CANDIL DEL ESTADO, OSCURIDAD DE SU HIDALGO

15/10/2014 - 12:00 am

En México existe una antigua maldición que no por vieja es menos cierta: ser indígena, mujer y anciana es una condena a la miseria y el olvido. El maleficio se cumple multiplicado por miles de veces en el estado de Hidalgo, donde gobernara Miguel Ángel Osorio Chong.

La situación indígena en Hidalgo no es menor si se considera que fue en un municipio de la huasteca hidalguense donde Enrique Peña Nieto relanzó el Programa Oportunidades, rebautizado como Prospera. Y menos si se recuerdan las recientes palabras del Presidente en la pasada cumbre de la ONU, en donde se manifestó por el reconocimiento y el fortalecimiento de los pueblos originarios en el mundo.

Pero la sierra hidalguense no sabe de discursos. Tampoco una mujer otomí de casi cien años a la que el gobierno le niega 1 mil 160 pesos bimestrales porque no puede dejar la cama y estirar la mano para reclamarlos.

Osorio Chong se ha destacado como un político de grandes vuelos. Es, hoy, el más aventajado competidor en la sucesión presidencial de 2018 y, como Secretario de Gobernación, un candil del Estado mexicano. Pero en su casa, Hidalgo, su historia no es una de luz, sin de oscuridad.

P R I M E R A  P A R T E

Dolores Hurtado Cristóbal ha dejado de recibir el apoyo social por no poder recogerlo por su propio pie. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Dolores Hurtado Cristóbal ha dejado de recibir el apoyo social por no poder recogerlo por su propio pie. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

Huehuetla, Hidalgo, 15 de octubre (SinEmbargo).– Es un misterio cuántos años tiene con exactitud Dolores Hurtado Cristóbal. Una de sus hijas asegura que son 99 años de edad y alguien más, dentro de la casa prestada en que con buena suerte podrá pasar el resto de su vida, sostiene que son 91 años.

Es difícil calcular edades tan asombrosas en un sitio sin médicos ni agua potable ni antibióticos, principales razones para el incremento de la expectativa de vida. Lo cierto es que si el invierno tuviera rostro y manos esos serían los de Dolores, postrada en una cama que no es la suya desde hace dos años en la comunidad de San Gregorio.

Su cama quedó en casa de una nieta, quien juró cuidar a la abuela, pero en vez de esto la dejaba amarrada. En algún momento de hace dos años, la anciana logró liberarse y salió a la calle. Sólo apareció en el marco de la puerta de los familiares políticos de una de sus hijas. Creyeron que era un fantasma, pero cuando la tocaron y sintieron su piel tibia reconsideraron y la dieron por viva.

Huehuetla es un municipio otomí en Hidalgo, en los límites de Puebla y Veracruz, a donde se llega luego de cinco horas de mal camino desde Pachuca. El lugar está tan apartado en todos los sentidos de la capital hidalguense que las estaciones de radio sintonizables insisten en los méritos del Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, y no del Gobernador de Hidalgo, Francisco Olvera Ruiz.

El camino a San Gregorio, Huehuetla, es un sendero que parece bombardeado desde hace años, pero el desastre ha sido causado sólo por las lluvias de la última temporada. Cada año se presupuesta y gasta en el camino y, cada año, se pierden tramos enteros de una carretera que serpentea sin descanso por la sierra.

Dolores tuvo el beneficio del programa Oportunidades, pero, desde hace seis meses, la mujer ya no recibe los 1 mil 160 pesos bimestrales otorgados por el Gobierno federal, ayuda con que se publicita a sí mismo en su determinación de aliviar la pobreza de los viejitos mexicanos.

Y aquí mil pesos pueden ser todo el dinero. Y, en el caso de ella, seis meses pueden ser lo único que le queda de vida.

Sus hijas sostienen sus alimentación, pero ellas mismas dependen de algún otro programa social dirigido a paliar el hambre y aquella idea cristiana de que donde come uno comen dos simplemente no es cierta.

Dolores dejó de recibir el recurso porque ya no pudo caminar algunas calles de tierra arriba hasta la plancha de cemento junto a la delegación de San Gregorio. Ahí, cada dos meses, llega el funcionario de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y entrega el dinero.

Hubo veces en que uno o dos familiares de Dolores cargaban a la anciana, pero esto no siempre era posible. Entonces acreditaron ante el médico adscrito a la comunidad la incapacidad de la mujer de acudir por su propio pie. La responsabilidad del cobro recayó en una vecina, quien además cobraba el recurso de su propio padre, otro anciano en cama desde hace meses.

Cuando el funcionario de la Sedesol que reparte el dinero puso atención sobre la situación supuso que se trataba de una trampa y decidió, sin mayor trámite o averiguación, cancelar ambos apoyos.

La recuperación del sobre que cada dos meses llegaba con poco más de mil pesos, único ingreso de Dolores, depende ahora de que la indígena centenaria tramite su reposición con una credencial para cuya tramitación es indispensable su acta de nacimiento.

Y no existe el acta de nacimiento de Dolores Hurtado Cristóbal. Existen las cuatro actas de nacimiento de sus hijos y las dos de defunción de los que ya enterró, pero de ella nada. Se podría tramitar una, pero esto se antoja difícil, porque su costo asciende a unos 400 pesos sin tomar en cuenta los gastos para ir y venir las veces que sean necesarias de San Gregorio a la Presidencia Municipal de Huehuetla.

¿Es extraña la pérdida del apoyo? Los viejitos de Hidalgo, el estado del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dicen que no.

3 de octubre. El Secretario de Gobernación salió en mangas de camisa a recibir a los estudiantes. La clase lo aplaudió. Foto: Cuartoscuro
3 de octubre. El Secretario de Gobernación salió en mangas de camisa a recibir a los estudiantes. La clase política lo aplaudió. Foto: Cuartoscuro

EL TAMAÑO DE LA MISERIA

La Comisión Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha elaborado diagnósticos específicos para las 32 entidades. Con estadísticas de 2010 la instancia oficial muestra una radiografía precisa del estado del hambre y la marginación en el penúltimo año de Miguel Ángel Osorio Chong.

La serie de números muestran cómo este estado en el centro del país, rico en recursos naturales, de bellos paisajes naturales y asiento de industria proveedora de bienes a la Ciudad de México, es un lugar en que no existe ningún indicador de la pobreza en que Hidalgo aparezca por encima del promedio nacional.

Coneval consideraba que, en 2010, el 46.3 por ciento de los 112.6 millones de mexicanos sufrían alguna condición de pobreza. En Hidalgo, con 2.7 millones de habitantes, el porcentaje era de 55. Y si a nivel nacional sólo uno de cada cinco mexicanos no era pobre ni vulnerable en materia económica, en el estado del Secretario de Gobernación la relación era cercana a que únicamente uno de cada 10 estaba a salvo de la pobreza.

Hidalgo está dividido en 84 municipios y, mientras según Coneval 11.4 por ciento de los mexicanos vivían en pobreza extrema en 2010, es decir, sin los medios suficientes para alimentarse con suficiencia, Hidalgo contabilizaba 53 demarcaciones por encima de ese nivel y 26 con al menos el doble de esa proporción de habitantes de Hidalgo y el hambre.

Buscar la población indígena de Hidalgo es, como en el resto de México, seguir la ruta de la miseria que se ahonda. Si se cruza el informe de Coneval con el catálogo de localidades indígenas elaborado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) con base, principalmente, en el criterio de hablantes de lenguas nativas, se puede producir el siguiente cuadro.

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Como se observa, entre mayor sea la representación indígena en un municipio, mayor pobreza existe y más intensa se observa. Mientras en Pachuca, capital estatal y asiento de los grupos políticos, empresariales y académicos del estado, una de cada diez personas en pobreza sufre hambre, en Yahualica más de la mitad de la población vulnerable no es capaz de sostener una dieta suficiente.

Se subraya que la población indígena hidalguense ha mantenido una constante reducción, condición asociada por especialistas a la erosión de las lenguas originarias, migración y a la pérdida voluntaria de la identidad de jóvenes indígenas. En el 2000, el 25.9 por ciento de los hidalguenses eran indígenas. En 2005, el censo registró un descenso a 23.38 por ciento. En 2010 la cifra ya era de 21.5 por ciento.

Y, respecto de los desequilibrios económicos de Hidalgo, vale la pena recordar que Miguel Ángel Osorio Chong nació en Pachuca de Soto el 5 de agosto de 1964.

HERMINIO

La familia de Herminio, quien tampoco cobra el apoyo por estar impedido para dejar su cama. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
La familia de Herminio, quien tampoco cobra el apoyo por estar impedido para dejar su cama. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

Ya ha pasado un año tumbado sobre unas cobijas en un rincón frente al fogón atendido por su mujer.

El hueco en que vive –o agoniza– Herminio Tolentino Venancio es tan oscuro y el hombre es tan delgado que algún distraído podría concluir que ahí no hay un hombre sino ramas secas sopladas por el viento. El anciano tampoco cobra el apoyo del gobierno federal, porque tampoco logra incorporarse.

El año pasado, el hombre se lastimó ambas piernas en el campo. Se reincorporó y se volvió a lastimar y, desde entonces, no camina. Si lo intentan llevar en vilo a recibir sus 1 mil 160 pesos bimestrales se queja como un palo quebrándose. Su esposa considera que algo escucha y prácticamente ya no habla otomí. Nunca habló español. Come dos o tres tortillas al día.

Desde que está enfermo nunca ha sido revisado por un médico. El doctor de San Gregorio atiende únicamente en el consultorio de lunes a viernes, excepto los miércoles en que argumenta estar demasiado atareado con el papeleo de sus pacientes y nunca realiza visitas a domicilio. El horario de atención es de 8 de la mañana a las 4 de la tarde y si se le toca la puerta a las 5, simplemente no abre porque ha vuelto a la cabecera municipal de Huehuetla o a Tulancingo. Sus pacientes no saben siquiera dónde vive su médico.

Si se presiona un poco a sus familiares, nadie sabe decir exactamente cuándo fue la última que visitó un hospital.

El hombre tiene 77 años de edad y está tan flaco que las partes más gruesas de su cuerpo son las articulaciones. Ahora está con un suero que uno de los promotores de salud del pueblo suele colocar a quien está enfermo. Además del agua esterilizada con sal y azúcar, a la vena de Herminio no entra nada.

La esposa de Herminio no está lejos de la situación: se ha caído dos veces en el último año y se golpeó la cabeza. Desde entonces, la mujer vive con dolor de cabeza. Desde antes está perdiendo la memoria y está cercana a la sordera.

José Luis, uno de sus nietos migró a la Ciudad de México apenas le salieron las primeras espinillas en la cara. Se empleó como albañil, como cargador, como empleado de una tortillería en Iztapalapa, de donde quedó desempleado y, sin opciones, regresó a la tierra otomí.

–¿Ha venido alguna vez un médico a esta casa? –pregunto al nieto de Herminio.

–No. Nunca. Vamos a decirles que el abuelo no puede venir y nos dicen que sí lo atienden, pero que lo llevemos. Aquí sólo ha venido don Rafa, pero de nada sirve. Mi abuelo sólo empeora. No quiere ir a la clínica, nomás lo mueven y siente que se le rompen sus huesos. Lo alzamos con un lazo para limpiarlo y sentarlo y eso es todo. Ya no tiene nada de fuerza, ya está muy cansado –responde José Luis.

–¿Alguna autoridad ha venido?

–¡No! ¡Nadie! Le decimos a su hijo que mande una silla de ruedas, pero no responde.

El muchacho, de 23 años de edad, se acomodó con su esposa y dos hijos en la vivienda. De esta manera, dos adultos mayores, dos menores de edad y dos adultos comparten una vivienda de menos de 10 metros cuadrados. Todos están colgados en parte de los 580 pesos de la ayuda que la abuela recibe.

Y es que el nieto de Herminio representa otro aspecto del fenómeno migratorio: ha vuelto a la sierra, pero no sabe trabajar el campo, así que ni siquiera hay un poco de maíz, frijol y chile que ellos mismos siembren. Los hijos de los viejitos simplemente se fueron y ya no volvieron.

José Luis trabaja desde los 10 años de edad. No estudió porque era incosteable para su familia sostener su educación primaria.

–¿A qué edad crees que haya empezado a trabajar tu abuelo?

–¡Uuuuuu! ¡Desde siempre!

Alguno de ellos apareció sonriente y con una televisión de pantalla plana Samsung de 40 pulgadas orientada en la misma dirección que la cabeza de Herminio, así que el abuelo no mira el aparato cuyo valor seguro supera el de todos los demás objetos de la casa en su conjunto.

LAS POBRES ENTRE LOS POBRES

Ancianos de Huehuetla aguardan el apoyo de 1 mil 160 pesos bimestrales. Con frecuencia esperan varias horas al funcionario del gobierno federal que reparte el dinero. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Ancianos de Huehuetla aguardan el apoyo de 1 mil 160 pesos bimestrales. Con frecuencia esperan varias horas al funcionario del gobierno federal que reparte el dinero. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

En febrero de 2010, la CDI y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentaron el informe “Panorama socioeconómico de la Población Indígena del Estado de Hidalgo”. Con datos del censo intermedio de 2005, se consideraba la existencia de 507 mil indígenas en el estado en las 84 demarcaciones.

Entonces se consideraban 39 grupos originarios diferentes con una población concentrada casi en su totalidad en los pueblos nahua, otomí y, en mucho menor grado, tepehua, cuya lengua, emparentada con el totonaco veracruzano, casi ha muerto en Hidalgo.

Uno de los aspectos de análisis en el informe fue el Índice de Desarrollo Humano, un valor que considera variables de salud, educación e ingreso en una región determinada.

Al examinar el IDH municipal se observa que es recurrente encontrar municipios con bajos niveles de desarrollo humano cuya población es preponderantemente hablante de lenguas indígenas. Xochiatipan, en el estado de Hidalgo, es el municipio de mayor presencia indígena y presenta el menor valor del IDH en la entidad. Si comparamos los valores de estos municipios extremos a nivel internacional, estaríamos indicando que en el estado de Hidalgo conviven niveles de desarrollo humano equiparables a Portugal y el Congo.

Otro aspecto relevante son las diferencias desfavorables en que se hallan las mujeres. En Hidalgo tras el conteo del año 2005, 34.5 de cada 100 mujeres indígenas eran analfabetas. Para los municipios indígenas, la proporción aumenta a 38.5 de cada 100 mujeres, esto es más de 1 de cada 3. En el caso de los hombres, el promedio estatal para indígenas fue de 22.2 por ciento de analfabetas, y sube para los municipios indígenas a 25%.

El valor del Índice de Desarrollo de Género (IDG) representa el nivel de desarrollo humano que alcanza la población una vez que se contempla la desigualdad entre los hombres y las mujeres. Si en cada una de las dimensiones del IDG el desarrollo de las mujeres fuera igual al de los hombres los valores del IDH e IDG serían iguales. Un valor de uno en el IDG indica que se ha alcanzado el máximo logro en desarrollo humano y equidad de género, un valor de cero indica que no existe avance en esta materia.

El estudio también registró datos relativos al acceso a servicios públicos. Identificó, por ejemplo, que sólo el 55.8 por ciento de las viviendas indígenas del estado de Hidalgo cuentan con drenaje, mientras que 80 ciento de las viviendas totales posee desagüe regular.

Los materiales con los que están construidas algunas viviendas indígenas “dan cuenta del nivel de marginalidad de estas poblaciones”. El 46.6 por ciento de los indígenas que viven en municipios indígenas tienen viviendas con piso de tierra.

Aproximadamente la mitad de los indígenas que viven en Hidalgo, no cuentan con electrodomésticos.

Los indígenas que viven en municipios indígenas tienen menos acceso a viviendas construidas con materiales no precarios, que el promedio para indígenas en el estado. En el caso de los otomíes, como son los pobladores de Huehuetla, sus viviendas son de una sola planta y están construidas de adobe, con techo de vigas de pino o cerezo y tejas.

En el año 2005 el promedio nacional de IDG fue de 0.8145, semejante al de países como Polonia. El estado de Hidalgo ocupaba la posición 27 entre las 32 entidades del país con un valor de IDG de 0.7709. Este valor colocó a esta entidad por debajo del promedio nacional y con niveles similares a Zacatecas y Michoacán. A nivel internacional se compara con países como Irán.

En el año 2005, la pérdida en desarrollo humano por desigualdad entre hombres y mujeres a nivel nacional fue de 0.66%. El estado de Hidalgo perdió 1.29 por ciento del valor del IDH por estas diferencias.

“En general la información presentada muestra la grave situación de desventaja en la que se encuentran las mujeres indígenas de Hidalgo con respecto al resto de la población”, se lee4 en el estudio del CDI y del PNUD.

Durante su sexto y último informe de gobierno, el Gobernador saliente de Hidalgo Miguel Ángel Osorio Chong mencionó una sola vez a los pueblos originarios de Hidalgo:

“En atención a los pueblos indígenas, se incrementaron los recursos en un 448 por ciento, en seis años el monto de recursos es de más de 2 mil 400 millones de pesos”, dijo el 14 de marzo de 2011 en un auditorio abarrotado por la jerarquía priista, ya en carrera hacia Los Pinos.

Osorio remarcó la presencia de Enrique Peña Nieto y de la futura primera dama de México, Angélica Rivera.

“Saludo a quien reconozco como un hombre de gran compromiso y  resultados en la tarea de gobernar y quien también se identifica con los hidalguenses, gracias por estar aquí a mi amigo el Gobernador  del Estado de México Enrique Peña Nieto”.

Ni una sola vez mencionó las palabras pobreza o hambre.

CRUZADA (DE VOTOS)

El 24 de abril del 2013, la Secretaria de Desarrollo Social  Rosario Robles y el Gobernador Francisco Olvera firmaron el acuerdo para implementar la Cruzada contra  el Hambre en Hidalgo.

Al inicio fueron sólo cinco municipios: Huehuetla, Yahualica, Xochiatapan, San Bartolo Tutotepec y Huejutla. Este año se incorporaron 13 municipios más.

Los documentos financieros que acompañaron la firma del acuerdo en 2013 establecen que, para menguar el hambre en estos municipios, se invertirían 969 millones de pesos del ramo social, de los cuáles, 916 serían aportación federal y 52.7 millones del gobierno estatal.

El 74.6 por ciento del recurso, es decir, 723 millones de pesos fueron destinados al otorgamiento de pensiones para adultos mayores.

En los programas llamados sectorizados, se destinaron 1 millón 312 mil pesos, de los cuales  1 millón 64 mil pesos se utilizaron para el Programa Oportunidades rebautizado como Prospera por el gobierno de Enrique Peña. Para los programas dirigidos a las comunidades indígenas se destinaron 577 millones de pesos.

Y, aunque se ha insistido en la total transparencia del programa, lo cierto es que al intentar conocer la información de las personas  en condición de pobreza extrema de alimentación que comen mejor” a raíz de la Cruzada, no es posible abrir los datos en la página oficial del programa.

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En Hidalgo se observa con frecuencia la relación de los programas sociales con el nombre del Presidente Enrique Peña Nieto. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
En Hidalgo se observa con frecuencia la relación de los programas sociales con el nombre del Presidente Enrique Peña Nieto. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

La mañana del 21 de enero de este año, el Presidente Enrique Peña Nieto, Rosario Robles y el Gobernador Olvera, otros secretarios de estado, diputados, arribaron a Xochiatiapan, uno de los cinco municipios más pobres del estado que se encuentra enclavado en la región de la Huasteca, para festejar un año de la cruzada contra el hambre. Se les recibió con coronas y collares de flores.

La ex dirigente del PRD agradeció a los secretarios de estado que apoyaron la cruzada y enfatizó el papel de dos mujeres hidalguenses que, de acuerdo con Robles, han sido parte fundamental en el programa: Nuvia Mayorga Delgado, directora de la Comisión  Nacional de Pueblos Indígenas –y ex secretaria de Finanzas de Hidalgo con Osorio Chong– y Paula Angélica Hernández responsable de Oportunidades.

“Agradezco de manera especial a dos hidalguenses. ¡Tenían que ser mujeres, señor Presidente! Dos grandes hidalguenses, con las que hemos contado de manera muy especial en este esfuerzo.

“Nuvia Mayorga, nuestra Directora de la Comisión de Pueblos Indígenas, que ha generado la inversión de la CDI hacia estos municipios indígenas que participan en la Cruzada Nacional Contra el Hambre, no sólo en viviendas, sino en agua potable, en infraestructura social, que ha potenciado los recursos de los municipios.

“Y a nuestra directora del Programa de Oportunidades, que también es una hidalguense, Paula Angélica Hernández, quien ha permitido no sólo ampliar el Programa de Oportunidades, como fue un compromiso suyo y una instrucción, con 400 mil familias en los municipios de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, sino de llegar a 30 mil localidades que por su lejanía nunca había llegado el Programa Oportunidades”.

Así, entre aplausos de los acarreados al evento, Robles informó que en Hidalgo, los comedores escolares de las escuelas de tiempo completo  de los municipios de la Cruzada se convirtieron en comedores comunitarios con el apoyo de Sedesol para que niños, mujeres embarazadas, lactantes y adultos mayores comieran mejor.

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En San Gregorio existe un padrón de 155 adultos mayores beneficiarios del programa social del gobierno federal. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
En San Gregorio existe un padrón de 155 adultos mayores beneficiarios del programa social del gobierno federal. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

Huehuetla es un municipio beneficiario del programa Cruzada Nacional Contra el Hambre, eje de la política social del actual sexenio contra la pobreza extrema.

La Cruzada contra el Hambre debería acercar a sus beneficiarios a una vivienda digna, otorgar apoyos económicos a familias en pobreza extrema a cambio de que éstas aseguren la atención educativa y sanitaria de sus niños, dotar de dinero a los adultos mayores, fortalecer la infraestructura de los municipios y comunidades incluidas en el programa, entre otros aspectos.

La Cruzada contra el Programa, cuya implementación es responsabilidad de la Secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, ha sido cuestionado por opositores del gobierno federal por supuestamente funcionar de manera clientelar y corporativista a favor del PRI.

Aquilino Gutiérrez, único regidor perredista en Huehuetla, sostiene la misma tesis en el terreno: “Los programas sí están llegando, pero los están politizando. No son entregados a quien realmente no lo necesita”, asegura en entrevista. “Se beneficia, por ejemplo, a funcionarios de la Presidencia Municipal. Al director de Cultura, al subdirector de Protección Civil y a la madre de un regidor le dieron vivienda dentro del programa, cuando ellos de ninguna manera lo requieren. Y les están construyendo casa porque así lo decidió la Presidencia Municipal.

“A la gente que se le da algún recurso no se le dice que proviene de un programa propio del gobierno federal y en consecuencia de los impuestos de todos, sino del PRI”.

Y llaman poderosamente la atención las palabras de Rosario Robles Berlanga, la Secretaria de Desarrollo Social del gobierno de Enrique Peña Nieto.

“Usted nos dijo que era inaceptable que una mujer se quitara el plato de la boca para que sus hijos tuvieran de comer de manera precaria. Hoy, en la Cruzada Nacional Contra el Hambre, las mujeres son nuestras principales aliadas”, aseguró Robles.

¿Cómo son las aliadas a las que de manera genérica se refirió Rosario Robles, cuyo sueldo de más de 147 mil pesos equivale 254 apoyos como el que no recibirá Dolores, la otomí centenaria postrada, el día de hoy, 24 de septiembre, por no poder salir de la cama?

Dentro de la estructura del programa social, cuya eficacia se ha cuestionado por el enorme gasto corriente que arrastra, existe un cargo denominado facilitador de los adultos, un empleo sin sueldo.

En San Gregorio, Francisca Salas, la facilitadora de los adultos, atiende un conjunto de 155 adultos mayores.

“Herminio no puede cobrar el apoyo porque no puede ir y no tiene constancia médica y muchas veces no hay médico que otorgue la constancia médica, así que se regresa el apoyo. Esto pasa con frecuencia. Los 1 mil 160 pesos que les dan cada dos meses no alcanzan”, dice Francisca Salas. “Y mucha gente sólo tiene ese dinero, porque ya no pueden trabajar y sus hijos y sus nietos ya los dejaron. Hay gente sola, de los 155 que yo tengo, unos 50 no tienen a nadie”.

–¿Qué pasa si Herminio se pone mal un fin de semana?

–Pues… Se muere, porque no hay doctor. Yo estuve presente una vez hace cuatro años.

–¿Y con los niños?

–Igual. A medio camino se mueren. Huehuetla queda a hora y media.

–¿A usted le pagan por hacer su trabajo?

–No. Es voluntario. A veces nos dan cinco o 10 pesos. Otras los damos nosotros, como para copias y para hacer sus trámites. Yo di 100 pesos al oficial mayor de Huehuetla para sacar el acta de la señora Dolores. Nomás se quedó con el dinero y no dio nada de papel.

LOS MISERABLES

Hidalgo es el único estado en que hasta este año han persistido los brotes de cólera. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
Hidalgo es el único estado en que hasta este año han persistido los brotes de cólera. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

La cabecera municipal de Huehuetla posee un hospital, pero carente de médicos especialistas, medicamentos o aparatos de diagnóstico. Las deficiencias son tales que con frecuencia los pacientes de urgencias o cuya salud empeore deben ser derivados a clínicas de San Bartolo, Metepec o Tulancingo, a donde se podrían hacer tres horas de camino en caso de contar con un vehículo, pero el municipio carece de ambulancias. Sólo existen dos unidades en la cabecera municipal, aunque no están equipadas ni siquiera con oxígeno.

Huehuetla no es un lugar pequeño. En el censo de 2010, la demarcación superaba los 23 mil habitantes dispersos en 48 comunidades, algunas a cuatro o cinco horas de distancia de un centro hospitalario suficiente. Ante la falta de vehículos para movilizar enfermos o heridos y por las malas condiciones de camino, los vecinos deben recurrir a alguno de los raros que posean una camioneta. Un viaje de San Ambrosio, por ejemplo, a Tulancingo, cuesta entre 300 y 500 pesos, dinero que la mayoría de los habitantes de la comunidad simplemente no posee.

Durante los últimos años, las autoridades han instalado “casas de salud” o “clínicas”, en realidad consultorios atendidos de lunes a viernes, aunque la falta de médicos es común. En algunos casos la suplencia es realizada por una enfermera, aunque buena parte del trabajo es realizado por vecinos capacitados como promotores de salud, quienes apenas poseen entrenamiento.

El desabasto de medicamentos, incluso la falta de antibióticos, antiinflamatorios o analgésicos, es generalizado.

“Se necesitan médicos en cada comunidad”.

Son comunes las escuelas con un aula en la que se imparte clases de manera simultánea a chicos inscritos, pero, a decir de los vecinos, los profesores suelen acudir a las comunidades de martes a jueves y no es extraño que la semana se reduzca a dos días hábiles. No existe instrucción bilingüe y los libros de texto distribuidos sólo son en español.

Aunque la ley y la propaganda de los partidos políticos digan lo contrario, los otomíes deben pagar cuotas de inscripción para que sus hijos asistan a la escuela. También deben desembolsar para cubrir la compra de uniformes escolares y útiles.

Todo esto suele cubrirse con deuda así que la educación es entendida como un asfixiante e inacabable pasivo. Un muchacho en el aula es un trabajador menos en el campo.

¿Una calculadora científica para un muchacho de secundaria? Imposible. Huehuetla posee una secundaria y en las demás comunidades con ese grado de enseñanza existen telesecundarias con toda clase de carencias. La falta de energía, el correcto funcionamiento de los aparatos o la falta de laboratorios son constantes.

La delincuencia se ha propagado por el estado. Podría pensarse que el crimen no viable porque a la miseria no nada hay que exprimirle, pero sí existe manera.

Cada dos meses, cuando se reparten los apoyos de Oportunidades –hoy Prospera–, se ocupa la única patrulla útil del municipio para custodiar a los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social en el reparto de dinero por las comunidades y evitar su asalto, como ha ocurrido en comunidades del estado de Guerrero, por ejemplo.

Como no todas las comunidades son sede para la entrega de los recursos, algunos indígenas deben dejar sus casas e ir a la ranchería designada por la autoridad para la entrega del apoyo. Siempre viajan en grupo y con costo de 40 pesos para ir y regresar. Cuando los otomíes  vuelven a casa, son asaltados. La autoridad nunca repone el apoyo. No importa si se trata del único ingreso de un viejito.

Lo mismo ocurre con los artesanos con posibilidades de vender sus mercancías en los mercados de Tulancingo o con los pequeños comerciantes que acuden al pueblo para vender algún excedente de frijol o quelites recogidos en el monte, quienes pueden perder mil pesos en un robo. Aquí mil pesos pueden significar dos o tres semanas de arduo trabajo.

–¿Venía por aquí Miguel Ángel Osorio Chong? –pregunto a Aquilino.

–Yo recuerdo una o dos ocasiones. Llegó en helicóptero y de la cabecera municipal nunca pasó. El Gobernador Francisco Olvera [Ruiz] ha venido cuatro a cinco veces, también en helicóptero. Ellos no caminan por la terracería, por la carretera y no ven las necesidades de la comunidad. Aterrizan en un campo deportivo, hablan con las autoridades municipales y se van.

–¿Y cómo ve la gente a su Gobernador llegar e irse en helicóptero?

–La gente aún piensa que al gobernador se le respeta y lo reciben con flores y todo eso.

–¿Hay alternativas al campo?

–No hay ninguna fábrica. Algunos trabajan como albañiles, pero aquí no hay obras, así que se van a Pachuca o al Distrito Federal. La migración también ha traído otros problemas, además de la separación de las familias, como el uso de drogas.

Una alternativa a la agricultura de autoconsumo es el cultivo de café. Los otomíes los siembran en sus bosques de niebla, pero el producto suele ser pagado a “tiempo”, una modalidad en que el acaparador cubre por adelantado la cosecha del campesino al precio que imponga y que suele ser de dos pesos por kilo en la región. Los coyotes, como suelen llamar a los compradores en la región, revenden el producto en la Ciudad de México a empresas como Nestlé. Esta dinámica de comercio no posibilita que el aromático represente una alternativa económica real.

–¿Hay algún servicio que puedan prestar las personas?

–El único empleador es el gobierno.

–¿Cuánto gana el Alcalde [Ruperto Manilla Vigueras, PRI]

–Mensuales, 50 mil pesos. Aparte lo que se lleva por debajo del agua, se está gastando lo del pueblo. Dice que hace y hace, pero, ¿dónde están los hechos? Hubo un puente que costó 4.6 millones de pesos y se cayó y no sabemos bien a bien por qué la empresa constructora no repuso la obra, sino que se contrató a otra que todavía cobró más. Lo que sí se ve son las camionetas nuevas que el Presidente y sus hijos traen y que antes no tenían.

–¿Quiénes son las personas ricas en Huehuetla?

–Los ex Presidentes Municipales. El anterior, Fredy Lau Ríos [Partido Verde], se hizo una alberca cuando hay muchas comunidades sin agua potable. Las personas que viven bien también son priistas a los que colocan como funcionarios del gobierno del estado en las regiones. Les pagan bien, aunque no hagan nada. *

El anterior Alcalde de Huehuetla, Fredy Lau [PVEM], se construyó una casa con alberca al final de su gestión. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo
El anterior Alcalde de Huehuetla, Fredy Lau [PVEM], se construyó una casa con alberca al final de su gestión. Foto: Humberto Padgett, SinEmbargo

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