Escribo este texto antes de que el Cónclave para elegir al nuevo Papa haya llegado a su fin. Así, no sólo ignoro el resultado del mismo sino que tampoco sé si la fumarola blanca haya atenuado la ansiedad de los millones que están al pendiente de su aparición. Sin embargo, estoy convencido de que muchas historias circulan en torno a la reunión de cardenales que busca elevar a uno de ellos a la categoría superior.
Y todas estas historias no son gratuitas. Casi todo lo relacionado con el Vaticano está cargado de implicaciones. No sólo para la enorme cantidad de creyentes, también para quienes saben reconocer en el pequeño grupo que rige a la Iglesia católica un poder notable, por un lado, y críptico, por el otro. No por nada se habla de secretos y conspiraciones.
La literatura ha encontrado un terreno por demás fértil para lanzar sus propias hipótesis. Y es que en torno a los papas, a lo que sucede dentro de ese pequeño estado, hay demasiados elementos atractivos: la secrecía, las relaciones entre la Iglesia y el poder, la política, las conjuras, los escándalos, la riqueza y lo mucho que se juega en cada sucesión papal, por mencionar sólo unos cuantos. Así, novelas en torno al relevo papal, al cónclave, a los papas mismos, se acumulan por doquier. Las hay las que prefieren ocuparse de un matiz casi histórico y las que, por el contrario, plantean intrigas propias de un best seller.
Sea como fuere, ofrezco un listado muy acorde a nuestros días. Intento, como casi siempre, hacer convivir novelas de diferentes facturas. Sin embargo, confieso que apenas conozco unas cuantas que pueda considerar serias en torno al tema. Así que, por esta ocasión, ofrezco una disculpa de antemano por algunas que no cuentan con la calidad necesaria para convivir con otras. Si lo hago es para aprovechar la coyuntura y porque, a fin de cuentas, sé bien que para todo hay gustos.
El dinero del diablo
La relación entre el Vaticano y los gobiernos de Alemania e Italia durante la Segunda Guerra Mundial es una de las múltiples situaciones polémicas en las que se ha visto involucrada esta pequeña nación. Sobre todo, porque la figura de Pío XII se ha puesto en entredicho. Varias décadas más tarde, una serie de asesinatos lleva al padre Gonzaga a una investigación que no parece tener buenos augurios. Se hace acompañar de Shoval, una forense israelí, que pondrá a prueba los votos y las convicciones del detective. Narrada a partir de dos planos narrativos que se contrapuntean, esta novela de Pedro Ángel Palou transita entre lo histórico y lo ficcional para hacer una crítica del comportamiento de la Iglesia en ese periodo tan aciago para la humanidad.
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Ángeles y demonios
El argumento de Dan Brown linda en la ciencia ficción o en una fantasía al borde de lo verosímil. Una poderosa y antigua secta, los Illuminati, ha conseguido colocar una porción de antimateria en el Vaticano. Ésta estallará en medio del cónclave, provocando un daño irreparable a la institución. Es por ello que se convoca a Robert Langdon, especialista en la secta, para que, con ayuda de Vittoria, consiga impedir el daño. Lo curioso es que Langdon es apenas un académico muy calificado. Pronto se convertirá en todo un héroe de acción (y en otras dos novelas se extrapolará al exceso). A la par, varios cardenales están siendo asesinados de acuerdo a patrones muy identificables por el héroe. Quizá por eso consiga evitar que el desastre alcance proporciones casi universales.
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Las sandalias del pescador
En ocasiones, las novelas sobre el tema no se ocupan sólo de cuestionar o criticar todo lo que sucede en el Vaticano, sino que se vuelven esperanzadoras, dando un voto de confianza a través de la ficción. Tal es el caso del papa Cirilo I, elegido en plena Guerra Fría. No era, ni por mucho, uno de los cardenales favoritos a la hora del cónclave. De hecho, apenas había sido nombrado cardenal tras pasar varios años de su vida condenado a trabajos forzados. Sin embargo, al ser elegido se convierte en un congruente defensor de su idea de la Iglesia. Así será que ordene la enajenación de todos los bienes de esta institución para eliminar la hambruna que padecen millones de chinos. Esta novela de Morris West se considera el primer libro de una tetralogía, así que permite a los lectores continuar su entusiasmo.
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El sueño de Inocencio
Pese a que el poder del papa casi siempre se asocia con el epíteto de ilimitado, lo cierto es que no todos lo han ostentado en el mismo grado. Ya sea porque las relaciones entre la iglesia y el resto del mundo no sean las mejores, ya porque el elegido no ha sabido encausar su poderío. Así pues, ha habido algunos que son mucho más poderosos que el resto. El Papa Inocencio III ha sido, quizá, el más poderoso e influyente entre todos. No sólo es responsable de prácticas y dogmas que se conservan hoy en día, sino que también de la existencia de instituciones como la Santa Inquisición. Ante estos argumentos es casi imposible resistirse a la figura de un personaje de esta envergadura. El sueño de Inocencio, de Gerardo Laveaga, es una novela que seduce y atrapa porque permite ver, a un tiempo, a un personaje y a su transformación conforme su papado se enfrentaba a grandes problemas.
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Los Borgia
Son muchas las familias que se han hecho de un nombre con connotaciones históricas. La mayoría de ellas están relacionadas con asuntos de la aristocracia europea. Tal es el caso de los Borgia, una familia cuya historia se ha contado demasiadas veces. Y no es para menos, entre sus integrantes se cuentan un par de papas, varios reyes, príncipes, duques y otros miembros de la realeza. Quizá sea por eso que narrar sus vidas resulta tan atractivo. Mario Puzo lo hace centrándose en las intrigas, a fin de cuentas, es un experto a la hora de contar la violencia. Y ésta sobra a la hora de hablar de estos personajes. Un ejemplo claro de cómo la literatura, en especial la ficción, ha logrado modificar por completo la percepción de personajes de los que poco se sabría.
Como se puede ver, las historias que giran en torno al papado están rodeadas de intrigas, de política, de secretos y de una batalla casi cruenta por conseguir el poder. No sólo eso, cargan, de manera implícita, con un discurso en torno al bien y al mal. Tal vez por eso resulten tan atractivas. A diferencia de los dramas familiares y personales, en éstos se intuye una grandeza a la que no siempre se le rinde el culto divino. Leer estas novelas, en muchos de los casos, implica un acercamiento simple: el que se da por la vía de lo divertido. Esto puede acarrear a muchos detractores. Sin embargo, la literatura también sirve para ello.
Por otra parte, supongo que a estas alturas, cuando este texto sea publicado, ya habrá un nuevo Papa. Como mi intención es hablar de libros, esto no hace mayor diferencia en mi listado. Sin embargo, siempre puede quedar flotando la pregunta de qué tanto se acercarán las hipótesis literarias a la elección misma. Es algo que, tanto la historia como la ficción tendrán tiempo para contarnos.
