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Diego Petersen Farah

15/09/2017 - 12:05 am

¿Quién le teme al Frente?

Es evidente que en estos momentos la prioridad de los tres es quedar lo mejor posible con sus electores y demostrar que con el Frente es más fácil ganar batallas.

Es evidente que en estos momentos la prioridad de los tres es quedar lo mejor posible con sus electores y demostrar que con el Frente es más fácil ganar batallas. Foto: Saúl López, Cuartoscuro

En la medida en que avanza el frente de los dos nombres, para algunos amplio y democrático, para otros ciudadano y mexicano, más arrecian las críticas. La principal objeción y señalamiento que se ha hecho contra el Frente es la mezcla ideológica, como si eso fuera pecado mortal. Seamos honestos: si algo caracteriza a los partido políticos mexicanos es su ambigüedad ideológica: el PRI pasa de la izquierda a la derecha sin tapujos y de acuerdo a los tiempos, a los vientos que soplen y al lugar donde esté; Morena es de izquierda en política económica y al mismo tiempo moralmente conservador; el Verde no tiene ideas, solo intereses; Movimiento Ciudadano es totalmente amorfo ideológicamente hablando. Los más definidos, y no por ello ausentes de contradicciones, son el PAN que se asume de derecha y el PRD que se asume de izquierda, cualquier cosa que eso signifique.

Lo que sí tiene el Frente es sentido electoral. Para cualquiera de los tres partidos ir solo les significaría ser solo actores de reparto en la elección. La mejor prueba de que esta coalición de partidos puede ser efectiva es el golpeteo que se ha desatado en contra de ella. Más allá de quien sea el candidato (hay muy ocas posibilidades de que sea alguien distinto a Ricardo Anaya) hay cosas interesantes en la propuesta del Frente que pueden refrescar la democracia mexicana.

Lo más interesante, me parece, es el esquema de equilibrios que se plantea con el secretario de Gobernación, a quien por un lado le dan estatura de jefe de gobierno y además deberá ser por obligación de un partido perteneciente a la coalición pero distinto al del presidente. Eso genera un equilibrio necesario no solo en un gobierno de coalición sino en un país donde la diversidad política es amplia.

La agenda legislativa, por el contrario, más que generar una nueva visión de país es por lo pronto una suma de diversas prioridades. Los tres se apoyan para sacar adelante los temas que han promovido con su electorado. Es evidente que en estos momentos la prioridad de los tres es quedar lo mejor posible con sus electores y demostrar que con el Frente es más fácil ganar batallas, pero está lejos de ser una agenda de cambio para al país, al menos no por ahora.

Habrá que ver cómo termina por conformarse la Coalición no solo en lo referente al reparto de las candidaturas (al parecer ese paso está dado) sino si realmente logran proponer un proyecto de país distinto al del PRI y el de Morena, que tenga identidad propia y sentido político más allá de un no a la corrupción, vendible pero hueco, y no al populismo, otra visión ramplona y superficial. Ambos son slogans fáciles y huecos con que se ataca al PRI y a Morena respectivamente pero están muy lejos de ser un proyecto de nación.

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