Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– “Tequila derecho, sin sal ni sangrita”, afirma el historiador Alejandro Rosas. Sin dudar. “El mezcal es el suero de la verdad, ahí sí que no te puedes hacer pendejo”, asegura el artista plástico Jorge Antonio López Rodríguez.
Entre esos dos polos se encuentra hoy la conocida afición mexicana por las bebidas fuertes, sin que se logre llegar a un acuerdo que instituya el licor nacional por antonomasia.
Hay quienes que con ironía aseguran que la bebida nacional es el refresco, tal el grado de placer que genera el consumo de esos non sanctos brebajes azucarados y, en posición firme, se hallan los que defienden a capa y espada al pulque como reservorio simbólico de nuestras costumbres bebestibles.
En 2014, en el marco del tercer festival de Destilados Artesanales, se supo que el consumo de mezcal había crecido un 40 por ciento en México y el mundo, con un total exportado en 2012 de 800 mil litros, de los cuales, tres cuartas partes se enviaron a Estados Unidos, seguido de mercados como Australia y Canadá.
En 2005 se contaba con sólo 28 marcas y se exportaba a 20 países, y siete años después el número de marcas se ubicó en 105, en tanto que el envío de bebidas llegó a 30 países en total, se informó entonces.
En la capital mexicana, basta darse una vuelta por las zonas de los restaurantes en La Roma, La Condesa y Polanco, para notar el auge de las mezcalerías. En los supermercados, ya hay estantes plenamente dedicados a esta bebida que parecen haber elegido como favorita las nuevas generaciones.
En cuanto al tequila, México es el segundo consumidor de dicha bebida a nivel mundial, después de Estados Unidos, según recientes encuestas que manejó la industria tequilera. Los mexicanos consumen en promedio cada hora 100 mil palomas (tequila con refresco de toronja), mientras que los estadounidenses beben 200 mil margaritas cada hora.
De los 22 millones de cajas de tequila que se producen al año en México 11.5 millones se destinan a Estados Unidos, ocho son para el consumo nacional, y el resto son destinadas a Alemania, Rusia, Canadá, Francia, Grecia y Chile.
En fechas patrias, cuando lo que toca es gritar ¡Viva México!, con la consabida copa en mano, un recorrido por las redes sociales evidencia un gusto que no acierta a elegir el tequila o el mezcal entre las preferencias.
¡TAMBIÉN ESTÁ EL SOTOL!
Si en el mercado internacional, México ha logrado introducir la cerveza, el tequila y el mezcal como bebidas que se consumen en los hogares y en las discotecas, hay sustancias más folclóricas como el tepache, el agua de jamaica y el mencionado pulque que reclaman su pertenencia en la más acendrada identidad nacional.
El agua de jamaica como sabemos no tiene alcohol, así que nos quedaremos con los brebajes alcohólicos, dado que nuestro país ocupa el décimo lugar en el consumo, de acuerdo a las estadísticas elaboradas en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el informe, América Latina es la segunda región con mayor consumo de alcohol; el ránking de la región lo lidera Chile, donde existe un consumo anual per cápita de 9.6 litros de alcohol puro.
Le siguen Argentina (9,3 litros per cápita por año); Venezuela (8,9); Paraguay (8,8); Brasil (8,7); Perú (8,1); Panamá (8); Uruguay (7,6); Ecuador (7,2); México (7,2); República Dominicana (6,9); Colombia (6,2); Bolivia (5,9); Costa Rica (5,4); Cuba (5,2); Nicaragua (5); Honduras (4); Guatemala (3,8); El Salvador (3,2).
Entre las bebidas mexicanas, no hay quien deje de citar el sotol, que en los años recientes ha comenzado a exportarse a China y que proviene de Chihuaha, Durango y Coahuila, como herencia de las culturas rarámuris y anasazis.
De todos modos, a nivel masivo, son el tequila y el mezcal las bebidas entre los que se dirime la pasión mexicana por el buen trago, un debate que cobra calor en estas fechas.
Para el oaxaqueño Ulises Torrentera, la bebida nacional es el mezcal como genérico y llama así al tequila, bacanora, raicilla, comiteco y mezcal propiamente dicho, aunque para él no hay duda de que es el pulque el que más derecho tiene a ser nombrada bebida nacional.
Para la periodista Lídice Figueroa, el mezcal y el tequila por partes iguales, al igual que para el joven periodista Gabriel Chinaski, mientras que el periodista y músico Ismael Frausto elige el pulque.
Desde Irapuato, Miguel Ayala Espino, afirma que el tequila tiene un carácter emblemático y desde Mazatlán, el escritor Juan José Rodríguez afirma que “todo el país toma -y mucha- cerveza mexicana. Los gringos perciben eso muy bien desde afuera. Tequila y mezcal solo en las regiones frías.
Para nuestro Director de Contenidos, el también novelista Alejandro Páez Varela, vale el tequila. “Herradura blanco en una copa. Mezcal es moda de jóvenes. Este hígado viejo es viejo también de hábitos”, dice.
Nuestra joven editora de SoftNews, Daniela Medina, confirma la teoría: Para mí el mezcal y puro, afirma.
La periodista de sociales Gabriella Morales-Casas elige con tres signos de admiración el tequila y el escritor Fernando Allier Hernández se queda con el pulque.
La fotógrafa Dramática Hernández destaca al maguey como la sustancia patria: “Digamos que al que se homenajea es al maguey, de donde sale el pulque y de donde se destilan tanto el tequila como el mezcal, así como y los derivados aguardientes del país con nombres propios en cada estado”, explica.
El licenciado en Ciencias Políticas Marco Antonio Gonzales prefiere el mezcal, aunque admite que el tequila es mucho más popular.
“El tequila es un mezcal muy particular, así que podríamos decir que el aguardiente nacional sería el mezcal, en cuanto a la bebida, por extensión de producción el mezcal, por historia el pulque, por consumo la cerveza”, dice el ilustrador Rubén Torres Muñoz.
La periodista y productora televisiva Claudia Marín, elige el mezcal. Su hermana Laura, empleada del Claustro Sor Juana, el mezcal y el tequila.
El Director de Ventas de La Via Outlet, Fernando Granillo, elige el pulque. ¡Soy de Hidalgo!, proclama.
El editor de La Cuadrilla de La Langosta y profesor en el Instituto Nacional de Bellas Artes, Benjamín Anaya González, dice que “hay un dominio cultural del tequila (que es una variedad del mezcal) desde hace al menos siglo y medio, en el que ha aparecido como “la bebida nacional”. El pulque es anterior y tenía un uso ritual, después fue la bebida indígena-campesina y medianamente popular urbana, aunque ha emergido para bien. El posh, sotol, tesgüino, aguardiente de caña, tejuino y el x’ta’ben-tun son bebidas regionales de mucho impulso, y claro, el mezcal está siendo actualmente revalorado (también reetiquetado y vendido carísimo), para el disfrute de toda la bola de borrachos que somos los mexicanos. Que les guste más uno u otro, no los hace menos briagos. ¡Salud!”, dice con humor.
El periodista y escritor Sergio Téllez-Pon considera que el mezcal y el tequila son la misma cosa “porque amos vienen del maguey”.
“Solo que al tequila se lo llama así por la zona en que es cosechado ese maguey (que tiene ciertos rasgos de agua y tierra). En Michoacán a esa bebida se la llama “charanda”, mi abuelo me la daba de tomar de niño. Así que básicamente los tres o cuantos haya son lo mismo porque vienen de la misma planta”, reitera.
“¡Las dos! ¿Por qué nos limitas?”, reclama la periodista y editora Marisa Zannie, en tanto que el guionista de cine y conductor de radio Rafael Tonatiuh explica que “el mezcal es muy chingón, pero para entenderlo bien hay que probar muchos, no sólo del agave espadín, sino de varios agaves, de varias zonas de México. Como se puso de moda hay que invertir en la cata.”
“El tequila (siempre y cuando sea 100% agave), representa un sabor fácilmente identificable, delicioso, lo mismo que el traje de charro y el mariachi: denominación Jalisco. el tequila representa a México. El pulque es imposible de importar, el buen mezcal es casi desconocido a nivel internacional. Por otro lado, desde hace varios años no tomo nada que no sea de agave. ¡Salud!”, agrega.
Para él, la primacía del tequila como bebida nacional es más que obvia: “Es evidente que hay una infinidad de bebidas mexicanas fermentadas y destiladas: el sotol es una delicia, el pulque (blanco, no en curados como gustan ahora los chavos y los hipsters), la raicilla también, la charanda y el aguardiente (como yo nomás tomo agave dejo de lado la charanda y bebidas de caña, pero la charanda es otro pedo, genial)”, enumera.
“E términos prácticos, como una bebida con carácter que define claramente su origen mexicano, me parece indudable que (la bebida nacional) es el tequila blanco, sin mamadas de reposados ni añejamientos en barricas. El tequila es un sabor definido y mundialmente reconocido: Pueblo Viejo, Maestro Tequilero, Orendain Ollitas, 1800, hasta Cazadores y Jimador blanco. Voto tequila, me parece obvia su representación nacional”, concluye.
El médico Alfredo Espinosa, de Chihuahua, se queda con el sotol. El escritor Luis Bugarini inventa el “mezquila”.
“Son una las dos, retomando a Martí”, dice el crítico literario y escritor Oswaldo Zavala, oriundo de Tijuana.
“El sotol no es un pisto nacional. Solo en el norte tenemos verdadero derecho de piso. ¡Los demás son turistas!”, advierte.
“El tequila es un mezcal hecho con un tipo de agave específico, a toda piña de maguey cocida se la llama mezcal. La enorme cantidad de agaves del cual se extraen las mieles de las que se obtiene alcohol por destilación, hacen de México un país con una enorme cantidad de mezcales regionales, desde el sotol y el bacanora hasta un destilado de henequén en Yucatán y el comiteco, destilado chiapaneco de un agave regional”, dice el directort de cine Librado Jiménez, oriundo de Aguascalientes.
“Además de mezcal de Durango, de Zacatecas, del altiplano potosino, de Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas y Guerrero. También existen mezcales excelentes de Jalisco, como el tuxcacuesco del pueblo del mismo nombre y las variedades regionales de la raicilla destilada entre la costa y la sierra sur del estado. ¡Viva el mezcal y, coincidiendo con Rafael Tonatiuh, incluyo en este brindis al tequila blanco: ¡Tapatío, Caballito Cerrero, Don Julio, Centinela y 7 Leguas!”, agrega.
Para el poeta Mardonio Carballo, lo que vale es el mezcal. Al fin y al cabo –aclara_ “el tequila es un mezcal.
“Si eres del norte: tequila; si eres del sur: mezcal”, dice la profesional Brenda Reyes.
“Agua de las verdes matas/tú me tumbas, tú me matas/tú me haces andar a gatas…”, canta imaginariamente el músico Fernando Rivera Calderón.
“¿Y dónde queda el tepache?”, se pregunta el también conductor del programa radial El Hueso.
“El tequila es un mezcal. El mezcal y el pulque son las bebidas ciento por ciento nacionales”, afirma el arquitecto y músico Eduardo Dyer Llovet.
Para la escritora y editora Paola Tinoco García, la bebida nacional es el tequila, “aunque como dice Mardonio Carballo es un mezcal más finolis.”
El crítico de cine Gerardo Gil Ballesteros se queda con el tequila y la Tecate, mientras que amargamente irónico, el diseñador gráfico Alberto García Medina afirma que nuestra bebida es “la Coca Cola y con ella nuestra obesidad mexicana, por desgracia.”
“El tequila, pero el que está de moda es el mezcal”, admite el editor de Deportes del periódico El Universal, Iván Pirrón.
La publirrelacionista Sara Cuéllar, dice que la bebida mexicana “es el tequila. El pulque es de barrios chilangos totalmente y el mezcal nació como un aguardiente para los pobres que no accedían a un tequila que pasaba, al menos, por un paso de destilación y limpieza”.
“El país es muy grande para definir una bebida, un taco, un lonche, una torta un chile una fruta: hay muchas bebidas nacionales dependiendo el día, la fecha, el lugar, la circunstancia: la cerveza californiana o el vino de Guadalupe nada que ver con el huitzila o los destilados de agave o el aguardiente: no existe tal bebida nacional”, dice, tajante, el poeta José Eugenio Sánchez.
Como sea, a beber. ¡Y que viva México!
