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Francisco Ortiz Pinchetti

11/11/2016 - 12:05 am

Un respiro para el Peje

El Peje debe estar convencido de que esas encuestas que le son adversas muy probablemente están cuchareadas.

el Peje debe estar convencido de que esas encuestas que le son adversas muy probablemente están cuchareadas. Foto: Sitio Oficial AMLO
el Peje debe estar convencido de que esas encuestas que le son adversas muy probablemente están cuchareadas. Foto: Sitio Oficial AMLO

Parece obvio. Y lo es: la victoria del tan temido Donald Trump en la contienda presidencial estadunidense viene a dar alivio a Andrés Manuel López Obrador en su agobio por los resultados de diversas encuestas en las que la panista Margarita Zavala Gómez del Campo aparece claramente arriba de él en las preferencias electorales para 2018.

En el más reciente sondeo, realizado por Buendía & Laredo/El Universal y publicado el pasado lunes 7, la esposa del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa aparece por primera vez fuera de la gama del empate técnico, con una ventaja de cinco puntos sobre el tabasqueño, ella con un 30 por ciento de las preferencias y él con el 25 por ciento. Y algo más contundente: en un ejercicio “cara a cara” entre ambos, solos, la panista gana con el 53 por ciento de la intención del voto al dueño y presidente de Morena, que alcanza sólo el 37 por ciento. Y el valor mayor de esta encuesta, que abarcó mil 500 entrevistas en vivienda, es que ratifica las tendencias de ejercicios anteriores.

Curiosamente, aun antes de oficializarse el triunfo del magnate Trump –aunque ya era inminente–, Andrés Manuel se apresuró a subir un video a su cuenta de Twitter en el que llamó a los mexicanos a “tener calma y serenidad”. Dijo que “no hay motivo de alarma” y acusó a la mafia del poder de cometer un gran error al inmiscuirse en el proceso estadunidense y tomar partido por el republicano. En realidad, AMLO sabe por supuesto que un triunfo de Hillary Clinton en Estados Unidos habría catapultado a Margarita de manera prácticamente irremediable en la carrera por la Presidencia de México. O sea, como se dice, fingió demencia.

Y es que la victoria de la esposa del ex Presidente Bill Clinton habría sido obviamente un empujón de género para la acreditada aspirante mexicana, no sólo por su mutua condición de mujer, sino sobre todo por las múltiples coincidencias entre las biografías de una y otra. Hillary, que de hecho ganó en el voto popular, estuvo a punto de convertirse en la primera presidenta en la historia de su país, lo que habría sido un modelo más que favorable para las posibilidades de Margarita de ser la primera mujer en alcanzar la titularidad del Poder Ejecutivo federal en México. No ocurrió, para fortuna y sosiego de muchos, entre ellos nuestro amigo de la palomita.

Dos hechos sí debieran preocupar especialmente al aguerrido Peje ante su tercer intento por alcanzar la primera magistratura de este país. Una es el dato extraordinario de que su inesperada rival se sitúe como líder de las preferencias electorales sin haber emprendido todavía ninguna campaña proselitista como precandidata ni disponer de las decenas de spots que el político de Macuspana tiene y usa diariamente para su exclusiva promoción personal.

La otra es el nivel de conocimiento que ambos tienen entre el electorado encuestado. Mientras él llega a un nivel casi máximo del 97 por ciento (lo que indica que sólo un tres por ciento no lo conoce ni ha oído hablar de él), ella alcanza apenas un 67 por ciento en este renglón (lo que indica que hay aún un 33 por ciento de electores potenciales que no le conocen). Es decir, mientras el Peje prácticamente está al tope y no puede crecer más, Margarita tiene a una tercera parte del electorado por conquistar.

Otros datos de la encuesta completan el cuadro. En el caso de AMLO, un 38 por ciento de quienes le conocen dicen tener una buena opinión de él, mientras un 32 por ciento opina de manera negativa sobre este personaje. Es decir, tiene un índice favorable de +6 puntos. Margarita a su vez obtiene un 25 por ciento de opiniones buenas contra un 14 por ciento de apreciaciones malas, lo que le da un índice positivo de +11.

Por otra parte, la prominencia de la ex Primera Dama en la lucha interna por la candidatura del PAN se afianza cada vez más. Según la encuesta a la cual nos hemos referido aquí, ella mantiene el liderazgo con un 42 por ciento de los panistas, nueve puntos más que el anterior sondeo de esa empresa, justo el doble de los apoyos que obtiene el dirigente nacional Ricardo Anaya Cortes, que aparece con 21 por ciento de las preferencias (antes de su hecatombe mediática de esta semana) y muy por arriba del ex priista gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, que se queda atrás con el 14 por ciento.

Hay quienes piensan, con cierta razón, que es demasiado pronto para hacer conjeturas serias sobre el posible desenlace de la carrera presidencial mexicana. Es cierto que, salvo en el caso de Andrés Manuel, auto postulado desde hace rato, ni siquiera se conoce el nombre de los candidatos que finalmente postulará cada partido o coalición, incluido naturalmente el Partido Acción Nacional, cuyo proceso interno formal ni siquiera ha comenzado.

La verdad, sin embargo, es que no estamos tan lejos de la próxima contienda presidencial. Justo dentro de un año, en noviembre de 2017, se deberán iniciar los procesos internos en cada partido político para la selección de su respectivo candidato presidencial. Los escogidos deberán registrarse ante el INE a mediados de febrero de 2018 –dentro de apenas 15 meses– para que a principios de marzo den inicio las campañas proselitistas de 90 días, que culminarán con la lección del domingo 3 de junio de ese año.

Con todo, sería absurdo precipitarse a un diagnóstico precoz del que nadie ahora puede estar seguro. Se ha dicho que una encuesta es una fotografía del momento. Nada más. Indicios, tendencias si se quiere. Falta demasiado para poder tener certeza. Y no sólo tiempo. Hay cosas que pasan y que pueden cambiar radicalmente un panorama electoral tan complicado como el nuestro. Realmente no debería Andrés Manuel estar tan preocupado. La Clinton estaba arriba en las encuestas. Poquito, pero arriba. Y vean lo que pasó. Por lo pronto ya se fue el fantasma de Hillary. Se esfumó. Viene ahora un respiro. Por lo demás, el Peje debe estar convencido de que esas encuestas que le son adversas muy probablemente están cuchareadas. Válgame.

 

Twitter: @fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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