LOS GRANDES RESBALONES DE LAS ENCUESTADORAS

12/03/2012 - 12:00 am

Aunque es verdad que las fallas de las encuestadoras no sólo se presentan en México, sino incluso en países como Estados Unidos, donde tienen mucho más tiempo operando como termómetro de la intención de voto, en nuestro país sus resultados no han sido parejos.

Esto ha abonado a la desconfianza de los ciudadanos en la publicación de las mismas y, por ello, para el proceso electoral rumbo a la Presidencia de la República que se avecina en las próximas semanas se han prendido alertas incluso por parte de las autoridades electorales.

El consejero electoral Lorenzo Córdova recordó que en 2006 hubo elementos que complicaron la calificación de la elección presidencial, y que esto fue dicho por el propio Tribunal Electoral federal, el cual se encargó de esa tarea.

En el marco del Laboratorio Político 2012, organizado hace unas semanas por la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública (AMAI), pidió que todos los actores políticos y servidores públicos, empezando por el Presidente de la República, deben conducirse con responsabilidad durante los procesos electorales.

Un actor político que use una encuesta con datos que no sean ciertos o incluso se refiera a estos sondeos, independientemente de los resultados, incurre en una irresponsabilidad, pues sólo contamina y enrarece el ambiente político, insistió.

Ahí, el asunto se complica aún más pues no es un problema sólo de las encuestas, sino de quien recurre a ellas para hacer declaraciones públicas, como ya sucedió en las pasadas elecciones para el gobierno en Michoacán, donde los tres candidatos dijeron –con encuestas en mano– que habían ganado, lo que complicó todavía más ese proceso político que, por las acusaciones vertidas por todos, estuvo a punto de ser anulado.

Por el enorme interés que despierta este tema, SinEmbargo.mx presenta un balance de los resbalones más grandes que se han dado en las encuestas en los comicios presidenciales de 1988 a 2006, que es justo cuando estos ejercicios de medición de preferencias electorales comenzaron a practicarse en México.

 

ELECCIONES FEDERALES 1988

En México, las encuestas de opinión aparecen a partir de la elección de 1988, que es el año que también los politólogos marcan como el del inicio de la transición democrática en el país, por el alto nivel de competencia desarrollado en ese proceso electoral.

Por primera vez en la historia contemporánea del país, el PRI vio amenazado su dominio en las elecciones presidenciales, tanto así que aún no está claro si su representante en aquellos comicios, Carlos Salinas de Gortari, realmente superó al candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Esas elecciones federales para Presidente de la República, diputados y senadores, fueron las más concurridas y participativas, hasta ese momento, en la historia del país. Participaron cinco candidatos a la Presidencia, representando a las fuerzas políticas más importantes del momento: Cárdenas, como el candidato del FDN, integrado por la Corriente Democrática, el Partido Mexicano Socialista (PMS) –creado en 1987 al fusionarse el PSUM con el PMT–, el PPS, el PARM y el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN). Manuel J. Clouthier como candidato del PAN, Gumersindo Magaña del PDM, Rosario Ibarra de Piedra del PRT y Carlos Salinas de Gortari del PRI.

Sin embargo, en ese año aún no se tenían empresas u organismos con la suficiente fortaleza para arrojar datos claros.

La revista Este País impulsó el desarrollo de esos sondeos, apoyada por cursos pioneros que se dieron en el ITAM, de acuerdo con información de Miguel Basáñez y Enrique Alduncin publicada en ese mismo medio en abril de 2006.

Pero los resultados, que marcaron una disputa apretada entre el PRI y el FDN no fueron suficientes para dimensionar el avance en la intención del voto de Cuauhtémoc Cárdenas.

Las elecciones quedaron manchadas por los cuestionamientos a la legalidad y la legitimidad de todo el proceso. El más grave es la explicación de la “caída del sistema” de cómputo de los resultados electorales. Salinas y Cárdenas anunciaron cada uno su triunfo, mientras Clouthier pidió la anulación de las elecciones y Rosario Ibarra de Piedra reconoció el triunfo de Cárdenas.

Finalmente, con el voto en contra de toda la oposición en la Cámara de Diputados, que en ese momento era el órgano calificador de las elecciones presidenciales, Salinas obtuvo una apretada y cuestionada ventaja sobre Cárdenas.

 

ELECCIONES FEDERALES DE 1994

En la elección presidencial del 21 de agosto de 1994, el priísta Ernesto Zedillo Ponce de León se hizo con la victoria por delante de Diego Fernández de Cevallos, del Partido Acción Nacional, y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD.

Aunque el 50.2% de votos obtenido por Zedillo era el más bajo porcentaje registrado por un candidato priísta en los 65 años de vida del partido, los comicios registraron una participación también excepcional de 77.7%, casi 20 puntos más que en 1988.

Ahí, las cifras de las casas encuestadoras también mostraron irregularidades.

Hay que recordar que el candidato original del PRI era Luis Donaldo Colosio, quien fue asesinado el 23 de marzo de 1994 durante un mitin en Tijuana y seis días después, con el país conmocionado por el magnicidio, el PRI se decantó por Zedillo como nuevo candidato.

El asesinato de Colosio, de acuerdo con analistas políticos, fue un hecho que movió a los ciudadanos a ratificar su confianza en el PRI y en apostar por la continuidad.

En estas elecciones, por primera vez en la historia de México, los patrocinadores de las encuestas dejaron de ser instituciones de educación superior y participaron empresas como Gabinete de Estudios de Opinión (GEO), la cual encontraba asociada con el semanario Etcétera, dirigido por Raúl Trejo Delarbre; la empresa de Ana María Covarrubias, asociada con la revista Voz y Voto, dirigida por Jorge Alcocer, y las que realizó Miguel Basañez para la revista Este País.

De acuerdo con un estudio realizado por Murilo Kuschick, para la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, todas las encuestas tenían muestras mayores a mil entrevistados y la gran mayoría hizo uso de la entrevista domiciliaria, con excepción de las que hizo MORI para la revista Este País, lo que suscitó una gran discusión sobre la validez mercadológica de utilizar muestras callejeras.

Basáñez y Alduncín justificaron el método pero, al final, no dio resultado. Con excepción de mostrar la recuperación del PAN, después del primer debate televisado en México, sus números no salieron acordes con los resultados finales.

El PRI, que había comenzado con 49% de la intención de voto en enero de ese año, perdió 10 puntos porcentuales para situarse en 39% a finales del mes de mayo, y llegó a 42% días antes de la elección, de acuerdo con la encuesta de GEO, mientras que el PAN registró 24% de la intención del voto.

Esta encuesta, que admitió un error de hasta 3% respecto a la resultado que se anticipaba tendría la elección, fue la que más se aproximó al resultado final: el PRI obtuvo 50%, el PAN 26% y el PRD, 17%; aunque con diferencias, esta fue la primera encuesta que mostró a un ganador y se acercó al comportamiento que, al final, tuvieron los electores en las urnas.

 

ELECCIONES FEDERALES DE 2000

Un análisis realizado por Ulises Beltrán, denominado “El papel de la encuestas en las elecciones federales”, plantea que en el proceso electoral de 2000, cuando el PRI y su entonces candidato Francisco Labastida Ochoa, perdieron la hegemonía de la Presidencia de la República ante el panista Vicente Fox se realizaron decenas de encuestas. Todas ellas, particularmente las de 2000 –pues se realizaron ejercicios desde 1999– mostraban que la elección sería cerrada, pero aún así Labastida siempre fue adelante en las cifras, con excepción de una: la que realizó Alduncin para el diario El Universal, que pronosticaba la victoria de Fox.

En ese año aparecieron otras encuestas de empresas privadas realizadas para medios de comunicación, como Zogby-Reuters, Reforma, AcNielesen-Milenio, Mund-Dallas Morning News, y se destacaron también la de Alduncin-Democracy Watch, Demotecnia, Arcop e Investigaciones Sociales Aplicadas-GEA, que fueron las más citadas por los medios internacionales.

Los resultados finales fueron: 43.4% para Fox, 36.9% para Labastida, 17% para Cárdenas y 2.7% para representantes de otros partidos.

En este caso, Beltrán reconoce las fuentes de error en las encuestas:

-Error de muestreo: Se debe a que una muestra no es la población completa, sino una parte de la misma, o a que la muestra diseñada no “representa” adecuadamente a la población objetivo.

-Error no muestral: Introducido imperceptiblemente a la encuesta y, por tanto, más difícil de controlar.

Las fuentes principales de este tipo de error son:

1. La no respuesta: Debida al fracaso en localizar algunos individuos o su renuencia a contestar las preguntas.

2. Respuestas inexactas o errores de medición: Debido a imperfección de los instrumentos de medición (errores de definición en las preguntas del cuestionario, efectos de contexto o efectos por respuestas socialmente esperadas) o bien incapacidad del personal de campo.

3. Errores de codificación.

4. Sesgo de selección: Ocasionados por cambios arbitrarios en los elementos muestrales.

 

ELECCIONES DE 2006

El 9 de octubre de 2011, el presidente Felipe Calderón Hinojosa se refirió a las elecciones de 2006, obligado por la publicación de cables de Wikileaks donde el entonces embajador de Estados Unidos en México, Antonio Garza, expuso que se había reunido con las cuatro casas encuestadoras que participaron en esa elección.

Calderón dijo que su contrincante, el perredista Andrés Manuel López Obrador, nunca pudo acreditar la ventaja de 10 puntos que presumió a mediados de la campaña.

De acuerdo con una análisis de El Economista, las encuestas de hace seis años fallaron, porque no atinaron a establecer con claridad que el PAN terminaría venciendo al PRD.

“Primero, por WikiLeaks pero más recientemente, gracias a una serie de documentos desclasificados por la Secretaría de Estado de EU, es posible contrastar esos dichos con la veracidad de lo que el embajador Antonio Garza reportó, acerca de las previsiones sobre el resultado de la elección presidencial en México”, expuso el diario.

Son tres cables generados en 2006. El primero refiere una reunión de Garza con cuatro de los cuatro encuestadores. El documento –06MEXICO3035– omite sus identidades, pero en WikiLeaks queda constancia de que son Rafael Giménez Valdés, entonces director de ARCOP y actualmente [2011] coordinador de Opinión Pública en Los Pinos; Ana Cristina Covarrubias, entonces encuestadora de cabecera de López Obrador; Francisco Abundis, de Parametría, y Roy Campos, de Consulta Mitofsky.

El 1 de junio del 2006, los cuatro coinciden en que López Obrador y Calderón llegan “virtualmente empatados”. Giménez, quien formaba parte del cuarto de guerra panista, sostuvo que las campañas habían llegado a un “punto crítico”, pero fue el único en pronosticar que Calderón ganaría.

“Dos semanas después –en el cable 06MEXICO3325–, el embajador Garza informa de una reunión con María de las Heras, directora de Demotecnia y encuestadora del PRI, quien dijo que creía que López Obrador se impondría por un margen no mayor a tres puntos porcentuales y que si bien con los resultados de las encuestas era imposible pronosticar al ganador, la fortaleza del aparato de movilización electoral perredista podría hacer la diferencia”, expuso.

El 22 de junio, la Embajada de Estados Unidos en México generó una tercera nota diplomática para informar sobre un debate que sostuvieron los encuestadores en El Colegio de México. “Los cinco encuestadores más influyentes en México”, dice el cable 06MEXICO3468, “dan una ligera ventaja (de entre 2 y 4%) al perredista López Obrador”.

“La mayoría de los expertos coincidió en que la ventaja de AMLO sobre Calderón era demasiado estrecha como para permitir predecir el resultado (…) y que muchos factores pueden influir en el resultado”.

Esas fueron las elecciones más cerradas en la historia de México. AMLO no reconoció el triunfo de Calderón, por lo que no fue sino hasta el 5 de septiembre de 2006 que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) declaró a Felipe Calderón como presidente electo de México, más de dos meses después de los comicios generales del 2 de julio. Calderón venció por 233 mil 831 votos (0.6% de los sufragios) a Andrés Manuel López Obrador.

 

ELECCIONES INTERMEDIAS DE 2010

En un reflexión publicada por El Universal, en agosto de 2010, los encuestadores Jorge Buendía, Francisco Abundis, María de las Heras y Roy campos discutieron sus metodologías, los resultados del trabajo de sus empresas durante 2010 y expusieron errores y problemas que tuvieron para realizar los estudios en torno a diversos procesos electorales.

“Aceptaron errores de tipo técnico como cobertura y medición, pero además destacaron que se presentaron otros factores, como el hecho de que se sobrestimó a algunas fuerzas políticas y se subestimó a otras, intervinieron activamente los medios de comunicación, y hubo zonas en el país en las que no fue posible aplicar las encuestas ante la inseguridad.

“También concluyeron que deberán ser más cautos antes de decir quién es el ganador en una elección, y deberán entender mejor al electorado, porque está cambiando su forma de pensar”, destacó el diario.

Roy Campos, presidente de Consulta Mitofsky, dijo que a pesar de que la percepción entre la gente es que las encuestas fallaron, “ninguna de las encuestas de salida se equivocó de ganador”, aunque aceptó que “las distancias de triunfo que se preveían no se dieron”.

Francisco Abundis, director asociado de Parametría, hizo notar la creciente intervención de los medios de comunicación en el proceso electoral, ya que el mejor medio es el que da primero la nota y de esta manera “la noticia es el medio”.

Destacó la aparición de las denominadas “push polls”, que parecen encuestas pero son instrumentos para hacer propaganda, confunden al entrevistado y su intención es convencer al elector, a través de llamadas telefónicas o visitas casa por casa, de que vote por alguien.

María de las Heras, directora de Demotecnia, subrayó que los hechos de la semana previa a la elección fueron “cosas muy gordas”, citó los casos de los anuncios en cadena nacional que hizo el presidente Felipe Calderón, el asesinato del candidato priísta a Tamaulipas, Rodolfo Torre, además de la inseguridad y violencia extrema.

“Hubo zonas en donde no se podían hacer encuestas porque los encuestadores no querían entrar. La gente está asustada”, dijo.

Jorge Buendía, director de Buendía & Laredo, señaló que las encuestas preelectorales y de salida fueron “relativamente precisas” en 2009, pero no en 2010, debido a errores no muestrales como de respuesta, cobertura y medición, además de la presión que recibieron los encuestadores en casillas.

El presidente de la Fundación Colosio, Marco Antonio Bernal Gutiérrez, subrayó la necesidad de transparentar la participación de las encuestadoras en los procesos electorales, a fin de hacerla más clara frente a la sociedad.

“Así como en la política tiene que haber una alta dosis de transparencia, a las casas encuestadoras y sus relaciones tiene que llegarles el tiempo de la transparencia y de la crítica más abierta de la opinión pública”, dijo durante el Foro “¿Qué pasó con las encuestas? Análisis del Proceso Electoral 2010”.

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