Criticado y admirado, el artista mexicano Rivelino regresa a México con “Tú”, otra de sus obras monumentales que ya formó largas filas en Londres para tomarse foto con ella. Magazine conversó con él sobre sus trabajos pasados y el lugar que ocupa en el panorama artístico del país.

Ciudad de México, 12 de noviembre (SinEmbargo).– Quizás algunos no recuerden su nombre, pero recordarán sus obras. En la memoria de la Ciudad de México quedaron las “raíces” blancas que recorrieron Bellas Artes, Tlatelolco y la Plaza Manuel Tolsá. Algunos medios compararon las largas estructuras con solitarias producto de una infección estomacal; otros más dijeron que eran “chorizos espantosos”. Para Rivelino, el autor de la obra monumental, “Raíces” es su mayor orgullo.

“Logró involucrar a la ciudad en un debate franco y directo sobre lo que significaba el espacio público, el papel que deben cumplir los artistas, las instituciones, cómo debía de ser financiado, quién sí y quién no, por qué sí y por qué no. Levantar  una discusión de siete semanas y media sobre ese tema en México no es fácil y ‘Raíces’ lo logró. Era un exposición que se iba a ir, no era fija y la discutieron como si se fuera a quedar para siempre”, dice el escultor jalisciense en entrevista con Magazine.

A unos días de la inauguración de su nueva obra “Tú”, en el Hospicio Cabañas de Guadalajara, Jalisco, el artista habla sobre la importancia de la interacción del público con sus esculturas, de la carga crítica en su trabajo y del panorama actual del arte en México.

– ¿Podrías contar sobre “Tú”, la nueva exposición en Guadalajara?

– Es una instalación escultórica monumental, la creé en 2014 y se exhibió por primera vez en Trafalgar Square, con motivo del Año Dual entre México y Reino Unido. Es una pieza que aborda el tema de la igualdad, son dos dedos índices que se están señalando uno al otro, si estuvieran de manera paralela serían dos dedos iguales, del mismo color, del mismo tamaño, del mismo volumen, del mismo material, pero parece que al enfrentarlos uno con otro ya no son tan iguales. Esa es la idea que la obra quiere transmitir al espectador, hay un espacio en el centro de ellos dos que siempre invita a ser ocupado.

A principios de 2017 se presentó en La Plaza de los Héroes en la Macroplaza de Monterrey y a partir del sábado se inaugura en el patio mayor del Hospicio Cabañas, que es el museo más importante de Jalisco, en un ejercicio distinto pues no es en la banqueta ni en el espacio público abierto, sino que se vuelve una pieza museística, ahora dialoga con el edificio diseñado por Tolsá, con el espacio donde están los murales de José Clemente Orozco.

– Has tocado temas como la destrucción de la sociedad, la autocensura, la igualdad, ¿consideras tu trabajo crítico o qué tanto buscas involucrarte en asuntos políticos o sociales?

– Yo trabajo en dos campos: el del relieve y la intervención del espacio público. En la obra del relieve soy un poco más intimista, de temas que nos suceden a los seres humanos en lo íntimo. Y en las esculturas en el espacio público sí trato de tocar temas que nos involucren a todos, no nada más a un pequeño sector de la sociedad o a una persona, sino que puedan ser entendidas en cualquier parte del mundo no importando en qué momento se presenten y son mucho más políticas, más de protesta, de señalamiento hacia el momento histórico que vivimos.

Con ‘Nuestros silencios’ hablé de la libertad de expresión y la autocensura, fue una exposición que duró ocho años itinerante en Europa, Estados Unidos y México. Con ‘Raíces’, hablaba de las decisiones políticas que se tomaron a lo largo de los años, que siempre terminan en cuestiones de de desigualdad, en unos que triunfan y otros que pierden, a través de edificios icónicos de la ciudad de México, que ahora son motivo de orgullo pero que se construyeron a base de un montón de dolor, de muertos, de sangre y de sufrimiento.

Ahora con ‘Tú’, me vuelvo a involucrar en cuál es el verdadero sentido de la igualdad, vamos hacia un avance para evitar la desigualdad o estamos empezando a aceptar que se vuelve tan cotidiana que llega un momento que ya no nos va a importar.

– Tus obras, sobre todo las monumentales, se prestan a las fotos, la selfie, la interacción, ¿qué tan importante es para ti como artista esta respuesta y la posterior exposición en redes sociales?

– La obra trabaja en dos planos, primero que nada mi trabajo como artista y escultor es llevarla y colocarla en el espacio público destinado y ahí termina mi propuesta. Después es una especie de co-autoría la que va haciendo el público.

En este momento vivimos una etapa en la que el autorretrato a través de los teléfonos se volvió parte sustancial de la sociedad, entonces la obra trabaja en un espacio público físico donde interactúa directamente y después todas estas imágenes trabajan en el otro  gran espacio público que es el internet y así toca a mucho más personas que probablemente no puedan estar en contacto físico con la pieza.

A mí no me preocupa, ni creas que soy de los que creen que la selfie es una especie de banalidad, al contrario, con el paso de los años la humanidad dejará un enorme registro de quiénes nos sentíamos, cómo éramos, qué hacíamos, qué nos gustaba en este momento de la historia para las generaciones que vienen después.

– Al no ser identificado como un artista de museos, ¿cuál es tu opinión sobre quienes piensan que el arte es elitista y alejado de la gente?

– La diversidad artística es tan grande como la diversidad humana, hay artistas que optan por el secretismo y que alejan al público o tal vez lo motivan a saber mucho más de su trabajo para poder entender lo que sus ojos no asimilan a simple vista. Y habemos otros que abordamos lo evidente por  el rango de importancia que tiene. Yo trabajo con temas muy evidentes porque me parecen muy importantes, me importa formar memorias de algo que pasa por enfrente de nuestros ojos sin que nos inmute, entonces si de repente te encuentras 10 bustos gigantes de cuatro metros de altura con la boca tapada espero poder lograr un segundo de reflexión respecto a eso.

El espacio público es el mejor espacio para exhibir, el más democrático, no solamente para las elites, es donde el artista está completamente indefenso, no tiene una museografía, un aparato museístico ni instituciones que lo protejan y está en contacto directo con el público. Eso hace a los artistas que estamos en espacios públicos tener otro tipo de sensibilidad a la protección que brinda siempre el museo o la galería.

– ¿Cuál es tu percepción del panorama actual de la cultura y el arte en México?

– Hay una enorme diversidad, no tanto en los museos pero sí en la creación y en las oportunidades para exhibir la diversidad de los trabajos tanto en pintura, fotografía, instalación, escultura, es enorme. Lo que no tenemos son los espacios para que la ciudadanía vea todo lo que se hace, parece como que sólo hay una línea que seguir, una sola manera estética en la cual puedes hablar de lo que le pasa a los seres humanos y eso no es verdad, un país con 125 millones de ciudadanos no puede estar representado solamente por dos puñados de artistas, hay muchísimos más que tienen cosas importantes que decir.

– Viajas, te presentas en muchos países, tus piezas han recorrido distintos lugares pero siempre vuelves a México, ¿cómo te sientes personal y artísticamente de regresar a tu país?

A mí me gusta mucho ver el lugar que ocupa mi país ante los ojos del exterior. Cuando vives tanto tiempo en México, entras en el rol tribal mexicano artístico y del mundo del arte y a veces tienes demasiado cerca las experiencias que no te permiten ver con sinceridad lo que está pasando. Cuando te alejas y vuelves, te redimensionas pero sin duda siempre hay obras que se me ocurren específicamente para México, en este caso particular de exponer en el Hospicio Cabañas es muy importante para mí porque es la primera vez que expongo en el estado donde yo nací y estar en el mayor recinto cultural es muy emocionante.