The Economist: democracia no llevó justicia; New Yorker: impunidad causó caso Iguala

13/11/2014 - 9:42 pm
Foto: Twitter @grispipe
“Que se vayan todos”, tras marcha de la semana pasada. Foto: Twitter @grispipe

Ciudad de México, 13 de noviembre (SinEmbargo).- La democracia en México no se ha traducido en Estado de Derecho, dice un nuevo artículo publicado por el semanario inglés The Economist, el cual parte de la desaparición de los estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, para analizar la crisis de impunidad que vive el país.

“México se convirtió en democracia apenas en el año 2000, cuando siete décadas de régimen del Partido Revolucionario Institucional, la maquinaria política que elevó al Presidente Enrique Peña Nieto, terminó con una derrota electoral. Desafortunadamente, la democracia no trajo Estado de Derecho a México”, dice el artículo titulado La creciente crisis de México: Reforma y democracia, pero no Estado de Derecho.

“Muchos en el PRI siguen viendo el trabajo de la policía y de las cortes como una manera de controlar el poder político, en lugar de usarlo para investigar a los mafiosos. Los políticos corruptos están protegidos en lugar de ser castigados. El crimen organizado y la corrupción siguen siendo parte de la vida cotidiana”, agrega.

Horas antes, el también influyente medio norteamericano The New Yorker publicó otro artículo también cuestionando el clima de impunidad y corrupción que, dice el texto firmado por el escritor Francisco Goldman, ya tienen cansado al pueblo de México.

“En estos días en México es común escuchar o leer que Ayotzinapa fue la gota que derramó el vaso. México es una tierra de narcofosas, llenas con jóvenes pobres asesinados porque difícilmente alguien en posición de autoridad, incluyendo al Presidente, considera su interés tratar de ponerle fin. (Y también por un nada disminuido consumo de drogas y la irresponsaiblidad política en Estados Unidos)”, dice el artículo.

“Los mexicanos saben que el caso de los 43 estudiantes, como muchas otras atrocidades en México, no son un crimen local sino una manifestación de la impunidad y la corrupción política que han estado atormentando al país por años. Ultimadamente, nadie tiene más responsabilidad que el Presidente y su gobierno”, agrega Goldman.

Estos dos artículos se suman a una ya larga lista de editoriales y piezas informativas en los que los medios extranjeros, algunos de los cuales elogiaron las reformas económicas de Peña Nieto en los primeros dos años, ahora, a partir de la desaparición de estudiantes en Iguala, advierten que la impunidad es el gran pendiente del país.

En ese sentido, The Economist plantea que, para terminar con la impunidad, el Presidente debería encabezar un esfuerzo para limpiar las fuerzas policiacas locales, así como las cortes, además de introducir una iniciativa para independizar a la Procuraduría General de la República y crear una agencia anti-corrupción.

“El federalismo también necesita una reforma en México: los estados y municipios casi no recaban dinero por sí mismos y no son llamados a cuentas por sus gastos. Una acusación de los tres principales partidos es que los elementos del pacto reformador de Peña Nieto para generar rendición de cuentas no han sido aún aprobados”, dice el medio inglés.

The New Yorker cita una entrevista con el sacerdote Alejandro Solalinde, quien ha estado reportando información sobre el crimen de los estudiantes, y quien le dice al autor que el caso de Ayotzinapa puede ser un hecho transformador para México.

“Tantos años de corrupción e impunidad han hecho que la gente se resigne. Estos Gobiernos sólo nos van a abusar más y más. La gente está perdiendo la fe. (Pero) lo que ha cambiado aquí es que la gente dijo ‘ya basta’, suficiente. Los paradigmas están cayendo, y esos cambios interiores están propagando nuevas prácticas en la sociedad civil”, dice Solalinde en el artículo.

Para el sacerdote, agrega el texto –titulado “La crisis en México: las protestas por los 43”-, el  parteaguas pudo haber sido la reunión que sostuvieron los padres de familia de los estudiantes desaparecidos con el Presidente Peña Nieto el pasado 28 de octubre, y de la cual los primeros salieron profundamente decepcionados.

“Estas son las personas más pobres de México, las cuales están acostumbradas a imaginar que el Presidente es alguien inimaginablemente grande –dice Solalinde en el artículo. Descubrieron que nuestro Presidente es pequeño. El pequeño hombre de Los Pinos, pequeño y débil. El mito del gobierno fuerte está cayendo. La gente ve que nuestro sistema es corrupto, decadente, débil. La gente está perdiendo su miedo a describir las cosas como son”.

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