Economía

El colmo de la dependencia a EU es que México, país petrolero, le compre gasolina, dicen analistas

12/01/2017 - 12:05 am

Actualmente, México está ubicado dentro de los 10 productores de petróleo más importantes del mundo y es el tercero más grande del continente americano. Pero, contrario a la dirección del viento, este país petrolero está próximo a iniciar un nuevo negocio ­–uno más– con quien hoy le cierra las puertas: Estados Unidos. A nueve días de ser el nuevo Presidente de aquel país, Donald Trump no ha modificado sus objetivos que van en contra de México. Y aquí, a pesar de los marcados niveles de pobreza, el Gobierno decidió adelantar un año la liberalización del mercado de las gasolinas, lo que generó un descontento generalizado por tratarse de un golpe certero a la economía de las familias mexicanas.

El escenario está puesto. Pemex está disminuido y su recuperación está en manos de la iniciativa privada. Para aminorar el impacto del gasolinazo, dos estados ya analizan la posibilidad de importar gasolinas estadounidenses porque son más baratas, pero esa es una historia que en el modelo económico mexicano reciente, no es nueva.

Ciudad de México, 12 de enero (SinEmbargo).- Fueron muchas las cosas que México dejó de hacer o que su modelo económico no contempló durante décadas. A pesar de múltiples tratados y reformas, no hay un sector productivo nacional que responda de manera inmediata a las necesidades que traerá el nuevo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

México apostó por una política comercial y descuidó su planta interna. Hasta el petróleo, que en 1938 fue expropiado al ser considerado un bien estratégico para el desarrollo de la nación. Pero frente a lo que se viene, México no podrá contar con su petróleo a pesar de estar dentro de los 10 productores más importantes del mundo y ser el tercero más grande a nivel continente, luego de Estados Unidos y Canadá.

A lo externo se suma ahora la crisis interna que desató el “mega gasolinazo”, anunciado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el pasado 28 de diciembre y que entró en vigor el 1 de enero. El aumento de 20 por ciento en el precio de las gasolinas dio a los miles de inconformes un cuestionamiento: ¿es una medida justa para un país petrolero?

Las manifestaciones en contra del "mega gasolinazo" se han replicado en casi todo el país durante 13 días. Foto: Cuartoscuro
Las manifestaciones en contra del “mega gasolinazo” se han replicado en casi todo el país durante 13 días. Foto: Cuartoscuro

La causa del enojo por el alza a los combustibles se debe al contraste con el salario y los niveles de pobreza. El precio de la gasolina tiene un efecto multiplicador, que al incrementar, desata una cadena de aumentos que para la población no pasó desapercibido.

El pasado martes, los gobernadores de Chihuahua y Nuevo León, Javier Corral Jurado y Jaime Rodríguez Calderón, anunciaron que analizan la posibilidad de comenzar a importar gasolinas de Estados Unidos para “ablandar el golpazo” que traería el aumento del precio de gasolina a las entidades.

Esa decisión se enmarca justo en el momento en que México debe dejar de depender de Estados Unidos, ya que la dependencia de alimentos y de sus plantas maquiladoras, por ejemplo, están en duda de acuerdo con los planes de Trump de acabar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de cobrar impuestos más altos a las empresas estadounidenses que tengan plantas aquí.

La decisión de los gobernadores, de acuerdo con especialistas consultados por SinEmbargo, es factible e incluso acertada, y abre también oportunidades para Pemex que debe tomar desde ya para poder gozar de los beneficios a largo plazo.

Pero coincidieron en que el hecho de que el país petrolero compre gasolinas a un país que le compra grandes cantidades de barriles, es la consecuencia de muchas decisiones certeras que no se tomaron en su momento.

Sobre si es el mejor momento para que México sume otra dependencia en Estados Unidos, Adrián Duhalt Gómez, profesor de la Universidad de las Américas Puebla e Investigador asociado al Centro México de la Universidad de Rice, considera que el contexto económico provoca que no lo sea, pero la decisión es el resultado de una combinación de factores, “entre los que están la insuficiente inversión en refinación, políticas publicas inadecuadas que poco hicieron por mejorar la calidad del transporte público en el país, y el no haber reformado el sector energético a tiempo.

“Estamos enfrentando las consecuencias de no haber tomado las decisiones necesarias cuando debimos”, agregó el académico.

LA SALVACIÓN ES LA IP

Para la doctora Miriam Grunstein, académica de la Rice University de Houston, los gobernadores Corral y Rodríguez Calderón, tomaron una decisión conveniente, ya que al ser estados fronterizos, los costos económicos y logísticos pueden ser muy bajos, aunque genera otras problemáticas.

“Si ellos hacen lo posible por usar la infraestructura de Pemex y pueden construir sus terminales de almacenamiento y distribución, está bien. Pero el problema es doble, es la delincuencia organizada y que los gobernadores sean los que tomen la decisión de importar, por la urgencia de la situación. Están tomando un papel que de acuerdo con la Reforma Energética ya le correspondía a la iniciativa privada”, comentó en entrevista con SinEmbargo.

Arturo Carranza, especialista de energía del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), coincidió en que la decisión es acertada, “oportuna y legalmente factible”, ya que en la medida de que el nuevo mercado de los combustibles permita, en términos legales, cualquier acción para bajar los precios de las gasolinas resulta oportuna para la sociedad, porque justo es eso lo que busca el nuevo mercado, que a partir de las nuevas condiciones, se puedan ofrecer precios competitivos.

Es decir, los particulares tendrán que completar a un Pemex disminuido. La producción de las refinerías hace justamente un año, era de 1 millón 078 mil 601 barriles diarios y en noviembre, la última cifra de la que tiene registro Pemex, ésta se ubica en 779 mil 863 barriles diarios. Esto es una disminución de 297 mil 738 barriles.

México exportó de EU, en 2015, más de 200 millones de barriles por año en productos refinados. El 47% del consumo nacional de gasolina. Foto: Cuartoscuro
México exportó de EU, en 2015, más de 200 millones de barriles por año en productos refinados. El 47% del consumo nacional de gasolina. Foto: Cuartoscuro

La liberalización de precios está orientada a que la participación de privados disminuya los costos de los combustibles.

Pero, agregó Carranza, México tiene que hacer un esfuerzo particular para poder garantizar su seguridad energética. Para ello, señaló, debe fomentar el desarrollo de nueva infraestructura, de refinerías sobre todo.

“Si se establecen las condiciones para que aquí en México se invierta en plantas de refinación se dejará de depender de las gasolinas importadas. Por el momento no hay otra solución más que depender de gasolinas extranjeras”, aseguró.

Explicó que la importación se da en un periodo complejo el que hay un aumento de los precios de las gasolinas en los mercados internacionales y con un tipo de cambio volátil y al alza, lo que no genera las mejores condiciones.

El especialista del INAP dijo que sí es el momento de apostar a generar las condiciones para que aquí se construyan plantas de refinación que permitan incrementar la producción de petrolíferos de gasolina, con lo que se incrementaría la capacidad productiva y se abonaría a la seguridad energética. Por lo mientras, para abastecer el mercado interno de las gasolinas, las autoridades no tienen otra opción que recurrir a las importaciones de gasolinas.

“Se le debe apostar más a ese tema y generar más incentivos, porque tenemos precios de petróleo altos y el gobierno tiene que apostar al mercado interno, meterle a las refinerías, quizá acelerando la elaboración de reglamentos y normas o con acciones que generen el interés de los privados para que complementen la capacidad de producción de gasolinas aquí en México. Hay formas que tiene el gobierno para acelerar la producción de gasolinas aquí, para tener resultados a largo plazo, pero requiere iniciarse desde ya, es el momento oportuno para tomar decisiones en cuanto a la capacidad de producción de gasolinas”, sostuvo.

Grunstein por su parte, puso como ejemplo el caso de Hidalgo, en el que la importación de gasolina no sería viable y por el contrario, esa entidad debería explotar la refinería de Tula. Sin embargo, no le ve sentido a forzar el sistema nacional de refinación cuando todo está tan endeble.

“Lo que importa es que llegue dinero para que el Estado pueda buscar socios que quieran entrar al negocio de la refinación en México y hacerlo viable. La decisión de Nuevo León y Chihuahua es una respuesta a la emergencia y el problema es cómo los gobernadores participarían como importadores de gasolina. Es una decisión inteligente si cuentan con la estructura logística para venderla, se verá entonces cuál será el precio de venta de la gasolina. Pemex dejó de ser opción”, comentó.

El académica Adrián Duhalt consideró que los gobernadores están diciendo lo que su población quiere oír.

“Al buscar importar directamente gasolina, deberán competir, y eso no solo implica obtener el permiso correspondiente de la Comisión Reguladora de Energía, también significa tomar en cuenta la logística de transporte –si tienen contemplado usar la infraestructura de Pemex– y que habrá en el mercado otros proveedores con probada capacidad de comercialización. Y dado que el objetivo es contrarrestar el alza de precios para beneficiar a la población, deberán ofrecer un precio más competitivo en relación a los demás jugadores, lo que se antoja deseable pero complicado”, detalló.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas