Viudo, moroso, mil usos y a la vez desempleado, de Don Ramón pueden decirse muchas cosas; todas ciertas, todas falsas; pero lo único concreto es que su presencia está latente en cada pueblo, desde Tijuana hasta Tierra del Fuego.

Difícil es que algún personaje histórico pueda presumir tal ubicuidad en Latinoamérica. Ni siquiera los libertadores como Bolivar, San Martín o Hidalgo han tenido tanta influencia.

Podrán decir algunos: “es que antes no había televisión”. Y están en lo cierto, pero también es verdad que ellos no lograron unificar a tantos pueblos. Lo de Don Ramón fue puro humor y, literalmente, soportar bofetadas.

Sin embargo, hablar de Don Ramón es hablar también de Ramón Valdés Castillo, identidad civil del personaje de la vecindad del Chavo del Ocho; un cómico de más bajo perfil que sus famosos hermanos, “El Loco” y “Tin Tan”, pero al que la historia le guardó mucho mayor reconocimiento fuera de México.

A pesar de esto, la carrera de Valdés Castillo no fue la de un improvisado. De esta manera, tuvo en su curriculum haber actuado en más de 50 películas, muchas de ellas con los más grandes actores del cine mexicano como Pedro Infante y Mario Moreno “Cantinflas”, en la llamada “Época de Oro” .

Mientras que este año se celebraron 90 años de su nacimiento, el pasado 9 de agosto se cumplió un cuarto de siglo de la muerte de este entrañable actor que inició su carrera cinematográfica con el filme “Calabacitas tiernas”, en 1948, al lado de su hermano Germán Valdés.

En el caso de Ramón, éste trabajó en más de 50 películas, muchas protagonizadas por “Tin Tan”, como “El rey del barrio” (1949) y “Dios los cría” (1953), integrando el repertorio de comedias mexicanas caracterizadas por su picardía y por mostrar a personajes que reflejaban la vida en la calle de la capital de México a mediados del siglo XX.

Los personajes que Ramón Valdés interpretó entonces se ajustaban a dicho entorno: seres que caían en la clasificación de marginales, como pequeños delincuentes o estafadores que, acompañan o ponen en aprietos al protagonista. Marginalidad que Roberto Gómez Bolaño supo aprovechar para crear a uno de los personajes más entrañables que México le ha dado al continente.

Fue, finalmente, el personaje de Don Ramón el que se encargó de llevar a la fama a “Moncho”, como era llamado por sus hermanos. De esta manera, su trabajo fue reconocido a tal grado que su alter ego televisivo terminó imponiéndose al actor. ¿La razón? La empatía que despertaba entre los televidentes de todos los países en donde el show del que formaba parte era transmitido.

Por ello no resulta sorpresivo que en la actualidad colombianos, brasileños, chilenos, argentinos y muchos más afirmen categóricamente que Don Ramón es paisano suyo. Las evidencias no mienten y las características de este personaje son fácilmente compartidas entre los habitantes de toda América Latina.

Resulta curioso que, dado que no se trata precisamente de un personaje virtuoso, Don Ramón tenga tantos admiradores. No obstante, sus escasas o abundantes cualidades también lo salvan de ser un antihéroe. En pocas palabras, se trata de un hombre común y corriente, tan fácil de identificar en cualquier rincón de cualquier nación americana.

EL MÁS FAMOSO DE AMÉRICA
Sin embargo, ¿qué fue lo que pasó con Don Ramón que se volvió el más famoso de los personajes de la vecindad del Chavo?

Gran parte de la trascendencia de este fan irredento del Necaxa se debe a su sencillez, no por nada era el único actor del elenco televisivo que no necesitaba caracterización, Ramón Valdés interpretaba a Don Ramón con su misma ropa de diario, sin necesidad de mayor arreglo.

Por otra parte, Don Ramón refleja el espíritu latinoamericano de la década de los 60 y 70; un hombre agobiado por el desempleo y los constantes cambios económicos, lo que se sumaba a su devoción por el menor esfuerzo: una persona sencilla, sin muchas aspiraciones, desentendida de los conflictos del mundo que lo rodea. Un hombre que lo único que busca es que lo dejen tranquilo.

No obstante, el nuevo siglo se encargó de que nuevas generaciones conocieran a este personaje, ya no por la serie en la que aparecía, sino gracias a internet y sus usuarios que se encargaron de transformar el look humilde del blanco favorito de las bofetadas de Doña Florinda por una apariencia más versátil.

Así, los héroes de los jóvenes del nuevo milenio como Neo, los personajes de Dragon Ball e incluso otros ídolos retro como el “Che” Guevara y Bruce Lee fueron el escaparate sobre el cual se colocó el rostro de Don Ramón, dándoles así un aire de cercanía y familiaridad.

De igual manera, las estrellas de rock como Jim Morrison, Kiss, The Ramones, Lenny Kravitz y hasta el “Principe del Pop”, Michael Jackson, sufrieron una “Ramonización” a manos de internautas que unificaron bajo un sólo rostro sus aficiones. Todo esto prácticamente convirtió a Don Ramón en un personaje omnipresente, cuya efigie sirve para ilustrar determinadas situaciones que pueden ir desde elecciones hasta el performance de Marina Abramovic en el MoMA.

Finalmente, a pesar de que más memes surjan en la red de redes, está claro que, hoy por hoy, el mexicano de importación más políticamente incorrrecto sigue siendo Ramón Valdés, quien seguramente con el paso de los años seguirá mutando en algún otro personaje de moda, pero nunca dejará de ser Don Ramón.