ENTREVISTA | El rock es responsabilidad y sacrificio: Andrés Calamaro

11/12/2014 - 12:00 am
Andrés Calamaro, guitarras puras, poesía popular. Foto: Especial
Andrés Calamaro, guitarras puras, poesía popular. Foto: Especial

Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).- Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) es uno de los artistas más relevantes del rock en español. Acaso el último eslabón de una larga cadena de artistas geniales que dieron sustancia a un corpus musical que hoy puede ser considerado un signo de identidad nacional en Argentina.

A tal punto es así que recientemente se generó una polémica en dicho país sudamericano alrededor de la posible constitución del día del músico argentino en la fecha de nacimiento del fallecido Luis Alberto Spinetta (1950-2012), el 23 de enero.

Un famoso folclorista se quejó amargamente porque la distinción sólo hacía referencia a los últimos 40 años de música y dejaba afuera la larga tradición del tango y el folclore, los géneros considerados autóctonos, nacionales.

Lo cierto es que en los últimos 40 años, tal como supo decir el rockero Miguel Cantilo, “si no fuera por la música no nos salva ni Tarzán”, dicho esto por la música de rock, claro está, que sirvió de consuelo y alimento vital a más de una generación durante los oscuros y terroríficos días de la cruenta dictadura militar (1976-1983), con la absurda Guerra de Malvinas incluida.

Andrés Calamaro es parte activa de esa historia, una circunstancia que dejó sellada en varias canciones, por caso aquella en la que dice ser “de la quinta que vio el Mundial 78, me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y soledad” (“Crímenes perfectos”).

O la impresionante “El palacio de las flores”, testimonio de una adolescencia en un campo de guerra, donde hasta los dinosaurios y los padres de los compañeritos de colegio desaparecían como por arte de sangre y muerte: “Mucho Matute de gorra en la calle. Mucho no señor, sí señor”.

Y siendo parte de esa memoria colectiva, es también líder en un modo rebelde, provocador, a contracorriente de ver y vivir las cosas del mundo, un estilo que no ha abandonado en su cincuentena.

Por el contrario, Andrés es mucho Andrés para sí mismo y lleva a su personaje a los tumbos, de España a Argentina, de Argentina a México, siempre dando de sí lo mejor a puro guitarrazo (Ay, Calamaro y las guitarras, él, con ese pasado y presente de eximio tecladista) y a fuerza de canciones que calan hondo en la audiencia, aunque él las considere imperfectas.

Entre los cultores del rock en español, suele decirse que hay una canción de “El Salmón” para cada momento de la vida y que para la experiencia amorosa, sobre todo la del sacrosanto varón latinoamericano (dicho esto con sorna, sí, pero tierna), nunca falta un tema del artista sudamericano para poder llorar a rienda suelta, sin perder por ello la condición masculina.

EL PURA SANGRE CALAMARO

Mostrarse en carne viva es el sino de su arte y a él se entrega con pasión militante, como lo demuestran sus recientes discos Jamón del medio y Pura sangre, sendos trabajos que muestran el poderío de sus actuaciones en vivo, tras un año del Bohemio Tour.

Se trata de dos lanzamientos simultáneos que vieron la luz la semana pasada en todo el continente y en España.

Pura Sangre es un DVD con 27 temas grabado principalmente en su gran concierto en el Hipódromo de Buenos Aires, pero también incluye temas registrados en La Pampa, Córdoba, Mendoza, Santiago de Chile, Bogotá, Lima, Ecuador, Paraguay, Bolivia y México DF.

Como disco principal, Jamón del medio es su primer álbum en directo desde El regreso, en 2005 y contiene los conciertos de Madrid, Barcelona, Santander y Fuengirola, a través de 15 temas donde no faltan “Flaca”, “Paloma”, “Estadio Azteca” junto a nuevos clásicos como “Cuando no estás” o “Rehenes”, más la jam session “Jamón del medio”.

Aparte del formato CD y digital, también se editará próximamente una edición en doble vinilo de 180 gr. Los diseños de ambos lanzamientos han sido diseñadas por el Doctor Alderete, famoso artista argentino residente en México y quien tuviera a su cargo el arte de Bohemio.

ENTREVISTA EXCLUSIVA PARA SINEMBARGO.MX

Entrevistar a Andrés Calamaro constituye siempre un desafío emocionante. Y hay dos maneras de hacerlo: una es en las conferencias de prensa o en esas entrevistas de rigor, de promoción, donde a menudo el músico se muestra nervioso, impaciente.

La otra es hacerlo por correo electrónico, donde suele tomarse el tiempo necesario para dar respuestas profundas que luego son citadas en muchos medios y replicadas en las redes sociales por sus miles de fans.

Lo mejor de sus shows del 2014, en dos nuevos trabajos discográficos. Foto: Especial
Lo mejor de sus shows del 2014, en dos nuevos trabajos discográficos. Foto: Especial

En la televisión las cosas son distintas. Hace poco otorgó una más que olvidable entrevista a la mañana temprano en el noticiero de Carlos Loret de Mola. Fue un encuentro de marcianos provenientes de galaxias diferentes donde el que se llevó la peor parte fue el errático e impreciso Andrés.

Frente a entrevistadores formidables como el catalán Andreu Buenafuente, en cambio, Calamaro deja huellas profundas y divertidas.

También ha dado buenas piezas para el escritor peruano Jaime Baily o el gran Jesús Quinteros en programas donde siempre se ha mostrado modesto y caballeroso.

Andrés, que acaba de ganar un Grammy Latino en la categoría de “Mejor canción de rock” por el tema dedicado a su novia, la hermosa modelo Camila Breque, “Cuando no estás”, tuvo su primera portada en México en la ya desaparecida revista DÍA SIETE. Fue una tapa antológica donde se lo mostraba al revés, en correspondencia con ese sentimiento tan suyo de estar siempre dado vuelta y de nadar contracorriente.

Luego, ha dado varias entrevistas para SinEmbargo y, en este final del año, hemos tenido el privilegio de ser el primer medio elegido por el músico para hablar del 2014, de su obra, la de sus colegas, de la fama y de la vida saludable que lleva en estos días, con la canela en rama entre sus nuevas aficiones favoritas.

Jamón del medio inicia con un tema paradigmático de su clásico y venerado disco El Salmón: “Output Input” ¿Cómo ha sido el reencuentro?

–Entiendo que para reencontrarse hay que desencontrarse primero; el único desencuentro que registro en los últimos tiempos fue conmigo mismo y ya conseguí resolverlo hace un año y medio cuando celebramos el exorcismo musical con Bohemio y ensayando para esta gira que ahora ofrecemos en forma de Jamón del Medio; álbum que arranca con “Output Input”, que también fue un emblema del inabarcable disco El Salmón. Muy buen reencuentro con los escenarios después de un imperdonable año de paréntesis. Impreso en el disco Jamón del Medio, que incluye una improvisación en clave de jazz eléctrico, canciones bohemias, rock y canciones buenas.

–Como cuando le dijeron a Garrick que él era la receta para su tristeza, ¿coverear a Calamaro ha sido un modo de volver a hacer suyas canciones de las que otros se apropiaron a gusto? (perdone por la palabra coverear, sé que es horrible)

–No sé si entiendo la pregunta, pero voy a contestarla con mis mejores intenciones. Me considero intérprete de mis canciones, pero un músico tiene que ser apto para interpretar la obra de los otros; repertorio popular o guitarras de rock… Me parece formidable si otros intérpretes graban versiones regionales o contemporáneas de mis canciones, es un honor para cualquier autor que alguien más encuentre interesante tu canción para grabar. Se que “Mil Horas” es más popular que yo. Que se baila en casamientos y cumpleaños. Y me siento muy honrado.

Portada de Jamón del medio. Foto: Especial
Portada de Jamón del medio. Foto: Especial

–¿Qué cosas de su vida son jamón del medio, Andrés?

–Vivir con dignidad, coherencia y calidad. Jamón del Medio es LA NETA. En este momento mi “jamón del medio” es un bienestar regado por saludables días, viajar cantando, bendito en el amor y en la buena salud, comprar discos y a veces también escucharlos, transitar buenos restaurantes, comprar sombreros y botas en Monterrey… No son los vicios más caros del mundo.  Leer un libro, ver una película, celebrar una intimidad completa y satisfactoria los siete días de la semana. ¡Canela en rama!

–Es un buen año si lo terminamos con un nuevo disco de Calamaro… ¿lo siente así, siente que es un regalo que le hace a los fans?

–Casi sin quererlo, el 14 fue un año interesante y viajero; viajamos para cantar y para vivir; para ver toros fui a Manizales y La México y volví a cantar con los Tigres del Norte en el Vive Latino. Grabamos con un pie en California la música litoraleña del gran Ramón Ayala; crucé el Río de la Plata para cantar con Hugo Fattoruso y Fernando Cabrera, estoy en Playing For Change cantando con Los Lobos y artistas del mundo; fuimos a España, ofrecimos dos meses de conciertos españoles; publicamos reediciones de “Sin Documentos” y “El Cantante” y un EP de cuatro canciones en vivo para el Record Store Day. El gremio musical argentino me premió con un Gardel y la Academia latina con un Grammy; con Enrique Bunbury giramos en México de punta a punta; encontré a Elvis en Las Vegas y -para terminar- ofrecemos estos dos artefactos con música en directo, Jamón del Medio (disco en vivo) y Pura Sangre (DVD en directo). Es posible que nuestro público esté celebrando estas entregas y deseo que así sea…Es para ellos y para nadie más.

–Siempre estuvo en discusión con el concepto de artista latino que se acuña en Miami (su canción “Enola gay” es parte de ese pensamiento) ¿Cambió su manera de pensar ahora que ganó un Grammy Latino?

–El concepto estadounidense de artista latino encarna en el sonido y la estética regional norteña y con un híbrido de “pop latino” con sonidos cercanos al R&B, digamos que se balancea entre el “crossover” y lo folklórico. Yo no lo discuto aunque preferiría que se acepte que los latinos podemos tocar rock y que vale la pena considerarnos para la conquista hispana de los Estados Unidos. Ciertamente, esta imagen de “lo latino” que tienen en Estados Unidos es distinta a la realidad en América Latina, donde el rock es mucho más importante y además existe. En Vegas éramos unos pocos artistas de rock en ese curioso enjambre con estética de telenovela. Entonces nos juntamos, fuimos a dos fiestones y pasamos una noche formidable de aquellas que “quedan en Las Vegas”.

–Cada vez se escucha más en Argentina la palabra genio unida a su figura, ¿se siente el último eslabón de una cadena de genios rockeros irrepetible, única, extraordinaria, en dicho país sudamericano?

–Me tratan como a una leyenda en la calle y en Internet descargan su ira célibe criticándome según el principal mandamiento de la vida virtual. El respetable público sigue encontrando y eligiendo a sus héroes, aunque no siempre sean aceptados por el sector crítico, ni leamos sus nombres impresos en las páginas de la historia no escrita.  Parece complicado prometer talentos a la par de Spinetta, Charly, Pappo, Moris, Miguel Abuelo o Litto Nebbia… Sin embargo, hay artistas que se hicieron un lugar histórico, alguna vez reservado para uso exclusivo de la “primera generación”.  Dieron forma a un rock refundado en los ’80: Los Redonditos, Indio Solari, Ricardo Iorio, Soda Stereo, Cerati, Virus, Federico Moura, Daniel Melingo, Páez, Daniel Melero y otros más con quienes compartimos aquel modernista y colorido Buenos Aires. Para encontrar dimensión histórica a estas cosas es necesario el concurso del tiempo; solo el tiempo (o la tragedia) será la llave para formar parte de una élite privilegiada de héroes del rock… Es inevitable suponer que la música va a encontrar a sus conductores; debe estar sucediendo ahora mismo mientras nosotros conversamos.

Portada de Pura sangre. Foto: Especial
Portada de Pura sangre. Foto: Especial

–El otro día alguien comentaba que sus largas estadas en Madrid se deben a que en Buenos Aires no puede salir ni a la esquina debido a su fama. ¿Qué es eso para usted, la fama, ser tan conocido, ser tan atendido, pretendido? ¿Lo vive mal?

–Por motivos que escapan a la razón, me convertí en objetivo (tampoco permanente) de lo peor de los medios de comunicación… Las críticas de discos fueron expulsadas de los periódicos, los críticos se entretienen rumiando en las redes sociales, no hay rock en la televisión y sobran contenidos aberrantes… La popularidad no me molesta, debería estar agradecido porque el público nos recibe como a hermanos y nos despide como a héroes; saludar a gente en la calle o sacarme una foto familiar en un restaurante no me molesta en lo más mínimo; por el contrario, me agrada estar cerca de mi pueblo, de los trabajadores, de los rufianes y de los más jóvenes … La gente se va contenta con una foto en su teléfono, es el autógrafo de estos tiempos; jamás me negaría a eso y siempre tengo una sonrisa para las persona, pero no para los mercenarios de un escenario triste para la cultura y la dignidad. En Madrid tengo mi casa del barrio La Latina, soy madrileño postizo, echo de menos pasar mas tiempo allá.

–¿Sigue pensando que el Indio Solari es el jefe de los letristas rockeros en la Argentina?

–Sí. Es imposible discutir la calidad en los textos –y las grabaciones– de Carlos “Indio” Solari, como es imposible resistirse al fenómeno social y roquero que desata cuando convoca sus multitudinarias “misas”; no sé si exista otro artista de rock independiente (y poético) convocando a más de cien mil personas sin publicidad ni televisión. Otro gran hombre del rock argentino –con un corazón de león– es Ricardo Iorio: el heavy que canta tangos y milongas, un letrista ético de profunda conciencia argentina… Son dos consagrados, dos líderes. Sin duda vale mucho la pena descubrirlos y quererlos.

–Hace unos días dieron una conferencia de prensa los IKV. Hablaron de lo importante que fue para ellos haber crecido con Gustavo, con usted, por supuesto, con Luis Alberto Spinetta… ¿el rock argentino tendrá buena vida en las nuevas generaciones?

–Caray, sin dudas. En Argentina hay muy buena música regionalista, popular, pero el rock esta en la psiquis y el espíritu de este pueblo; siempre habrá nuevos grupos y artistas buenos, especialmente aquellos que se permitan existir y hacer música sin pensar demasiado en el éxito radiofónico; porque el rock tiene dos destinos posibles: abrirse y descubrirse conquistando mundos o cerrarse en un lenguaje propio e independiente y ambas conciencias  podrían resultar en un fluido de energía que es lo que el rock es. Tiene que ser ambicioso, buscar ser igual o ser diferente, da lo mismo mientras lo hagas bien y le entregues tu alma a cambio de “ya veremos qué”…

Con toda la fuerza y la fe en las nuevas generaciones. Foto: Especial
Con toda la fuerza y la fe en las nuevas generaciones. Foto: Especial

–Imposible no cantar “Los chicos” y no pensar en la reciente partida de Cerati. ¿Pensó mucho antes de meter “Música ligera” al final del tema en Pura sangre o fue un acto espontáneo?

–Fue espontáneo, no pensamos nada. “Los chicos” es una canción que involucra la memoria de aquellos que ya no están entre nosotros; cuando la cantamos, Gustavo aún dormía y cantarle encendía el fuego de la emoción, la esperanza y también la alegría.

–¿Qué clase de artista fue Gustavo Cerati para usted?

–Uno muy bueno. Conquistador con Soda Stereo, contemporáneo como artista solitario. Muy buen músico y cantante, interesante como arquitecto de discos y canciones; un auténtico príncipe. Un artista de gran clase.

–¿Y el Flaco Spinetta?

–Spinetta dejó un legado extraordinario. Desde finales de los ‘60 que graba y compone un repertorio inaudito de sensibilidad e interés armónico, de lírica y encanto. Todo lo que hizo en la década siguiente fue memorable; Pescado Rabioso e Invisible fueron dos extraordinarios grupos que Luis formó después de Almendra, unos “Beatles” argentinos casi adolescentes … Toda su historia musical es ejemplo, nunca claudicó en su formidable ética artística..

–¿Hay un momento en que se sabe cuando una canción es perfecta?

–Eso quizás lo saben aquellos capaces de hacer canciones perfectas.

–Ahora comienza la promoción en México respondiendo, por ejemplo, entrevistas como estas. ¿El rock es también un trabajo?

–Una vez que aceptamos ciertos compromisos, el rock es una responsabilidad y puede llegar a ser un sacrificio, pero, caray .. también nos divertimos …  Disfrutamos de los ensayos y las pruebas de sonido, nos alegramos de vernos y cuando este “trabajo” termina, nos aplauden.  Si le llamamos trabajo es porque resulta posible con él alimentar a nuestras familias y darles una vida digna, ni más ni menos. Además se trabaja en  serio, algunos –de nosotros– llegan la noche anterior para armar el escenario y se quedan desarmando cuando terminamos de cantar.

–¿Habrá disco nuevo para 2015?

Jamón del Medio y Pura Sangre son “discos” para el 2015 … Este año se termina, algunos sobrevivimos al catorce… Fue un año de lucha, de injusticia y de hambre, como todos los años; pero también fue un año de música, de alegrías y secretos. Soy realista, espero que mis discos lleguen intactos a todos los rincones de América, los discos también necesitan suerte. Para el año próximo voy a inventarme algo y seguiré celebrando la presencia del jamón.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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