Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).– El profesor tzotzil Alberto Patishtán dijo este viernes que no pedirá el indulto del Presidente Enrique Peña Nieto para que sea liberado porque él es inocente.
“¿De qué voy a pedir perdón?, al contrario ellos deberían de pedirme perdón por lo que han hecho conmigo. Yo sólo espero que se haga justicia y nada más”, dijo Patishtán en conferencia de prensa dentro del penal de San Cristobal.
“Yo sólo quiero que me liberen porque soy inocente. Sólo pido que me liberen y punto”, agregó el profesor.
Ayer, el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, con sede en Tuxtla Gutiérrez“declaró infundado [el reconocimiento de inocencia de Patishtán] debido a que con las pruebas aportadas por el promovente, no se invalidaron las pruebas que sustentan la sentencia condenatoria”.
Los magistrados Freddy Gabriel Félix Fuentes, Manuel de Jesús González Suárez y Arturo Eduardo Centeno Garduño consideraron infundado el reconocimiento de inocencia que había alegado la defensa legal del profesor tzotzil.
Leonel Rivero, abogado de Patishtán, informó tras conocer el falló que el caso será llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego de que en México fueron agotados todos los recursos legales.
Sobre el fallo que ayer le negó su libertad, dijo que tal vez se debió “por el color, porque soy indígena; a lo mejor porque no soy extranjero ni güero para hablar otras lenguas o porque no tengo el poder económico para hacer otras cosas”.
“Los magistrados dicen que está infundado[el reconocimiento de inocencia] y yo digo que he dicho mi verdad, la cual no que puede ser infundada, está fundada en base a la palabra de Dios, no estoy mintiendo”, comentó ante los medios de prensa.
“Las autoridades no ven como yo lo veo, si le prestara mis ojos creo que serían las cosas diferentes; si les prestara la conciencia que tengo, las cosas serían diferentes”, agregó.
Al igual que su representante legal, Patishtán dijo tras el fallo de ayer del Tribunal tendrá que recurrir a organismos internacional para buscar justicia.
“Tristemente podría yo decir que tenemos que salir fuera de México para buscar justicia, lo que no debería de ser. Tenemos que ir a Amnistía Internacional, cosa que nuestra autoridades deberían de permitir”, indicó.
En el año 2000, varias personas se organizaron por una serie de homicidios que comenzaron a ocurrir. Los cuerpos aparecían en las carreteras. Patishtan se acercó a las autoridades para trabajar sobre la seguridad; sin embargo, el Gobernador de Chiapas de ese entonces, Roberto Albores Guillén, y el Presidente municipal, Manuel Gómez Ruíz, no hicieron mucho. Entonces varios ciudadanos levantaron una denuncia contra los dos y buscaron crear un consejo y destituir al Alcalde.
Gómez Ruíz buscó calmar a la gente. Pero el 12 de junio de ese mismo año, ocurrió una emboscada al mediodía en la tierra de Las Lagunas de Las Limas en el municipio El Bosque. Hombres encapuchados dispararon más de 100 veces y como resultado dejaron a siete policías estatales muertos, incluidos Francisco Pérez Morales, jefe de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), y el jefe de El Bosque, Alejandro Pérez Cruz, policía municipal.
Un elemento estatal sobrevivió en la emboscada, Belisario Gómez Pérez, también el hijo del Presidente municipal, Rosemberg Gómez Pérez. De inmediato comenzaron a señalar a presuntos culpables, donde se mencionó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), grupos paramilitares como habría ocurrido tres años antes en Chenalhó, Acteal; e incluso se dijo que había sido el Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Pero el profesor Alberto Patishtan fue detenido aunque no pertenecía al EZLN, ni al EPR o siquiera ejerciera alguna ideología política expresa.
En las declaraciones, el policía sobreviviente, Belisario, declaró a favor de Patishtan: “Yo no puedo acusar al profesor Alberto porque yo no vi a nadie, cuando fui impactado me tiré dentro del carro. Me hice el muerto. Así fue como sobreviví”. Sin embargo, en declaraciones confusas, el muchacho Rosemberg dijo haber visto a Patishtan dispararle con un arma de fuego, aunque no vio con qué mano disparó, pues dijo haber recibido el impacto en la espalda. Sin embargo, cuando el joven enseñó su cicatriz, la tenía en el estómago.
El juez hizo caso omiso de varios testimonios que confirmaban que el profesor estuvo ese día en la escuela y Patishtan fue sentenciado el 18 de marzo de 2002 a 60 años de prisión.
