto: Iktakop

El pasado 29 de agosto, el joven tzeltal escribió un carta donde explica cómo fue el proceso de su nominación para ser de los 25 mejores y cómo se truncaron sus esperanzas para asistir al evento del próximo 19 de septiembre para recibir su reconociendo y poder estar en contacto con los otros jóvenes creadores y con la organización para compartir sus experiencias.

Mario detalla que fue nominado por para ser parte de los “25 menores de 25” del ISOPC por Nicolás Altermundi, un argentino amigo de su comunidad. Fue con él que compartió su “pequeña experiencia” de llevar Internet a las comunidades indígenas donde los operadores tradicionales no llegan, “esto con un modelo económico y social que tiene principios de la vida comunitaria de los pueblos”, explica.

Justo con su colectivo trabajó con el desarrollo de un servicio de Intranet comunitario sobre la red de Wifi en el que se comparten contenidos educativos, video, audio, archivos, Wikipedia y software.

El joven explica que a pesar de que los integrantes de su equipo no son informáticos o técnicos, los orígenes de su proyecto vienen cuando un profesor de su pueblo llamado Luis Ramón Alvarado extendió la necesidad de los estudiantes estuvieran conectados a la Internet y pudieron lograr hacer cosas tan sencillas como crear un correo electrónico o navegar por páginas web.

Mariano escribe que cuando recibió la notica de que fue seleccionado por la organización comenzó los tramites para la visa. El día en que se le citó para entrevista de cinco minutos el joven emprendedor fue notificado de mala noticia: “disculpe no aplica a la visa, el motivo se le explica en el siguiente papel”.

Colocación de la red. Foto: Iktakop

Detalla que durante el proceso para sacar la visa se dirigió a Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad A.C. (Redes A.C.), la misma que le ayudó a pagar la cantidad de 160 dólares cuando el consulado le pidió el pago por el trámite.

“Me molestó (agredió o hizo sentir ofendido, tú decides que palabra poner) e indignó fue que para llegar a esa cita realicé un viaje de 16 horas por camión para llegar a la capital de mi país. Para ello tuve que viajar un día antes de la cita y el primer día caminé por la ciudad y llegué a las oficinas en la cual sólo tardé 10 minutos para la toma de foto y huellas digitales. Posterior a eso tuve que esperar otro día para realizar la entrevista y después de ser notificado que no aplicaba a la visa, teniendo que tomar el camión de regreso a casa”, expone en su carta.

La explicación sobre el por qué no le dieron la visa fue porque “en primera, no lograron identificar la dirección de mi casa, esto debido a que vivo en una comunidad  indígena en la cual las calles no tienen nombres; la segunda: no tengo cuentas bancarias con mucho dinero que demuestren que tengo un estatus económico alto, lo cual en ese modelo de mundo, “el que no tiene dinero no vale”, y el tercero: soy un joven de una comunidad marginada, del cual mi región es considerada como un de los puntos donde más migrantes viajan a los Estados Unidos de manera ilegal (en donde muchos mueren en el intento). Incluso cuando fue la entrevista me preguntaron si hablaba dos lenguas. Con orgullo respondí que sí, que mi lengua materna es el tzeltal, descendiente de la lengua maya y la segunda el español”.

Mariano Gómez expone que el motivo de su carta es porque es un ejemplo de  “la realidad de miles de hermanos indígenas o no indígenas que pasan por lo mismo”.

“Es el reflejo de una sociedad con estereotipos en la cual ser parte de un pueblo indígena es considerado como alguien inferior, en la cual no tener una cuenta bancaria y grandes recursos económicos es el sinónimo de nada. El racismo es claramente visible, la sociedad clasificada por el color de piel, lengua, religión y estatus económico para definir un modelo de mundo. Más en estos tiempos que piensan dividirnos entre muros”.

Añade que gracias la herramienta del Internet a logrado exponer lo que siente, defender su territorio, comunicarse y relacionarse con el mundo exterior.

El joven tzeltal asegura que “fue ofendido y se sintió trastocado, pero platicando con amigos y la comunidad retomé la idea de escribir esta carta”, y ahora sólo desea participar para conocer y compartir la experiencia.

Por último pide en su carta que el dinero que iba a ser invertido para su traslado, estancia y comida sea donado para su  Colectivo Ik’ ta K’op del cual es miembro y el que utilizarían para  obtener un servidor apropiado para el Intrabach  porque actualmente trabajan en equipos ensamblados viejos.

“En realidad el logro que he tenido no es sólo mío sino de una gran familia de hermanos que hemos hecho, en las que involucra a nuestro colectivo, las comunidades que solicitan el servicio y a todas las organizaciones hermanas que han confiado y apoyado nuestra iniciativa”, culmina.

La comunidad indígena de Mariano ahora está conectada gracias a s¡u colectivo. Foto: Iktakop

 

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