En la exposición “Migrantes, el éxodo a través de México”, que se inaugura hoy en Aguafuerte Galería, el pintor, escultor, fotógrafo y poeta sudamericano presenta la obra “México, ¿por qué nos matas?”, evocando la masacre de 2010 en Tamaulipas
Ciudad de México, 14 de julio (SinEmbargo).- “México, ¿por qué nos matas?” es una obra imposible de ignorar. Al fondo y al centro de la Galería Aguafuerte (noble emprendimiento del joven escritor y fotógrafo Israel Alvarado en la colonia Roma) posee la rara virtud de lo inevitable, de aquello que no puedes dejar de ver y que al mismo tiempo quisieras no observar.
Se trata de una escultura con una figura central de resina (76 centímetros de alto, 71 de ancho y 15 de profundidad), 71 cabezas de pequeño formato de resina y tres armas de fuego hechas de hierro, un trabajo basado en la masacre ocurrida el año 2010 en Tamaulipas–México, donde fueron asesinados 72 migrantes centroamericanos.
La obra es de autoría del artista plástico chileno Pablo Maire, quien luego de residir durante seis años en Perú, ha decidido radicarse en México, el país que entre Gabriel Orozco y Francisco Toledo abarca una actividad artística diversa y nutritiva, coloidal y estimulante.
“México, ¿por qué nos matas?” será expuesta por primera vez en Aguafuerte Galería hoy, en el marco de la exposición “Migración, el éxodo a través de México”, junto a una treintena de artistas consagrados y emergentes, convocados para expresarse alrededor de un drama contemporáneo que define las vidas y las muertes de miles de personas en el mundo.
La exposición se confeccionó a partir de una convocatoria de Aguafuerte (Guanajuato 118, Colonia Roma), impulsada sobre todo por la tragedia de los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas.
La llamada libre a través de las redes sociales estuvo dirigida a artistas radicados en nuestro país, interesados en mostrar una pieza de escultura, fotografía, pintura o intervención sobre el tema de la migración en ambas fronteras.
De las más de 100 propuestas se seleccionaron 35 trabajos de artistas emergentes, a los que se sumaron 15 piezas de artistas consolidados invitados especialmente por la galería: Gabriel Macotela, Pedro Valtierra, Francisco Mata Rosas, Antonio Gritón, Pablo Maire, Ricardo Pulido, Altair Lópes, Zamer, Celso Zubire y Docktor Morris.
Las obras abarcan temas que van desde “La Bestia” a Las Patronas, imágenes de la frontera con los Estados Unidos y de los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas, éste último un tema que ha conmovido especialmente a Pablo Maire, nacido en Talca, Chile, en 1975, poeta y artista visual, autor de los poemarios Escribí estos versos de espalda y Ombligos.
En el campo visual, Maire viene desarrollando trabajos en torno a la escultura, pintura, video y fotografía, con exposiciones colectivas en Venezuela, Perú, Argentina, Chile, Colombia, República Checa, entre otros.
–Uno ve estas calaveras en tu obra y piensa que podría ser, efectivamente, cualquier lugar de México, pero también podrían provenir de algún lugar de Chile o de Argentina, salir sin permiso de algún documental de Patricio Guzmán…
–Sí. Esta obra está tomada de la tragedia de Tamaulipas en 2010 y también hace alusión a los detenidos desaparecidos en todo el continente. Lo que pasó con las dictaduras militares en Latinoamérica es que cuando los familiares buscaban a sus parientes les contaban cuentos como que se habían fugado con sus amantes y que no existían los detenidos desaparecidos. Durante 17 años nos contaban el cuento, vino la ultraderecha y siguió con esa narrativa, pero la verdad sale a la luz…
–Como dijo César Vallejo, “los cadáveres siguen muriendo”, de todos modos
–Sí, también como lo digo Néstor Perlongher en “Alambres”: hay cadáveres, hay cadáveres, hay cadáveres…Mis calaveras son hombres, niños, mujeres, no son anónimos, alguien los reclama, alguien los llora, tienen familiares, tienen personas que los recuerdan. Me ha tocado hablar con muchos migrantes centroamericanos que están dispuestos a sufrir vejaciones y maltratos en México con tal de llegar a los Estados Unidos
–Como si fuera un “gaje del oficio”, algo obligatorio, inevitable
–Efectivamente. Persisten en una idea que los puede llevar a la muerte, los migrantes saben que la muerte los ronda cercanamente. Estos 72 migrantes fueron bajados de “La Bestia” y luego llevados a Tamaulipas, donde los asesinaron. Es la misma tragedia que Patricio Guzmán muestra en el documental Nostalgia de la luz, donde los familiares buscan aunque sea una astilla de un hueso de su familiar desaparecido…
–Tu obra parece ser la contracara, “Nostalgia de la sombra”, de la sangre…
–Sí, hay muchos elementos que se pueden analizar como coincidentes, tanto desde la estética como desde la ética de las obras mencionadas. En el documental de Patricio Guzmán se produce la búsqueda de algo que pasó y que al mismo tiempo nos alumbra. Los soles externos están muertos, la información nos llega con mucho retardo a causa de la velocidad de la luz y en cierto modo el contraste que plantea la película consiste en buscar un pasado que alumbra aun cuando sea oscuro. Hay una emergencia social y eso motiva mi obra, no es que me interese particularmente trabajar con la muerte.
–Mientras buscar los restos parece ser una ventana abierta, apilar las calaveras resulta una tragedia cerrada, un mundo de sombras…
–Sí, por eso está montada sobre una caja negra, especie de ataúd que puede contener otras calaveras… ¿Cómo detenemos esta emergencia? El tema de la migración es mundial, sucede en África, en Latinoamérica, en Asia…y produce centenas de cadáveres. Hay miles de trabajos artísticos que retratan la tragedia de esos seres humanos, lo que me impide entender la indiferencia de mucha gente con respecto a ella.
–Bueno, en México hay gran indiferencia con respecto a la inmigración centroamericana
–Efectivamente, hay una anestesia que parece consistir en la lógica que da lo mismo puesto que las personas seguirán desapareciendo, seguirán muriendo. La preocupación, si existe, es en torno a los migrantes mexicanos en los Estados Unidos. En general, no importan aquí el hondureño, el guatemalteco, el salvadoreño. La figura central de la pieza es el color, es esa mujer desafiante que se para ante las armas como preguntando si existe la posibilidad de frenar esta emergencia, de evitar la tragedia.
–¿Cómo fue el proceso creativo de esta pieza?
–Me llevó cuatro meses de trabajo, de mandar a hacer los moldes, de preocuparme del envejecimiento. Tengo entendido que los cuerpos estaban maniatados, tirados en un galpón. La tragedia pudo conocerse gracias a un sobreviviente que dio aviso a las autoridades de lo que había pasado. Imagínate a esas personas que buscan a sus familiares y que en el camino van encontrando cadáveres cuya identidad se desconoce. Es esa la reflexión que se busca a través del arte, con trabajos como el de Gabriel Macotela que ya había hecho algo respecto en Oaxaca y que también participa en esta muestra con una pieza. Tenemos que salir de esto, tenemos como sociedad que reflexionar alrededor del tema para poder construir una esperanza. Mi obra está hecha con humildad, trabajo alrededor del tema de las dictaduras militares en Latinoamérica, de los derechos humanos, de los problemas de género, de la discriminación a los homosexuales… Soy un trabajador más, lo importante es reflexionar en torno a lo que sucede en la realidad. Se matan a líderes sindicales, a migrantes, a luchadores por la ecología…todos los criminales son de guerra y debemos pensar en ello.
