DIABETES, EL PEOR ENEMIGO DE LA SALUD EN MÉXICO

14/11/2013 - 12:00 am
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Prueba de glucosa. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 14 de noviembre (SinEmbargo).– En México cada hora se diagnostican 38 nuevos casos de diabetes, una enfermedad que se convirtió en la causa número uno de muerte en el país y que durante el sexenio pasado cobró la vida de 500 mil personas de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.

Sin embargo y a pesar de que la diabetes supera al cáncer y al infarto en decesos, más de 50 por ciento de los mexicanos desconocen que la tienen.

“Si se trata a tiempo y a pesar de contar con familiares que padecen la enfermedad, en 60 por ciento de los casos podría incluso evitarse que aparezca”, dijo Ana Bertha Pérez, directora del departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana.

La especialista es experta en trabajo de la diabetes y aseguró que aunque la Secretaría de Salud indica que de cada 100 personas, 15 tienen diabetes, existe un subregistro, pues la epidemia en el país se presenta en los mismos niveles de Egipto y Estados Unidos.

La ecuación es sencilla: si usted tiene un pariente con la enfermedad es muy probable que la desarrolle en alguna etapa de su vida, sugirió la especialista.

“Si las personas se trataran a tiempo, porque no sólo es un problema para el gobierno, es de todos, cada uno de nosotros deberíamos estar atentos, porque se podría retrasar y en lugar de que aparezca a los 40 ó 50 años, podría llegar hasta los 70 o 80”, explicó

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (el último estudio mexicano para análisis de la enfermedad), en México hay 6.4 millones de casos diagnosticados con diabetes, con una tasa de 9.2 por ciento de diagnóstico previo.

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La enfermedad es considerada una epidemia que, aunque no mata a los enfermos rápidamente, se encarga de poco a poco medrar su salud hasta la ceguera o la insuficiencia renal.

De acuerdo con la Fundación Mexicana de Diabetes los estados donde hay más prevalencia son: Distrito Federal, Nuevo León, Veracruz, Tamaulipas, Durango y San Luis Potosí.

La organización civil detalla que detalla que el tratamiento de la enfermedad representa un gasto de 3 mil 430 millones de dólares al año en su atención y complicaciones.

Los expertos afirman que con actividad física, una dieta adecuada y reducción de peso, el riego para desarrollar diabetes en personas que fueron detectadas como pre-diabéticas o que tienen una predisposición genética decrece entre 34 por ciento y 43 por ciento y puede alargarse hasta por dos décadas.

¿UNA ENFERMEDAD DE ADULTOS?

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Foto: Cuartoscuro

En el mundo la mayoría de las personas que padecen la enfermedad tienen entre 40 y 59 años de edad, según la Federación Internacional de Diabetes (IDF).

Aunque es un padecimiento ligado generalmente a personas adultas, anualmente 78 mil niños desarrollan la diabetes tipo 1 en todo el geoide.

La doctora Ana Bertha Pérez, dijo que la población asocia la enfermedad con los adultos, sin embargo los jóvenes y los niños son también propensos a contraerla.

“Debería ser un lema: si tienes un familiar con diabetes, tienes más de 20 años, corre a realizarte una prueba de glucosa a tu clínica más cercana”, dijo

En México la población está “perdida” en este tema, detalló la doctora, pues la experiencia indica que los adultos se percatan que son diabéticos cuando su sangre contiene entre 300 y 400 miligramos de glucosa por cada 100 mililitros.

“Llegan los enfermos y uno piensa en cómo es posible que anden haciendo su vida diaria con esa cantidad de glucosa. Cuando llegan se sienten muy cansados, tienen todos los síntomas de la diabetes: tomar mucha agua, orinar mucho y sentir mucha hambre”, dijo.

Para contrarrestar el panorama poco alentador, la doctora indicó que todo joven de 20 años debe realizarse su examen cada seis meses, para evitar que el padecimiento aparezca tempranamente.

Con este cuidado, una persona puede detectar la enfermedad en una etapa de pre-diabetes, justo cuando es posible tratarla medicamente y con una dieta adecuada, evitar su aparición.

“Se necesitan dos cosas para retardar su aparición: una, la detección oportuna y dos, los cuidados en la alimentación y ejercicio físico. Si se detecta a tiempo y no se cumple con lo segundo, la diabetes sigue adelante”, dijo.

De acuerdo con Ana Bertha Pérez una persona diagnosticada en una etapa de pre-diabetes o con altos índices de glucosa en la sangre, debe comer tres, cuatro y hasta cinco veces al día.

“No se deben dejar pasar comidas, se debe comer cinco raciones diarias de frutas y verduras y cambiar las bebidas azucaradas por agua simple. Sí se pueden utilizar endulcorantes artificiales o consumir bebidas light, pero no siempre, debe ser agua de preferencia”, detalló la doctora.

La especialista explicó que los adultos deben realizar diariamente al menos 30 minutos de ejercicio, pero que en los niños, la actividad física se incrementa a 60 minutos diarios.

“Esto es porque están en crecimiento y sus músculos necesitan desarrollarse”, dijo.

OBESIDAD: FACTOR PARA DESARROLLAR DIABETES

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Foto: Cuartoscuro

De acuerdo con el conocimiento que existe alrededor de la diabetes, el sobrepeso y la obesidad juegan un papel importante; por ejemplo, en las mujeres una circunferencia de cintura de más 80 centímetros debe ser un signo de preocupación, explicó la especialista.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición arrojó que en México, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es de 71.28 por ciento, es decir, siete de cada 10 mexicanos están en esta situación.

En los niños de entre cinco y 11 años la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es del 34.4 por ciento.

Los expertos en el tema advierten que este porcentaje en niños, es preocupante y México carece de leyes que protejan a los menores, principalmente en las escuelas, de lo que denominan el “ambiente obesigénico”.

Después del impuesto al consumo de refrescos que aprobó recientemente el Congreso de la Unión, el Gobierno Federal debe considerar gravar a las papitas, churritos, panecillos y golosinas consideradas como alimentos chatarra, dijo Anabel Velazco Burruel, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública.

“Sería ideal que cualquier alimento que tenga cantidades elevadas de grasa, de azucares añadidos, que sean productos dañinos para la salud que tengan un impuesto para disminuir el consumo”, indicó.

Además los legisladores también deben debatir por una regulación especial para combatir el ambiente obesigénico en la escuelas del país, pues aunque hay lineamientos para las tienditas escolares dictados por la Secretaría de Educación Pública (SEC) y la Secretaria de Salud, en la mayoría no se cumplen.

“En las escuelas no se cumple la regulación como debe ser. Esperamos que se saque un programa de prevención de obesidad con la Secretaría de Salud, que fortalezcan y que puedan llevarse a cabo, ahorita no hay castigo, no hay sanciones para las escuelas que no siguen estos lineamientos, no hay nadie que las vigile ni control”, indicó.

En agosto, Alma Meneses, del área de Legislación y Políticas Públicas de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDM), dijo que la Reforma Educativa que se aprobó este año no combate la venta de comida chatarra dentro de las escuelas, ni promueve la creación de mayor infraestructura como bebederos en todas los planteles para disminuir los índices de obesidad.

“No hay una estrategia adecuada ni en las reformas educativas, ni en la Cruzada contra el Hambre para atender el problema de la obesidad infantil, al contrario, lo que se está haciendo es limitarse a la autorregulación que ponen las empresas pero, ¿quién va a ser juez y parte? Ellas se autorregulan de tal forma que no afecte a sus intereses”, dijo.

La especialista indicó que dentro de las escuelas está el “enemigo” para los niños. Papitas, dulces, panecillos, donas y refrescos son el alimento que se vence en las tiendas escolares en la hora del receso.

Pero la situación es aún más alarmante. La reciente Encuesta Nacional sobre Obesidad de la Alianza por la Salud Alimentaria reveló que 85% de la población mexicana está de acuerdo con que se instalen bebederos en las escuelas, pues 48% aseguró que sus hijos no tienen acceso a estas instalaciones y a agua de garrafón.

“Esto es muy grave y las escuelas están así, en las ciudades y en las zonas rurales, donde los niños no tienen más acceso para saciar su sed, que beber refrescos”, dijo Meneses.

La encuesta también indica que 81 por ciento de los entrevistados están de acuerdo con prohibir la venta de comida chatarra en los planteles.

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“El 77 por ciento de los entrevistados dijeron que en las escuelas donde estudian sus hijos les venden este tipo de alimentos, mientras que 38 por ciento señaló que hay publicidad de papas fritas y golosinas dentro de las instalaciones y 46 por ciento indicó que se publicitan los refrescos”, detalló.

Meneses dijo que la encuesta refleja que el Gobierno de México incumple con los derechos a la salud de la infancia, establecidos en tratados internacionales como en la Constitución Mexicana y la Ley General de Salud.

En mayo de este año Enrique Jacoby, asesor regional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), indicó que si México quiere disminuir sus niveles de obesidad en la población infantil, el gobierno debe prohibir definitivamente la venta de comida “chatarra” en las escuelas y sus alrededores.

Aunque en el país se publicó desde 2010 la Ley Antiobesidad que en el discurso tiene como objetivo evitar que se ofrezcan dulces, panecillos, papitas y otras golosinas en las cooperativas escolares, lo cierto es que no prohíbe el consumo de estos alimentos al interior de los planteles, sólo restringe su venta y publicidad.

Las cooperativas escolares son reguladas a través de los “Lineamientos Generales para Expendio y Distribución de Alimentos y Bebidas en las Escuelas” emitido por la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública, que dosifica la cantidad de producto por envase o paquete.

Es decir, las empresas productoras de papitas o refrescos, sólo deben ofertar presentaciones más pequeñas de sus productos para cumplir con los límites permitidos por porción en los lineamientos y no rebasar el tope como en el caso de las botanas, galletas, postres y pasteles que es de 130 calorías por paquete o porción y no más de 35% de grasas totales.

“Esto no sirve de mucho, porque los niños pueden comprar una, dos, tres porciones, porque así como el producto se hace más pequeño el precio también baja. La única solución para combatir el problema de obesidad es a través de retirar la comida chatarra de las escuelas y en sus alrededores. Hay países donde no puede haber tiendas que ofrezcan estas golosinas en un radio de 20 kilómetros a la redonda”, dijo el especialista.

De acuerdo con las últimas cifras de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en México 29 por ciento de las niñas y 28.1 por ciento de los niños de 5 a 17 años presenta sobrepeso. El país ocupa el cuarto lugar en obesidad infantil a nivel mundial.

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“En los últimos 20 años, el crecimiento de la obesidad en los niños se ha incrementado y paso de un 5 a casi 30 por ciento. Estas cifras causan terror, lo que está sucediendo es muy grave”, indicó.

En México un niño tiene acceso a comprar golosinas a las afueras de la escuela sin ninguna restricción. La disponibilidad de estos productos contradice lo que puede regularse en el papel en materia de nutrición infantil.

Existen ejemplos exitosos de regulaciones que funcionan como Japón y Francia, agregó Jacoby. En estos países, narró, las escuelas prohíben la comida “chatarra” y los niños incluso reciben clases de cocina.

“Ellos aprenden a preparar alimentos sanos. La modernidad no significa dejar de cocinar, al contrario, hay que saber cómo comer. Si la gente deja de preparar sus alimentos deja en una tercera persona la decisión de manipular si quiere para que se haga un vicio comer ciertos productos”, anotó.

Jacoby explicó que la combinación de grasas, azúcares y sal que contienen los alimentos “chatarra” son altamente adictivos. Además de la prohibición de estos productos en las escuelas, el gobierno mexicano debería avanzar en la regulación de las etiquetas.

“En un país donde no hay un estándar en el etiquetado, cada empresa hace sus tablas nutrimentales como quiere, con los valores que le da la gana, confundiendo a la población, con el tamaño de letra que elige”, dijo.

El asesor de la OPS indicó que existen estados como Nueva York, Washington y Seattle, en Estados Unidos, donde los menús de los restaurantes contienen información sobre los ingredientes que contienen los platillos.

“El producto comercial tiene éxito basado en tres cosas: el precio, la disponibilidad y el marketing. En estas tres áreas hay que actuar. Las máquinas expendedoras de refrescos, papitas y panes no deben estar en las escuelas, estadios ni en los hospitales”, subrayó.

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