Marcel Duchamp, padre del arte contemporáneo, revive hoy en la muestra de François Olislaeger

14/01/2016 - 12:02 am
Marcel Duchamp era, además de un gran artista, una avezado jugador de ajedrez. Foto: Especial
Marcel Duchamp era, además de un gran artista, una avezado jugador de ajedrez. Foto: Especial

Se inaugura hoy una muestra en el IFAL que destaca la figura del llamado padre del arte contemporáneo, al que los hijos le brotan en todas partes y en todo tiempo.

Ciudad de México, 14 de enero (SinEmbargo).– Marcel Duchamp, (Blainville, Francia, 1887 – Neuilly, id., 1968), artista francés nacionalizado estadounidense, es el centro de la muestra que se inaugura hoy en el IFAL, a cargo del dibujante François Olislaeger.

La figura de Duchamp, considerado el padre del arte contemporáneo, no parece atenuarse con el paso del tiempo, más bien parece el progenitor de una familia numerosísima a quien los hijos le brotan en todas partes.

¿Pero, quién fue Marcel Duchamp?

Por lo pronto, el más joven de seis hermanos, cuatro de los cuales fueron artistas como él. Fue pintor, caricaturista y sobre todo cultivó un espíritu inquieto e inquietante que lo llevó a sentar las bases de una propuesta estética extraordinaria cuya influencia ha llegado con todo esplendor a nuestros días.

Entre el cubismo y el futurismo pergeñó su “Desnudo bajando una escalera, n.º 2”, que fue rechazada al principio y luego recibida con entusiasmo en el Armory Show de Nueva York.

Era 1913, el año en que comenzó el proyecto para la que hoy es considerada la síntesis perfecta entre escultura y pintura, la famosa “El gran vidrio”.

Se trata de una de las obras más complejas en la historia del arte y en torno a la cual se han publicado una gran cantidad de ensayos y trabajos narrativos, entre ellas el libro homónimo de Mario Bellatin, editado por Anagrama.

Allí, en clave duchampiana, el autor nacido en Perú y nacionalizado mexicano, llama “El gran vidrio” a una fiesta que se realiza anualmente en las ruinas de los edificios destruidos en la ciudad de México, donde viven cientos de familias.

Es una obra inacabada y paradojalmente concluida por decisión de su creador, que mantiene un enigma visual que hace imposible su clasificación y una develación lógica, cerrada.

La voluntad del artista, eso de fundar un arte impulsado por la firme decisión de un instinto creador, dio un nuevo significado a objetos cotidianos y por lo general burdos, entre los que se destaca el célebre orinal firmado con seudónimo y que tituló “Fuente”.

Fue un jugador muy destacado de ajedrez, actividad que le restó tiempo para dedicarlo al arte. Ligado al dadaísmo y al surrealismo, Duchamp fue una especie de Salinger en el sentido de ir diluyéndose poco a poco hasta conformar una identidad anónima, como si él mismo fuera un objeto inacabado, indescifrable.

Marcel Duchamp hizo de su propia vida una obra de arte. “Es un personaje bastante secreto y mezcló las pistas de su vida como lo hizo con su obra. Era algo intencional”, llegó a decir su biógrafo Bernard Marcadé.

LA MUESTRA EN EL IFAL

Un friso de seis metros para que camine por allí el padre del arte contemporáneo. Foto: Especial
Un friso de seis metros para que camine por allí el padre del arte contemporáneo. Foto: Especial

Hoy, el dibujante francés François Olislaeger presenta a “ese personaje casi de cómic” en la muestra Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo, “un caos organizado con un poco de azar” en seis metros de papel por donde camina el artista homenajeado.

La muestra que se inaugura en el Instituto Francés de América Latina (IFAL) es reflejo del libro homónimo publicado por Turner a fines del 2015 con el que Olislaeger (Lieja, 1978), un precioso objeto, cuyas hojas se despliegan convirtiéndose en un friso ilustrado de seis metros de longitud.

“La historieta me parece un medio íntimo que permite acercarse a alguien y hacerlo hablar, enseñarlo en lugares que nunca lo vimos, como en la soledad de su habitación. Escogí este formato de libro para hacer que camine dentro de su obra, de su vida. Este tipo de trabajo viene de mi práctica de dibujar mirando, en vez de un paisaje, una vida, y abrir el espacio en vez de tener viñetas. El movimiento lo hace el lector, espero, jugando con la manera de leer libro y la manera de mover su mirada”, dijo el dibujante francés a la agencia efe.

“Hay cultura maya y azteca por la concepción y la visión del tiempo. En Europa pensamos que la temporalidad es lateral, pero también tiene profundidad y es circular, como el calendario maya. Duchamp y el círculo estaban muy cercanos, dijo que tenía obsesión por él”, explica François Olislaeger, residente en México desde hace cinco años.

Para el joven dibujante, Marcel Duchamp era una adelantado en sus ideas, “un anticapitalista, un ecologista, un anarquista, un libre pensador, un hombre muy singular, sencillo. Creo que eso falta hoy porque hay artistas que sólo buscan el dinero”, expresa.

“Normalmente en una historieta, como hay mucho trabajo detrás, todo se prepara, y aquí no. Compré un cuaderno con el mismo formato que el libro y empecé aquí (señala la primera página) y terminé del otro lado, como una improvisación”, dice como queriendo hacer ver que se trata de algo sencillo, aunque no lo es.

Y esta improvisación hecha obra de arte ahora se ha convertido en una especie de piedra en el camino de Oislaeger ya que, como concluye, siente que es “difícil” hacer algo después de este libro ya que ha abierto una “puerta muy grande” a sus posibilidades artísticas.

François Olislaeger presenta a “ese personaje casi de cómic” en la muestra Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo. Foto: Especial
François Olislaeger presenta a “ese personaje casi de cómic” en la muestra Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo. Foto: Especial

UN FRISO ILUSTRADO

Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo, más que un libro es un friso ilustrado donde François Olislaeger ilustra y juega a los juegos de Duchamp a través de los escritos autobiográficos del padre del arte contemporáneo.

Aquí se cuenta la historia de las vanguardias y se explica de dónde vino cada obra (y cómo desapareció el urinario), cómo lo que hizo Duchamp se llevó por delante lo que existía y abrió el camino a lo que vino después, y cómo para él arte y vida son una sola cosa. Olislaeger ha conseguido recrear en imágenes lo que es tan difícil parafrasear.

Un hermoso libro objeto en homenaje a un creador insuperable. Foto: Especial
Un hermoso libro objeto en homenaje a un creador insuperable. Foto: Especial

“La repetición es lo contrario de la renovación y es por tanto una variante de la muerte. No se trataba solo de hacer un cuadro, se trataba de hacer, en la vida, un gesto que fuera tan estético como un cuadro. No se trataba de un humor para reír, tampoco de humor negro, sino de un humor que aportaba algo. Y algo serio…me atrevería a decir”, había dicho Marcel Duchamp, en palabras que resuenan fuerte en el espíritu del joven ex estudiante artes gráficas en Lyon y quien ha publicado ya otros libros, por caso Mathilde danser après tout, en colaboración con la célebre bailarina francesa Mathilde Monnier.

La exposición que se inaugura hoy en el IFAL continuará hasta el próximo 31 de marzo e “invita a pensar el libro de una manera muy libre, a la vez que recuerda a una escena de teatro. Los ojos del lector están mirando una escena donde pueden elegir la ruta a seguir, el número de páginas que quieren desplegar o seguir la historia de algún personaje en concreto. La lectura es múltiple. De hecho, quería que el lector fuera tan libre como yo al dibujarlo”, dice Olislaeger a El País.

“Me interesaba ver cómo puede cambiar mi manera de trabajar reflexionando sobre el medio artístico. Ya en 2009, lo hice mirando el trabajo del artista belga Win Delvoye, muy conocido por sus proyectos ácidos y poco convencionales. El resultado fue un tipo de historieta irónica, donde mezclaba las hazañas del artista con las de Bob y Bobette, los conocidos dibujos animados belgas. Al preguntarme por el artista más representativo del siglo XX no dudé en recrear la historia de Duchamp”, agrega.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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