El lenguaje universal de la música: estudio analiza su percepción en dos culturas

15/01/2015 - 12:00 am

Ciudad de México, 15 de enero (SinEmbargo).- La respuesta emocional hacia la música sigue patrones universales que no tienen que ver con el aprendizaje cultural, aunque su percepción entre poblaciones occidentales y otras más aisladas, sí varía, según determinó un estudio realizado por científicos canadienses.

Los expertos de la Escuela de Música de la Universidad McGill, en Montreal, viajaron al Congo para someter a pruebas a 40 miembros de la tribu pigmea, a quienes pusieron piezas musicales de artistas clásicos como Bach, Liszt y Brahms, los soundtracks de películas como Star Wars, Psicosis y La Lista de Schindler, además de ocho canciones ceremoniales típicas de su región, con el fin de determinar cómo se sentían al oírlas.

Para ello, midieron el ritmo cardiaco, frecuencia respiratoria, sudor de las manos y las contracciones de su cara al sonreír o fruncir el ceño; además, les pidieron medir cada melodía con caritas sonrientes y tristes.

El artículo publicado en Frontiers of Psychology además analizó a una muestra de sujetos canadienses para comparar los resultados, con lo que determinaron que ambos grupos percibieron sus efectos excitantes o calmantes de manera similar, mientras que su apreciación de si los hacían sentir bien o mal, sí mostró diferencias.

El grupo de congoleños que carece de acceso a la televisión, radio y música grabada, encontró mucho más positivas sus propias melodías, mientras que los canadienses reportaron las piezas occidentales más estimulantes. Es ahí donde el factor cultural tiene que ver.

Foto: Shutterstock
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Sin embargo, sus efectos estimulantes o relajantes parecen ser percibidos de manera universal, según sus cambios en la sonoridad, tempo y tono. Los investigadores encontraron que los tonos más altos y tempos más rápidos disparan la emoción en las personas, aún cuando no están familiarizados con las canciones; mientras que en el caso contrario (tempos lentos y tonos más bajos) inducen un estado de calma.

“El papel de la música en estas dos culturas es muy diferente. Nosotros, en Occidente, tenemos música que se extiende por toda una serie de calificaciones de valencia y excitación: la música negativa lenta, que se percibe como triste; música positiva lenta, que nos da un contenido de calma; la música excitante negativa, relacionada con el enojo; y, la música excitante positiva, la que nos hace felices. Ambas culturas usan la música para modular la emoción, pero en la cultura pigmea, la música entra en sólo una dirección positiva”, explica a The Atlantic, Stephen McAdams, profesor en dicha universidad.

En el caso de la tribu africana, la música está hecha para crear sentimientos positivos y deshacerse de las emociones negativas, por ello, no sorprendió al equipo que las melodías occidentales resultaran un poco inquietantes. Al responder a la pregunta de si les habían gustado las canciones que escucharon, ellos contestaron amablemente: “es su música”, de acuerdo con el investigador.

“Lo básico aquí es que la música sólo es universal en algunas maneras. Hay aspectos de ella que la hacen universal y están relacionados con el mecanismo de excitación, y hay otros que dependen de la cultura, de quién eres, y de cómo sueles responder a la música”, dijo McAdams.

El investigador apuntó además que, mientras en el mundo occidental la música se suele escuchar individualmente, en privado, en computadoras o iPods, en la cultura pigmea no se tiene música que consumir, “ellos hace música juntos, todo el tiempo. No hay no-músicos”.

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