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Catalina Ruiz-Navarro

13/04/2016 - 12:00 am

Mujer policía

¿Se acuerdan de cuando en Aguascalientes, en 2013, alguien tuvo la grandiosa idea de hacer un equipo especial de sexy-policías mujeres en tacones, leggins, gafas oscuras y con el pelo arreglado de peluquería?

Al menos 50 mujeres policías denunciaron al Ayuntamiento de Querétaro y a nuestro genio de genios Rolando Eugenio Hidalgo Eddy por violaciones a sus derechos humanos. Foto: Twitter
Al menos 50 mujeres policías denunciaron al Ayuntamiento de Querétaro y a nuestro genio de genios Rolando Eugenio Hidalgo Eddy por violaciones a sus derechos humanos. Foto: Twitter

¿Se acuerdan de cuando en Aguascalientes, en 2013, alguien tuvo la grandiosa idea de hacer un equipo especial de sexy-policías mujeres en tacones, leggins, gafas oscuras y con el pelo arreglado de peluquería? ¡Claro que se acuerdan! ¡Si hasta foto se tomaron con el flamante presidente! Cómo las policías eran tan de buen mirar eran asignadas a eventos públicos, centros comerciales, festivales y actos de gobierno e iban acompañadas de dos compañeros masculinos que sí portan armas y que podían perseguir a los malandros sin tacones. Cómo a este denominado “Grupo de proximidad social” lo confundían frecuentemente con edecanes tuvieron que desmantelarlo pues “dañaba la imagen de -ojo- la institución”.

Mujer Policía me pones la carne fría
porque no me metes preso
y arreglamos esto.

La gran idea fue invento del entonces Secretario de Seguridad Pública Estatal, Rolando Eugenio Hidalgo Eddy. Uno de esos tipos testarudos, de ideas fijas (un Tauro, quizás) que ahora, desde la Secretaría de Seguridad Pública de Querétaro ha decidido crear un grupo similar de policías-edecanes. ¡Genio!

Para hacerlo el 19 de noviembre formó a todas las mujeres policías y fue descartando por características, como en ese programa noventero de MTV, Singled Out. Las primeras en en irse fueron las embarazadas. Después las policías de mayor edad. Les dijeron “tú estás panzona, pásate para atrás”. Finalmente, a las que pasaron la prueba de belleza les quitaron las armas y los chalecos antibalas y les exigieron que de ahora en adelante darían el servicio en tacones de 2 centímetros, con mallones o minifaldas, maquilladas, con el pelo planchado y peinado. Así. Tan Tan.

Vamos a estar en mi casa los dos juntos en la sala
y que solo a ti te cubra tu chaleco antibalas.

Esta vez, al menos 50 mujeres policías denunciaron al Ayuntamiento de Querétaro y a nuestro genio de genios Rolando Eugenio Hidalgo Eddy por violaciones a sus derechos humanos. “Las compañeras se llenaron de rabia, impotencia, frustración, y prevaleció el trato vejatorio, la discriminación, la violencia, los estereotipos, las actitudes machistas, la falta de respeto, la clara violación a nuestros derechos humanos”, dijo Maricruz Ocampo, vicepresidenta de Coincidir Mujeres A.C., la organización civil que las está acompañando.

Para mayor preocupación esta moda de las “policías sexys” se replica en Acapulco, en donde universitarias en shorts sirven de asistentes a la policía para que ésta parezca más “amigable y accesible”: Todo esto bajo el argumento de que si muestran una buena imagen la gente querrá regresar. Palabras más palabras menos, las están ofreciendo. Aquí hasta llegaron a decir que es que está “científicamente comprobado” que las mujeres son más honradas y por eso no serán policías corruptas.

Hoy te llamaré al comando pa’ decir que están robando
y aunque sé que eso es mentira en bata te estaré esperando. 

Creo que hay problemas bastante evidentes en sexualizar a las mujeres policías mexicanas. La primera de ellas, ineludible, es que todas estas formas de sexualización son incómodas, y por eso les impiden cumplir realmente su labor. Son policías, no modelos, necesitan ropa cómoda, necesitan poder correr, necesitan que tanto sus pares como sus capturados las respeten en vez de tratarlas como un mero objeto sexual. De hecho, sexualizarlas las pone en peligro, las pone a merced de predadores y hace que parezca normal que los hombres que van por la calle acosen sexualmente a la autoridad. Esto, en el marco de la altísima discriminación y acoso que viven las mujeres al interior de la Policía, donde las tratan de delicadas, incapaces o de secretarias. Las mujeres policías también son acosadas sexualmente por sus jefes y compañeros, de entrada no tienen un entorno para ejercer su trabajo en justas condiciones.

Voy hacerte un striptease en frente a la jefatura
pa’que veas que soy un hombre de una gran envergadura. 

Estas estrategias son injustificables desde el punto de vista de la seguridad y peor, son una muestra de cómo el Estado, encarnado en sus funcionarios públicos y las fuerzas de policía, sólo le encuentra un valor a la mujer: el decorativo. Esto es especialmente triste porque asumimos que las mujeres que deciden unirse a la fuerza de policía lo hacen con fines diferentes, si quisieran ser valoradas solo por su imagen, había otros caminos profesionales. En mayor o menor medida esta exigencia por ser “bellas” se ve en todas las profesiones pero es, léase bien, discriminación, y es ilegal, y ya ha pasado en dos estados, impulsado por el mismo pelafustán.

Mujer Policía me pones la carne fría
¿cuándo estás de guardia
para yo ser tu alimaña?

La violencia contra las mujeres comienza con la idea de que somos objetos de consumo, objetos decorativos, que alguien puede poseer, desechables. El caso de las sexy policías es una de las mejores síntesis de por qué la violencia de las mujeres se mantiene en la impunidad. ¿Cómo puede una mujer ejercer autoridad y justicia cuando el Estado la obliga a no ser más que un fetiche?

Twitter: @Catalinapordios

Catalina Ruiz-Navarro
Feminista caribe-colombiana. Columnista semanal de El Espectador y El Heraldo. Co-conductora de (e)stereotipas (Estereotipas.com). Estudió Artes Visuales y Filosofía y tiene una maestría en Literatura; ejerce estas disciplinas como periodista.

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