Entre la maravilla y la polémica; las ventajas y riesgos de los cigarrillos electrónicos

12/09/2013 - 1:00 am
Foto: Cuartoscuro
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Ciudad de México, 12 de septiembre (SinEmbargo).–Fue en el año 2000 cuando un farmacéutico chino, llamado Hon Lik, desarrolló la primera generación de cigarrillos electrónicos o “eCig”. Entonces la invención pretendía convertirse en una alternativa a los clásicos cigarrillos y ,de acuerdo con los primeros anuncios, se vendía como una auxiliar para todo aquel que deseara dejar de fumar.

Sin embargo, durante los últimos años el uso de los cigarrillos electrónicos creció exponencialmente, lo que condujo a una polémica en muchos sectores, en donde se cuestiona la efectividad de estos dispositivos en comparación con otros métodos para combatir el tabaquismo.

El funcionamiento de estos cigarrillos electrónicos es en teoría sencillo. El dispositivo cuenta con una boquilla, en la que se sitúa un cartucho intercambiable o recargable lleno de líquido.

Por su parte, el líquido contiene una mezcla de propilenglicol y/o glicerina vegetal, además de diferentes concentraciones de nicotina y otros añadidos como sabores y aromas que son opcionales.

Al inhalar estos cigarrillos, el flujo de aire que se toma es detectado por un sensor. A su vez, esta acción permite la activación de un nebulizador que se encarga de inyectar pequeñas gotas de ese líquido en el aire que se aspira.

Foto: EFE
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Al mismo tiempo se activa de forma simultánea una luz LED al final del aparato que ayuda a simular mejor el acto de fumar y que imita el efecto de la colilla encendida de un cigarrillo normal. Debido a este efecto de imitación, muchos atribuyen que los eCig son mucho más efectivos para ayudar a las personas a abandonar el hábito de fumar.

No obstante, un equipo de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, condujo la primera prueba clínica paera comparar estos aparatos con los parches de nicotina.

Las pruebas fueron realizadas en 657 personas, de las cuales el 7.3% mostró que el uso de de cigarrillos electrónicos dejaban de fumar a los seis meses, en comparación del 5.8% que lo hizo mediante el empleo de parches, publicó Lancet.

Por otra parte, luego de medio año el 57% de los usuarios de eCigs redujeron a la mitad el número de cigarrillos consumidos al día, comparado con un 41% que lo hicieron de igual manera con ayuda de los parches de nicotina.

Los resultados no muestran una contundencia debido al número de sujetos que fueron analizados para la investigación. Sin embargo, los especialistas concluyen por medio de este trabajo que los eCigs no son tan fraudulentos como muchos quieren hacerlos ver, al mismo tiempo que no son un producto milagroso e infalible.

UNA ALTERNATIVA NO TAN SEGURA

Sin embargo, en los últimos meses, los eCigs han sido promocionados como una maravilla, ya que de acuerdo con las compañías que los venden, no producen ningún tipo de daño en la salud, sus ventajas son enormes y tampoco afectan a los fumadores pasivos.

No obstante, los estudios científicos que se han hecho hasta el momento apuntan a que no se puede garantizar que los cigarrillos electrónicos no sean nocivos, lo que ha contribuido a alimentar la polémica sobre este producto.

“Los cigarrillos electrónicos son evidentemente menos malos que el tabaco, lo que no quiere decir que no sean perjudiciales”, dijo Esteve Fernández, Director de la Unidad de Control del Tabaquismo del Instituto Catalán de Oncología al sitio Alt 1040.

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Aunque no se puede afirmar tajantemente que no sean perjudiciales, la clave sobre el posible beneficio o daño a la salud de estos cigarrillos radica en la composición del propilenglicol. Por si fuera poco, al incluir nicotina en su contenido, los eCigs mantienen la adicción de sus consumidores, por lo que el grado de dependencia se mantiene, lo que contribuye a poner en duda sus efectos paliativos.

Aunque el uso de este compuesto químico de manera crónica no ha sido completamente estudiado se sabe que es un poderoso irritante, presente en algunos medicamentos que en ningún caso se emplean de forma crónica. Sin embargo, “ya se han descrito efectos adversos sobre su uso prolongado”, agrega Fernández.

Aunque ninguno de estos resultados son concluyentes, lo cierto es que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS)desaconsejó ya el uso de eCigs por sus potenciales efectos perjudiciales. Además, a nivel sanitario, los cigarrillos electrónicos van en contra de la desnormalización pública del tabaco por la que tanto ha pugnado esta organización.

Finalmente, cada vez existen más estudios que apuntan a que los cigarrillos electrónicos también podrían ser cancerígenos, y que sus efectos no sólo se limitan a los fumadores activos.

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