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La realidad le modera la lengua y Trump recula con Siria, China, el TLCAN, Putin, la OTAN, etcétera

14/04/2017 - 12:00 pm

Donald Trump, con apenas 3 meses en la Casa Blanca, a cambiado drásticamente en sus posiciones como candidato y aún en sus primeros días como Presidente. En seguridad, el magnate ordenó un ataque a Siria, posibilidad que como civil criticó, y dejó atrás su posicionamiento de que la OTAN es un organismo “obsoleto”.  En materia comercial, ahora abrazó a China y dejó de acusarla como de manipular su moneda; el caso de México, aunque públicamente no lo ha demostrado, al menos el borrador de renegociación del TLCAN no es tan agresivo, como se venía en campaña.

WASHINGTON (AP) — El Presidente Donald Trump está cambiando drásticamente de opinión en temas clave y para su acostumbrada jactancia, es sorprendentemente cándido sobre la razón: ahora realmente conoce sobre ellos.

“Después de escuchar por 10 minutos, me percaté de que no es tan fácil”, dijo el Presidente después de una charla con el mandatario chino Xi Jinping, que incluyó sus esperanzas de que la presión de China pueda desalentar a Corea del Norte de sus avances nucleares.

“Tenía el fuerte presentimiento de que ellos tenían un poder tremendo” sobre Corea del Norte, dijo en entrevista con The Wall Street Journal. “Pero no es lo que uno creería”.

Este es apenas uno de comentarios recientes que ofrecen un vistazo a lo que parece ser una transformación moderada para un presidente desmesurado. Mientras se acerca a sus 100 días en la presidencia, Trump parece estar adoptando cada vez más lo que él describe como “flexibilidad”, reconociendo que posiblemente no pensó bien algunos los temas sobre los que vociferó durante su campaña política.

En las últimas 48 horas, el recién llegado al mundo de la política que prometió poner de cabeza a Washington ha cambiado de opinión en temas como estos:

• Dejó de decir que China manipula su moneda.

• Repensó su opinión sobre no intervenir en el conflicto sirio y ordenó un ataque armado.

• Dejó de tener un enfoque cálido hacia Vladimir Putin y declaró que las relaciones EEUU-Rusia “posiblemente estén en su momento más bajo”.

• Decidió que la OTAN en realidad no es obsoleta, como había dicho.

• Se dio cuenta de que conviene mantener al Banco de Importaciones y Exportaciones de Estados Unidos, al cual calificó de estar “sobrecontratado” y que prometió eliminar.

Sobre el banco que apoya las exportaciones estadounidenses, el Presidente ahora dice que “de hecho es algo bueno y de hecho hace dinero”.

Los aliados dicen que Trump simplemente está creciendo en el puesto, tomando lo que aprende y adaptándose. Sin embargo, a la Casa Blanca le cuesta explicar algunos de los cambios.

Cuando el miércoles le preguntaron al vocero presidencial sobre la creciente lista de cambios de opinión, Sean Spicer respondió que la OTAN de hecho “está evolucionando hacia la posición del presidente” y no al revés, enfocándose más en el terrorismo y alentando a las naciones a que aporten más a la defensa.

-¿Y qué hay de los demás cambios además de la OTAN?, se le preguntó a Spicer.

-La OTAN está de hecho avanzando hacia Trump, respondió otra vez. Siguiente pregunta.

Trump, quien parece seguir en modo de campaña meses después de la elección, al parecer ahora está escuchando a diversos asesores. Su gurú de campaña, Steve Bannon, de alguna forma ha quedado marginado, mientras las voces moderadas suenan cada vez más.

También podría ser que Trump solamente está buscando una forma de mejorar sus bajos niveles de aprobación, reconociendo que su mejor táctica podría ser un enfoque menos dogmático y más práctico.

EL CASO DE MÉXICO

Trump y China ¿amigos?. Foto: AP

Esta semana, Trump abandonó su promesa de campaña de etiquetar a China como manipulador de divisas. Hace dos semanas, su gobierno propuso cambios mínimos al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que había definido como “desastre” que asesinaba empleos. Y su amenaza de imponer fuertes aranceles a los productos chinos se ha convertido en un intento de mejorar las relaciones con Beijing.

Eso en poco se parece al candidato que se promovió como el combativo personaje ajeno a la política determinado a dar fin a décadas de respaldo estadounidense al libre comercio, con el objetivo de salvaguardar los empleos de estadounidenses de los países que obran de manera desleal.

El reciente cambio de tonos deja entrever a un nuevo presidente que aprende que las políticas comerciales unilaterales no funcionan fácilmente.

“El presidente comienza a ajustar sus políticas a la realidad económica”, dijo Joshua Meltzer, especialista en comercio internacional y alto miembro de la Brookings Institution.

Su portavoz, Sean Spicer, ha defendido el cambio de postura de Trump en materia comercial, al explicar que su promesa principal fue dar resultados y no aferrarse a la postura política de nadie.

“Las fuertes palabras del presidente en distintos temas fueron para obtener resultados para el pueblo estadounidense”, subrayó Spicer.

Trump había prometido obligar a México y Canadá a renegociar el TLCAN para proteger mejor a los trabajadores estadounidenses, y abandonar por completo el pacto de 23 años si no obtenía lo deseado. Sin embargo, cuando el mes pasado se filtró el borrador del gobierno para el TLCAN, parecía mantener gran parte del plan intacto.

Las provocadoras palabras de Trump sobre sus socios comerciales de América del Norte funcionaron durante la campaña, especialmente en pueblos de la región sur y centro-norte, en donde se perdieron empleos a manos de competidores chinos y mexicanos. Pero muchos otros estadounidenses dependen de preservar relaciones comerciales cordiales. Por ejemplo, los granjeros de Estados Unidos han sido los más beneficiados por el TLCAN: Sus exportaciones a México son cinco veces mayores en comparación a los años previos al acuerdo, que entró en vigor en 1994.

Y las armadoras automotrices estadounidenses han pasado dos décadas construyendo complejas cadenas de suministro que envían autopartes y vehículos finalizados de un lado al otro de la frontera entre Estados Unidos y México. Una reorganización del TLCAN provocaría, con toda certeza, un trastorno en sus operaciones.

Adam Posen, economista al frente del Instituto Peterson de Economía Internacional, que defiende el libre comercio, dijo que Trump podría comenzar a reconocer que el comercio es parte de la enormemente complicada relación de Estados Unidos con el resto del mundo.

Pero el cambio en la postura comercial de Trump es más claro — o discordante — en su postura sobre China y el manejo de su moneda. Durante la campaña, Trump dijo a los votantes que en su primer día en la Casa Blanca etiquetaría a China como un manipulador de divisas, una humillación pública que podría provocar sanciones comerciales. Estados Unidos no define a China de tal forma desde 1994.

El plazo autoimpuesto llegó y pasó.

Incluso durante una entrevista del 2 de abril con el Financial Times, Trump acusó a China de mantener su moneda subvaluada con métodos artificiales para darles a los exportadores una desleal ventaja de precios en los mercados mundiales.

La acusación exasperó a los economistas, quienes de manera abrumadora afirman que China sí manipuló su moneda hace varios años, pero no recientemente. En lugar de debilitar el yuan, China ha invertido sus reservas extranjeras para impulsar su divisa en un momento en el que muchos chinos están sacando su dinero del país para invertir en el extranjero.

“Es absurdo llamar a China manipulador de divisas en este momento”, dijo Posen.

El Departamento del Tesoro tenía una fecha límite del 15 de abril para presentar un reporte ante el Congreso para declarar o no a China como manipulador de divisas. Estaba claro que, bajo los estándares del departamento, China era inocente.

En una entrevista el miércoles, Trump volvió a la realidad.

“No son manipuladores de divisas”, dijo al The Wall Street Journal.

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