Congreso de Pen Internacional trazará una nueva estrategia para Latinoamérica

13/10/2015 - 4:50 pm

Por Julio César Rivas

Toronto (Canadá), 13 oct (EFE).- Las amenazas a la libertad de expresión en todo el mundo, pero especialmente en Latinoamérica, y una declaración de derechos lingüísticos comenzaron hoy a ser debatidos en Quebec en el 81 congreso de Pen Internacional.

Al congreso, el segundo de la historia de la asociación mundial de escritores que se celebra en Canadá, asisten más de dos centenares de delegados procedentes de 84 centros Pen de todo el mundo, entre ellos representantes de varios países latinoamericanos.

El presidente de Pen Internacional, el escritor canadiense John Ralston Saul, inició hoy el congreso de la asociación, considerada como la organización de derechos humanos más longeva, denunciando “la erosión de la libertad de expresión” en Canadá.

“Por mucho que me duela como canadiense, estoy obligado como presidente internacional a subrayar nuestras preocupaciones sobre la erosión de la libertad de expresión en Canadá”, afirmó Saul.

Pen Internacional destacó que aunque Canadá es una democracia estable y sólida, “en los últimos años las autoridades canadienses han socavado importantes protecciones a esas libertades”.

La organización puso como ejemplos las restricciones a la libertad de asamblea, el bloqueo del acceso a información, falta de protección de fuentes confidenciales y el olvido de los derechos lingüísticos de los indígenas del país.

En unas declaraciones a Efe, John Ralston Saul destacó que durante el 81 congreso de Pen Internacional se finalizará la estrategia de la organización para el continente americano, cuyo borrador se preparó durante una cumbre de centros Pen americanos celebrada a principios de año en Honduras, Nicaragua y México.

Desde que asumió en 2009 la presidencia de Pen Internacional, Saul, cuyo mandato finaliza durante el congreso en el que también se votará su sucesor, ha prestado especial atención a Latinoamérica y viajado en numerosas ocasiones a los países de la región para denunciar los límites a la libertad de expresión.

Saul explicó a Efe que aunque está “muy preocupado por la situación de países como Bielorrusia o China o el continente africano, creo que era importante enfocarse”.

“Y como americano, en el sentido real de la palabra, era una obligación, a medida que estas áreas tenían graves problemas, mostrar nuestra solidaridad con ellos. En Latinoamérica es donde probablemente más escritores (periodistas) son asesinados”, añadió.

“Y también pienso que muchos escritores y centros latinoamericanos del Pen fueron influyentes en las décadas de los años 30, 40 y 50. Pero con los golpes de Estado y la violencia, muchos fueron desgajados. Quería asegurarme que renovar la energía de Pen por toda América. Y creo que lo hemos hecho”, concluyó.

La nueva estrategia de Pen Internacional para el continente americano estará basada en la Declaración de Managua, con los objetivos, entre otros, de terminar el ciclo de corrupción, violencia e impunidad, abolir la difamación y fomentar la solidaridad entre escritores.

El presidente de Pen Quebec, el escritor y exdiplomático Èmile Martel, padre del también escritor Yann Martel, declaró a Efe que el congreso tratará especialmente la “catastrófica” situación de la libertad de expresión en Honduras y la gravedad de la violencia contra periodistas en México.

Martel también destacó que el tema del congreso es “Traducción=Creación=Libertad” y que las delegaciones aprobarán el viernes una declaración de derechos lingüísticos inspirada en el Manifiesto de Girona que impulsó el filósofo español Josep María Terricabras y fue adoptada por Pen Internacional en 2011.

“Entre los grandes principios que la declaración afirmará es el derecho del traductor a ejercer un control de su traducción y que el traductor sea identificado como un creador y no como nada más un portero de la literatura. Porque la literatura y cultura universal no existe sin traducciones”, dijo.

Otro de los temas del congreso de Pen Internacional será el aumento de la vigilancia electrónica y a través de internet que los gobiernos occidentales están ejerciendo sobre sus ciudadanos así como el aumento de los riesgos para las personas de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).

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