El Estado nos pone en riesgo: madres de desaparecidos; “lo de Sandra en Culiacán nos puede pasar a cualquiera”

14/05/2014 - 12:05 am
Sandra Luz Hernández cayó en una trampa. Foto: Noroeste.
Sandra Luz Hernández, asesinada el lunes en Culiacán, Sinaloa. Foto: Noroeste.

Ciudad de México, 14 de mayo (SinEmbargo).– El asesinato de Sandra Luz Hernández, una madre que buscaba a su hijo por sus propios medios en Sinaloa, fue condenado por otras mujeres que al igual que ella hacen investigaciones por su cuenta ante la incapacidad y la falta de respuestas concretas de las autoridades estatales y federales.

“Lo sucedido a Sandra da una muestra de lo que es este país y no es la única, ya fue Nepomuceno [Moreno], Marisela [Escobedo] en Chihuahua, y ahora vienen a darnos otro duro golpe. Lo mismo que hacía Sandra hacemos  nosotras, [tenemos] los mismos peligros”, afirmó Irma Irma Leticia Hidalgo Rea, miembro de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León.

Para Irma Leticia, lo que le pasó a Sandra puede pasarle a cualquiera de ellas. “No nos están dejando de otra, cuando el Estado no cumple, nosotros buscamos por nuestra cuenta, tenemos la misma meta que ella, encontrar a nuestros hijos aunque encontremos la muerte”, reiteró.

Leticia Mora, de la Red de Madres en Busca de sus Hijos, comentó que las mamás que están en busca de sus hijos están expuestas al asesinato, debido a que los culpables de la desaparición de sus seres queridos, permanecen libres, mientras las madres, indefensas.

“No sabemos si las autoridades están coludidas o los criminales que desaparecen a nuestros hijos andan sueltos. Ya van tres que por estar buscando a sus hijos son asesinados, es tan lamentable que no podemos alzar la voz, buscar la justicia”, mencionó.

Por su parte, María Elena Salazar Zamora, madre de un desaparecido de Torreón, Coahuila, reconoció que las mamás que buscan a sus hijos en México se encuentran en un riesgo contante, debido a la corrupción de las instituciones mexicanas.

“Al ver esta noticia nos paralizamos [el asesinato de Sandra Luz], nos da miedo pensar solamente que estamos en esta situación, pero nosotros sabemos al gran monstruo al que nos estamos enfrentando: la corrupción y el poder. Como madre, nada te puede pasar, he caminado por las calles, aquí estoy, no sé quién me pueda detener, ya estamos muertas y es tanto nuestro dolor que no nos importa que nos deje de latir el corazón, porque ya estamos muertas”, dijo.

 IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN 

Irma, que busca a su hijo desde 2009, atribuyó el asesinato de Sandra a la corrupción, impunidad y a la injusticia que se vive en México y dijo que además de la tristeza que sienten, “nos invade el coraje y la impotencia ante esta terrible situación”.

“Nosotros no estamos buscando culpables, ni queremos que se fabriquen, nomás para salir del paso, del trabajo tan ineficiente y putrefacto del aparato de justicia; lo único que queremos es encontrar a nuestros hijos desaparecidos, nadie tuvo el derecho de llevárselos, menos de matarlos. Esto es otro golpe a nuestro corazón, que nos lastima tanto nuestro interior tan maltratado, nos provoca nausea tanta indignación”, dijo.

Además señaló que en este tipo de acciones todo tiene que ver “es un simbolismo que la hayan matado cerca del ayuntamiento”.

Sandra Luz, de 50 años, fue asesinada con al menos 15 disparos en plena calle, bajo el sol de Culiacán.

La mujer se convirtió en activista e investigadora a partir de que su hijo, Édgar García Hernández, empleado de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), desapareciera el 12 de febrero de 2012, cuando personas armadas irrumpieron en su casa y se lo llevaron de manera forzada.

Desde entonces comenzó a buscar y seguir pistas y se unió a otras madres con hijos desaparecidos. Protestó, marchó, sostuvo encuentros con autoridades. Todo en vano.

De acuerdo con testimonios recabados por el diario Noroeste, el domingo 11 de mayo una persona se acercó a Sandra cuando se encontraba en un centro comercial. Le dijo que conocía a alguien que podía decirle dónde se encontraba Édgar, su hijo.

Después de sostener una reunión con funcionarios de la PGJE, se dirigió al Ayuntamiento de Culiacán donde estuvo unos minutos con los pepenadores que mantienen una huelga de hambre.

Entonces recibió la llamada que le indicó dónde sería el encuentro con el supuesto informante. Le reunión sería en un punto de la Colonia Benito Juárez.

Junto a una compañera activista abordó un camión urbano. Al filo de las 16:00 horas caminaba junto a su acompañante por la calle Constitución, esquina con 20 de Septiembre, cuando apareció su victimario quien le disparó en la cabeza, según la versión de algunos testigos y autoridades.

En el lugar, los peritos de la PGJE recogieron 15 casquillos de pistola calibre .9 milímetros.

“Tengo fe en que el Gobierno me diga dónde está. Ellos me tienen que decir dónde está, ellos son los que pueden ayudarme y no voy a quitar el dedo del renglón hasta que ellos me regresen a mi hijo”, dijo en entrevista durante una protesta realizada el pasado 12 de febrero, cuando se cumplieron dos años de la desaparición forzada de Édgar.

LOS OTROS CASOS

Marisela Escobedo fue asesinada mientras buscaba justicia para su hija. Foto: Cuartoscuro
Marisela Escobedo fue asesinada mientras buscaba justicia para su hija. Foto: Cuartoscuro

Irma Leticia estimó que después de los asesinatos de Nepomuceno Moreno, en Sonora, y Marisela Escobedo, en Chihuahua, ambos padres que buscaban a sus hijos desaparecidos, muchas mamás optaron por dejar instrucciones a sus parientes en caso de ser asesinadas.

Uno de los casos donde la impunidad pudo más que la resistencia es el de Nepomuceno Morales Nuñez. En julio de 2010, su hijo, Jorge Mario, de 17 años fue detenido durante un retén y “levantado” junto con otros jóvenes que le acompañaban. A partir de ese momento Nepomuceno no volvió a ver a su hijo, por lo que salió a buscarlo y a exigir justicia con sus propios recursos.

El padre, desesperado, recorrió las calles de Hermosillo, Sonora, pidió a plagiarios, personas, y autoridades locales y estatales que le ayudaran a encontrar a Mario, sin embargo, nunca obtuvo una respuesta satisfactoria.

“Don Nepo” como era llamado por sus amigos, se unió al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, del poeta Javier Sicillia, quien al igual que muchos padres, se convirtió en activista tras la muerte de su hijo.

El 14 de octubre de 2011, a un año de la desaparición del joven, Nepomuceno acudió a los Diálogos por la Paz, en el Distrito Federal, y entregó al ex Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, el expediente de su hijo.

“Don Nepo” regresó a Sonora con la confianza de que el ex mandatario le brindaría el apoyo necesario para encontrar a Jorge Mario. El 30 de septiembre de 2011 interpuso una demanda en contra de la Procuraduría General de Justicia Estatal, y en menos de un mes, unos hombres lo acribillaron cuando viajaba en su vehículo en una calle muy cercana a la Procuraduría local, en el centro de Hermosillo.

Otro de los casos  donde la justicia nunca llegó, es el de Maricela Escobedo Ortiz, quien perdió la vida un 16 de diciembre de 2010, justo en frente al Palacio de Gobierno en Chihuahua, donde mantenía una protesta por el asesinato de su hija, Rubí Marisol Frayre.

La madre, que posteriormente se convirtió en activista, reportó la desaparición de Rubí en enero de 2009, luego de que un par de meses antes acudiera al domicilio su hija, donde la pareja sentimental de la joven dijo que la chica había huido con otro hombre. Meses después el yerno de Maricela dejó Ciudad Juárez.

En abril de ese mismo año, Sergio Barraza Bocanegra, ex pareja de Rubí Frayre fue detenido y confesó que golpeó a la joven hasta matarla, por un supuesto arranque de celos.

Un año después, Barraza Bocanegra, fue absuelto de manera unánime por los magistrados Catalina Ochoa, Rafael Boudib y Netzahualcóyotl Zúñiga. Ante el hecho Maricela mostró públicamente su inconformidad, por lo que el 20 de mayo, se realizó otro  juicio en el que se sentenció Sergio Barraza a 50 años de prisión, sin embargo, nadie hizo nada por encontrar al joven que desde quien se le dictó la sentencia absolutoria había desaparecido de Ciudad Juárez.

Maricela, al igual que Nepomuceno, Sandra Luz  y miles de familiares de desaparecidos y asesinados, realizó diversas protestas, acudió a las instancias de procuración de justicia, expresó su caso ante las autoridades estatales y federales, pero nadie supo garantizarle justicia, hasta que un día fue finada y el caso de injusticia suyo y de su hija pasaron ser parte de las historias de impunidad de los desaparecidos de México.

Al respecto, el analista italiano Stefano Fumarulo, de la organización antimafia Red Libera, dijo que las políticas que se siguen en México en materia de protección a víctimas no funcionan.

“Hemos conocido a familiares cuyo común denominador es la falta de acceso a la justicia y si denuncian, les pasa como a Nepomuceno Moreno”, afirmó.

Recordó que el año pasado el gobierno federal se comprometió a publicar las listas de los desaparecidos, y se preguntó: “¿Hay casos de desaparecidos encontrados?”.

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