Dos caras de Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco: Defensor de los pobres, es también verdugo de minorías

14/03/2013 - 12:00 am
Jorge Mario Bergoglia: dos colores. Foto: EFE

Ciudad de México, 14 de marzo (SinEmbargo).- La fumata de humo blanco en la Capilla Sixtina, cerca de las 13:00 horas tiempo de México, marcó el inicio de un nuevo Pontificado. En uno de los cónclaves más cortos de la historia para elegir a un Papa, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora Francisco, asumió el grado máximo en la Iglesia Católica.

Después de que Benedicto XVI renunciara a su cargo, la expectativa de quién ocuparía su lugar creció de manera latente. Entre los que elegirían al nuevo Papa y los nominados al puesto existía una fuerte presión moral y social por las acusaciones de pederastia y los casos de ocultamiento. La incertidumbre cesó por unos momentos cuando fue anunciado que era de origen argentino –el primer Papa hispano– y que pertenecía a la Compañía de Jesús.

El Papa Francisco es un hombre polémico, sobre todo en su natal Argentina. Por un lado, se le considera un abierto defensor de los pobres; por el otro, un verdugo de minorías.

Es, por ejemplo, un opositor de los matrimonios del mismo sexo, de la adopción y el aborto y, durante la dictadura, fue un colaborador ligado al régimen totalitario argentino que gobernó de 1976 a 1982. Incluso se le acusa de colaborar en el secuestro de Francisco Jalics y Orlando Yorio.

Por eso no todos los argentinos estallaron en júbilo.

Después del nombramiento, la Presidenta Cristina Fernández envió un mensaje de felicitación al nuevo Papa… pero según el diario La Nación, su relación es terriblemente mala.

El Papa Francisco nunca recibió a Néstor Kirchner durante su administración. El conflicto se originó, según el diario, por los debates sobre pobreza, el matrimonio gay, la pelea con el campo y el clima de “crispación”.

Bergoglio consideraba al matrimonio Kirchner unos liberales. Y los trató como apóstatas.

UN RARO PAPA JESUITA

El pontífice número 266 de la Iglesia católica es el primer latinoamericano y jesuita que ocupa la Silla de San Pedro. Es, según diversos reportes de prensa, una persona austera y sencilla, un humilde ciudadano que en Buenos Aires, Argentina, suele viajar en autobús y en metro.

Pero su origen jesuita no es satisfactorio para todos. Aunque el cónclave lo haya elegido, históricamente, la Compañía de Jesús  ha sido enemiga del Papa. Incluso en agosto de 2012 tuvieron un altercado con el anterior Papa, Benedicto XVI, quien  los insto a que el objetivo de sus actividades no fuera “ambiguo u oscuro”.

En esa ocasión, el Pontífice les reiteró abiertamente (antes lo había hecho el beato Juan Pablo II) obediencia al Vicario de Cristo y fidelidad a la doctrina católica en su integridad.

Sin embargo, el conflicto data desde mediados del siglo XVIII, cuando la Compañía de Jesús fue expulsada de varias monarquías católicas: en Portugal, España, España y Nápoles.

El propio Papa Clemente XIV (proveniente de la orden franciscana), presionado por la mayor parte de las cortes católicas (la única importante que no los había expulsado era la austríaca), accedió a disolver la Compañía, muchos de cuyos miembros se habían reubicado en los propios Estados Pontificios, mediante el breve Dominus ac Redemptor, de 21 de julio de 1773.

Las expulsiones y posterior disolución de la Compañía de Jesús trajo como consecuencia el exilio de una gran cantidad de jesuitas en países oficialmente no católicos que toleraban la presencia de súbditos católicos, como el reino de Prusia o el Imperio ruso (que en 1772 habían llevado a cabo el reparto de Polonia, de población mayoritariamente católica). Ambos monarcas (Catalina la Grande de Rusia y Federico II de Prusia) ignoraron el decreto papal, lo que permitió la continuidad de los colegios jesuitas, y de hecho la reorganización de lo más selecto de la intelectualidad de la Compañía.

Foto: Efe

DEFENSOR DE POBRES, VERDUGO DE GAYS

En honor a su origen jesuita y a Francisco de Asís, el nuevo Papa eligió su nombre. Al igual que el franciscano, que se caracterizó por ser humilde y austero, quien de ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios, el Pontífice ha mantenido este precepto en su vida.

Según expertos, fueron precisamente sus discursos sobre la pobreza los que enfriaron la  relación con los Kirchner, Néstor y Cristina, a quienes acusaba de opulentos, mientras el pueblo vivía en desigualdad.

En su momento, el  hoy Sumo Pontífice criticó al ya fallecido Mandatario por “exhibicionismo y anuncios estridentes”, lo que ocasionó la ruptura entre Iglesia y Estado en Argentina.

El periodo posterior, fue conocido por la tensa relación que mantenía con Néstor Kirchner, pero que se agudizó con la Mandataria Cristina, debido a su populismo y a su legislación sobre el aborto y el matrimonio homosexual.

En 2010, el Papa Francisco libró una “guerra de Dios” contra el gobierno de Argentina y trató por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Bergoglio encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la “unidad familiar” y convocó vigilias frente al Parlamento.

En medio del debate del proyecto que legaliza la boda entre dos personas del mismo sexo, Bergoglio dio a conocer una carta de repudio dirigida a los cuatro monasterios de Buenos Aires:

“No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”, dijo.

Aunque perdió esta batalla, el 5 de mayo de ese año la Cámara de Diputados de Argentina aprobó el matrimonio homosexual por 125 votos a favor, después se anotó un tanto al conseguir que el gobierno frenara la difusión de una guía médica que repasaba los supuestos de aborto admitidos por la ley argentina: violación y peligro para la vida o la salud de la madre.

El ahora Papa dijo sobre el aborto que:

“Se percibe una vez más que se avanza deliberadamente en limitar y eliminar el valor supremo de la vida e ignorar los derechos de los niños por nacer. El aborto nunca es una solución…Al hablar de una madre embarazada hablamos de dos vidas, ambas deben ser preservadas y respetadas pues la vida es de un valor absoluto”.

PARTICIPE DE LA DICTADURA

El libro El silencio del periodista Horacio Verbitsky narra que “el número 1 de la Iglesia católica en Argentina, el cardenal Jorge Bergoglio, ha sido señalado como colaboracionista de la ‘guerra sucia’ de la dictadura militar (1976-1983) porque presuntamente delató a dos curas subordinados suyos en la Compañía de Jesús de los jesuitas”.

De acuerdo con el testimonio de los sobrevivientes de ese periodo, Bergoglio era el provincial de los jesuitas en Argentina y desde ese cargo quitó, en mayo de 1976, la licencia religiosa (igual a expulsión) a los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían hecho la llamada “opción por los pobres”.

Tras el golpe militar de 1976 el obispo de Morón, Miguel Raspanti, intentó proteger a dichos sacerdotes por temor a fueran secuestrados, pero Bergoglio se opuso, según el relato de la ex profesora de catequesis en colegios de la diócesis de Morón, Marina Rubino, quien en esa época estudiaba teología en el Colegio Máximo de San Miguel, donde residía el ahora Papa.

Yorio y Jalics fueron secuestrados el 23 de mayo de 1976 y conducidos a la ESMA, el centro clandestino de detención en el que fueron asesinadas cinco mil personas, donde los interrogó un especialista en asuntos eclesiásticos que conocía la obra teológica de Yorio.

Incluso, Bergoglio tuvo que declarar como testigo en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. Según los testimonios también se habla de presunto encuentros entre el ahora Papa y el miembro de la Junta Militar Emilio Massera.

Los seguidores de Bergoglio salieron en su defensa y argumentaron que él ayudó a muchos a escapar de las fuerzas armadas. Sin embargo, el diario argentino Página 12 publicó “cada vez que su pasado lo alcanza, Bergoglio atribuye la divulgación de sus actos al gobierno nacional”.

Aunado a su pasado, el Papa deberá atender una Iglesia Católica en crisis. En su primer discurso el Sumo Pontífice dijo que comienza “un camino” y pidió que rezaran “unos por otros para que haya una gran fraternidad”.

“Espero que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea fructífero para la evangelización”, dijo.

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