Mundano

Los aeropuertos en México parecen la puerta hacia un país sin ley

12/08/2016 - 12:06 am

Un sándwich tostado de pechuga de pavo: 145 pesos en el Aeropuerto de Cancún; unos chicles: 50 pesos en el Aeropuerto de Monterrey; estacionarse de 7 a 24 horas: 288 pesos en el Aeropuerto de la Ciudad de México; viaje en taxi a la Zona 4: 450 pesos en el Aeropuerto de Acapulco… ¿El costo de la renta de los locales es suficiente justificación?, ¿Quién regula estos precios? La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) se encarga de investigar y sancionar prácticas monopólicas y determinar la existencia de barreras a la competencia que permiten estas tarifas exorbitantes. De hecho, en mayo halló elementos en el servicio de taxis con origen o destino del AICM. Pero para iniciar una averiguación, necesita una denuncia formal con pruebas.

Ciudad de México, 12 de agosto (SinEmbargo).– Alex Juárez necesitaba realizar una impresión para una carta poder. Pero ese sábado 28 de mayo estaba en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para abordar un vuelo a Mérida, Yucatán. Acudió al único café internet que ahí se ubica y, por solo usar una computadora durante cinco minutos e imprimir un documento en blanco y negro, le cobraron 50 pesos.

–¿No le pierden? –preguntó.

–Ese es el precio.

Lo pagó. No quería discutir y, además, ya había impreso la hoja y utilizado la máquina. No tenía otra opción cerca.

A Jorge Jiménez, por la impresión de una CURP en el Aeropuerto de Guadalajara le cobraron 50 pesos al igual que a Ilse Solís Nieto, estudiante de la Universidad Mexiquense.

Los casos de Alex, Jorge e Ilse no son los únicos. En los aeropuertos los precios de los productos y servicios, desde un chicle hasta el estacionamiento, son exorbitantes; mucho más altos que los que los negocios externos ofertan en promedio.

Infografía: SinEmbargo
Infografía: SinEmbargo

SinEmbargo pidió a sus lectores contar sus historias en las que consideraron haber sido víctimas de abuso al tener que pagar costosas cifras en los más de 50 aeropuertos del país. Los principales e internacionales son el de la Ciudad de México, el de Toluca, el de Guadalajara, el de Monterrey, el de Cancún y el de Tijuana.

Algunos comentaron que nadie obliga a los viajeros a consumir dentro del aeropuerto y, de ser necesario, pueden prevenirse y llevar una botella de agua; comer antes; anticipar el cambio de monedas; arribar o irse en metro en vez de solicitar un taxi que cobre más de 100 pesos…

Pero no es tan sencillo.

En las salas de espera (a veces larga, larga espera) se retiran las botellas o la comida “por seguridad”; no en todas las ciudades hay metro –si es que se tiene el valor de cargar las maletas entre escaleras y vagones saturados– o el transporte público no llega cerca del aeropuerto.

O bien, son extranjeros.

“Prevenirse está bien para los que ya nos la sabemos, pero me ha tocado ver a muchos extranjeros con un temor enorme de usar el metro o taxis, ya ni mencionar microbús y esas cosas, por eso se ven orillados a usar esos servicios [taxis del aeropuerto]. Claro que ellos roban, pero de una forma ‘elegante'”, escribió César Román.

También, luego de horas de registro y espera, da hambre y sed.

Karla Castillo, un día de abril en que fue a recoger a su esposo al Aeropuerto de Monterrey, compró unos chicles en 50 pesos. “No vuelvo a comprar en un pinche aeropuerto”, aseguró. En ese mismo, a Perla Carreón le vendieron un cuernito con jamón “rancio” en 80 pesos.

En el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, un burrito de carne cuesta 120 pesos mientras que en La cuna del Burrito en Ciudad Juárez, comparó Pilar Salgado, sale en 30 pesos y “son deliciosos”.

Horas de espera,
Los precios altos afectan también las tiendas de conveniencia, cadenas de comida y hasta las casas de cambio. Foto: Cuartoscuro

Branny Tremor envió a este portal la foto de un ticket de una compra del 7 de julio en el Aeropuerto de Mérida: por un sándwich integral y una Coca Cola fueron 107 pesos. A Patricia Rodríguez le fue peor: un sándwich tostado de pechuga de pavo le salió en 145 pesos en el Aeropuerto de Cancún. Ahí, un agua de litro sale en 70 pesos.

¿Alguien controla estos abusos?

Ricardo Alfredo Espinosa Pérez, empleado del Grupo Aeroportuario del Pacífico, justificó que las tiendas en los aeropuertos cobran caro porque los locatarios deben pagar rentas igual de altas.

“Muchos contratos de renta con los locatarios incluyen cláusulas donde además del pago de renta, deben dar un porcentaje de sus utilidades al aeropuerto. Es parte del negocio del aeropuerto al garantizar a los locatarios un monopolio controlado de servicios”, explicó. “¿Quieren controlarlos?, díganle a la CFC que regule los ingresos comerciales de los aeropuertos”, sugirió.

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) se encarga de investigar y sancionar prácticas monopólicas y determinar la existencia de barreras a la competencia.

Sin embargo, explicó el área de prácticas monopólicas, para hacer una denuncia oficial y que la Cofece investigue, se deben presentar pruebas, no sólo indicios vagos de manipulación de precios.

“El simple aumento en los precios no es suficiente para acreditar que hay falta de competencia. A menos que haya indicios que haya un acuerdo entre competidores para evitar que haya otros locales iguales en el aeropuerto”, aseguró por teléfono una responsable del área.

Manuel Alejandro Gómez contó que tiene un negocio cerca de una terminal de autobuses en la Ciudad de México.

“Los costos son elevados no porque nos dé la gana, sino por lo elevado de las rentas […] se siente feo cobrarles caro, pero si no las cuentas no salen”, dijo.

La mayoría de sus clientes son viajeros, y “con toda la pena”, les vende caro porque solo así sale para la renta, el pago de servicios y el sueldo de sus empleados. Los precios que da son un 50 por ciento más caros que un negocio del mismo giro que está en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, calculó.

CASAS DE CAMBIO

Foto: Cuartoscuro
Algunos aeropuertos ofrecen reducidas posibilidades de cambio de divisas, como en el caso del de Cancún, que compra dólares baratos y los vende por encima de su precio en bancos. Foto: Cuartoscuro

CANCÚN EN EL DESCONTROL

Otro de los ejemplos más patéticos de abuso, de acuerdo con las denuncias recibidas por SinEmbargo, es la casa de cambio del aeropuerto de Cancún. Puerto de entrada de turistas extranjeros, toma las divisas baratas y las venden más caras de la media en los bancos o en otras casas de cambio que no tienen un mercado cautivo.

“Si el dólar, por decir, está en 19 pesos a la venta y se compra normalmente en 18.60, allí los compran a los extranjeros en 17 y hasta en menos. Y si quieren comprar dólares, los dan a 20 pesos por uno. Es porque no tienen competencia, y se aprovechan de la ignorancia de los visitantes”, dijo un visitante.

“Muchos turistas llegan a México por Cancún y prefieren comprar en el aeropuerto sus pesos. Eso lo sabe la casa de cambio y entonces se aprovecha. Les compra los dólares muy baratos”, agregó.

Otro visitante dijo que todo es culpa de las autoridades: por un lado, la falta de vigilancia; por el otro, la posible corrupción. “Miles y miles de turistas pasan por allí, por el aeropuerto de Cancún. Es una vergüenza que hablen por todos nosotros. El de la casa de cambio o el de cualquier restaurante, al final, representa a México. Los extranjeros dirán que todos los mexicanos somos iguales. ¿Y las autoridades? ¿Y la Profeco? ¿Por qué si entra tanto dinero por la vía del turismo un puñado de corruptos y de abusones pueden dar tan mala impresión? Y no sólo es con los extranjeros: taxistas y hasta maleteros de Cancún son capaces de maltratarte o de sacarte dinero siendo mexicano. Les vale”, dijo.

EL ESTACIONAMIENTO 

Ya sea por la renta o por la falta de regulación (o por ambas), las personas que necesitan trasladarse en avión –y nadie puede llevarlos–desde que llegan al aeropuerto se topan con las altas tarifas del estacionamiento.

“El mejor ingreso comercial del aeropuerto por encima de las rentas y publicidad comercial… ¡el estacionamiento! ¿Carito, no?”, añadió el trabajador de Grupo Aeroportuario del Pacífico.

Gerardo Ramírez Soto afirmó que la tarifa del estacionamiento de la Ciudad de México “es una mentada de madre, parece que compra uno el lugar”.

En el aeropuerto de la capital del país hay tres estacionamientos: dos en la Terminal Uno (vuelos nacionales y vuelos internacionales) y uno en la Terminal Dos. Las tarifas aplican por igual.

Por los primeros 30 minutos se cobran 22 pesos; por 31 a 45 minutos son 33 pesos; por una hora, 44 pesos y, de 7 a 24 horas, 288 pesos. Si se pierde el boleto, se deben desembolsar 325 pesos más el tiempo de estancia.

Arturo Oliva secundó. “En el AICM el estacionamiento es carísimo y ahí no entra la oferta y demanda: o lo utilizas o lo utilizas; no hay de otra. Cuando entras pides a Dios que el vuelo no llegue retardado”.

De siete a 24 horas (288 pesos) es el lapso que generalmente ocupan los viajeros.

“No es una maravilla comer en los aeropuertos (nadie dice ‘vamos a comer a la Terminal 1’), pero cuando documentas tres horas antes, tu vuelo se demora otro tanto, y pasas mínimo 5-6 horas en el aeropuerto, debes comer y tomar agua”, expuso Catala Tregua.

SinEmbargo consultó al AICM a través de su área de comunicación social, pero dijo que no podía hacer un comentario al respecto porque cada área y empresa en locales del aeropuerto son responsables de sus servicios y precios.

LOS TAXIS 

Tarifas de los taxis en el Aeropuerto de Acapulco. Foto: Enviada por Israel Carvajal.
Tarifas de los taxis en el Aeropuerto de Acapulco. Foto: Enviada por Israel Carvajal.

Cuando el viajero arriba a su destino, denunciaron lectores de este sitio, no hay otra alternativa en los aeropuertos para trasladarse al hotel que una sola empresa de taxis que cobra más de 100 pesos.

“Me parece totalmente injusto que el servicio de taxi sea tan caro”, escribió Rogelio, de Veracruz. “Yo vivo en un fraccionamiento que queda enfrente del aeropuerto y el taxi, que además es la única empresa que funciona dentro, ¡me cobra 220 pesos! Prácticamente me cobran 220 pesos por cruzar la calle”.

Ana Gabriela Ayala contó que los taxis en Los Cabos, Baja California, “son carísimos a donde quiera que se vaya y como el mercado son gringos, te quieren cobrar en dólares”.

Del hotel al aeropuerto le sacaron mil pesos por un recorrido de 30 minutos.

Tony Mormont acusó que en el Aeropuerto de Guadalajara los taxis cobran 550 pesos al hotel. De acuerdo con Marco Corona, los pintan de colores para simular que son distintas opciones.

Los del aeropuerto de Mazatlán, escribió Marla Arreola, también son carísimos y se trata de la única opción para transportarse.

En San José del Cabo, Baja California, por fuerza se tiene que tomar un taxi por parte del aeropuerto para poder llegar a tu hotel, denunció Sue Abarca. Si no, te toca irte caminando.

Foto: Cuartoscuro
La llegada de Uber ha sido una alternativa para los usuarios, sin embargo, estos conductores de autos particulares han recibido agresiones y sanciones. Foto: Cuartoscuro

En el caso de la Ciudad de México, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) halló elementos de presuntas prácticas monopólicas absolutas en el servicio de taxis con origen o destino del AICM, por lo que en mayo emplazó a diversos agentes económicos por su probable responsabilidad.

De acuerdo con su proceso indagatorio comenzado desde el 3 de julio de 2014 se pudo haber incurrido en el acuerdo de convenios o arreglos entre taxistas cuyo objeto o efecto es la manipulación de precios, restricción o limitación de la oferta y división o segmentación de mercados.

Hace un año, por ejemplo, la hija de César Román llegó de Estados Unidos a la Terminal 2 del AICM. Viven a unos ocho minutos de ahí, pero como ella traía una maleta grande, intentaron tomar un taxi de los de adentro y les cobraban 250 pesos por el viaje.

César y su hija salieron del AICM y un taxi externo les cobró 13 pesos.

“No me quiero imaginar un extranjero cómo le ha de ir. Una verdadera exageración. Y no hablemos de los que se prestan para la extorsión y cosas peores”, comentó.

Porque hay historias de extorsión.

Hace algunos años, narró Lucía Gómez, sus dos hijos y ella tomaron un taxi adentro del Aeropuerto capitalino, pero su error fue no contratarlo en la caseta. Un hombre se les acercó mientras ella intentaba cargar las maletas.

–¿Quieren taxi del aeropuerto? –les cuestionó.

–Sí –contestó Lucy. El sujeto le ayudó a cargar las maletas y llamó al chofer del taxi.

Lucía dio la dirección de su destino y el taxi arrancó.

Sin embargo, en el camino se subió el individuo que amablemente les ofreció el servicio.

–Si quieres que los llevemos a tu casa, me vas a tener que dar 5 mil dólares para que los dejemos ir –amenazó.

Lucía empezó a gritar y le suplicaba al conductor que los dejara salir del vehículo.

De pronto, los soltaron. No sabía dónde era. Ella y sus hijos lloraban y arrastraban las maletas. No les quitaron nada y, dijo, el chofer lucía más espantado, “pero era el cómplice del extorsionador”.

Hasta la fecha, Lucía no recomienda usar taxi a menos que sea oficial.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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