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Una mujer aborda Uber en la CdMx, y el conductor desvía su camino y la acosa sexualmente (VIDEO)

11/10/2017 - 5:53 pm

“¿Qué tenemos que hacer? ¿Otra niña muerta? Yo me subo, se suben mis hermanas, mi mamá, mis amigas. No más Uber hasta que no tomen cartas en el asunto”, dijo la denunciante.

Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo).- Una mujer utilizó las redes sociales para denunciar que un chófer de Uber la acosó sexualmente en la Ciudad de México.

“Hago esta denuncia porque no tengo respuesta de Uber. Hoy, a las seis de la tarde, tomé un coche en Reforma para dirigirme a mi casa y cuando me doy cuenta estoy en una ruta diferente”, aseguró la víctima.

Después de percatarse del cambio de camino, la mujer cuestionó al conductor, quien supuestamente se volteó y la tocó sin autorización.

“En ese momento yo reacciono, trato de bajarme del coche, empiezo a gritar, llaman a una patrulla y lo detienen”, narró.

Antes de subir el video, la usuaria de redes sociales se comunicó con Uber y preguntó sobre las medidas que se tomarían, sin embargo, no obtuvo una respuesta concreta.

“¿Qué tenemos que hacer? ¿Otra niña muerta? ¿Gente violada? Yo me subo, se suben mis hermanas, mi mamá, mis amigas. No más Uber hasta que no tomen cartas en el asunto”, señaló.

En septiembre, una usuaria de Facebook denunció a otro conductor de Uber que dio una botella de agua adulterada a una de sus amigas.

El caso de Mara Castilla, estudiante de Puebla secuestrada, violada y asesinada por Ricardo Alexis “N”, un conductor de Cabify, motivó a Infante a contar el “raro” encuentro que tuvo su conocida.

La usuaria tuvo que ir, por cuestiones laborales, al Parque Bicentenario, en la Ciudad de México. Ahí se reunió con su equipo y con la afectada, Renata.

“¡Güey! ¿Qué pedo con lo lejos de este lugar? (sic)”, dijo Renata a la denunciante al arribar al sitio. Sus palabras causaron eco en Infante, pues no hay una gran distancia entre el punto en que Renata abordó su Uber y el sitio del encuentro.

“¡Qué raro! Mi Uber me llevó por la Chamapa Lechería, lo cual es una pendejada porque no traía TAG. De hecho me la pasé peleando con él, justo por la ruta… se la pasaba viendo Waze y Google Maps”, narró Renata a la joven, y sacó una botella de agua que le ofreció el sujeto.

Al analizar el olor y sabor del líquido, Infante y otro hombre -identificado como Luis- notaron que algo no estaba bien, sabía a alcohol.

“A los pocos minutos de eso, Luis y yo empezamos a experimentar los efectos del agua adulterada: dolores de cabeza, de estómago, escalofríos, entorpecimiento, sensación de poco control en las extremidades, mareo ligero, trabajo para calcular nuestras propias dimensiones, mucha sed (la astringencia nos secó la boca) y por supuesto malestar general. Sólo fueron unas gotas”, aseguró la usuaria de Facebook.

De acuerdo al reporte, Uber nunca respondió a la denuncia y el agua fue llevada a un lugar para determinar qué era exactamente.

“Basta con la impunidad, basta de vivir en la paranoia de Uber, Cabify, taxi o transporte público, porque todo es potencialmente mortal para nosotras”, aseveró la usuaria de Facebook y se mostró harta de la inseguridad que golpea a México.

Antes, en julio, una usuaria más del servicio Uber denunció que un chófer que la trasladó en la Ciudad de México, veía fotografías pornográficas en su celular mientras conducía.

En una publicación en Facebook, la joven detalló que tomó su viaje a las 21:00 horas para llegar a su casa. El conductor, identificado como José Manuel, llegó en un Renault Scala obscuro.

La usuaria dijo que al inicio el conductor le hizo las preguntas acostumbradas por Uber (“¿Están bien los vidrios así? ¿Quieres alguna estación de radio en especial?”), aunque con voz extraña. “Luego venía cantando […] Poco después el chofer empezó a mensajear mientras manejaba”.

Aunque le pidió al conductor que dejara de usar su teléfono celular, él lo tomaba siempre que recibía mensajes.

La joven iba a realizar el segundo reclamo, esta vez lista para grabarlo, cuando se dio cuenta que el chófer estaba viendo pornografía en el celular.

“Ni siquiera lo ocultaba. Tenía el celular frente a el a la altura del hombro la pantalla viendo totalmente hacia mí mientras veía pornografía y por momentos volteaba a verme. Todo esto con la pantalla con la máxima iluminación (sic).

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