El Papa Francisco hace una última parada mañana en la frontera norte de México, en una comunidad azotada por la violencia, la marginación, los desaparecidos, los feminicidios y la explotación. Ciudad Juárez ha padecido todos los males que el Papa viene recorriendo en su camino: feminicidios, homicidios, marginación, guerra contra las drogas, crimen organizado, pobreza, abandono.

Ciudad de México, 16 de febrero (SinEmbargo/EFE/dpa).– El Papa Francisco llegará mañana al último punto de su visita por México, Ciudad Juárez, considerado como un nudo donde convergen muchas tragedias.

Imán de la industria maquiladora desde las décadas de 1970 y 1980 por la mano de obra barata, Juárez, en el estado mexicano de Chihuahua, atrajo la atención internacional entre la década de 1990 y la del 2000 por el alto índice de feminicidios.

Luego, después de que el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa lanzó la guerra contra las drogas en diciembre de 2006, Ciudad Juárez fue considerada la ciudad más violenta del mundo, con miles de muertos, desaparecidos y desplazados por el enfrentamiento entre cárteles de la droga, fuerzas federales y locales.

Juárez es también un centro neurálgico del tráfico de personas. No sólo migrantes son llevados a esa ciudad con la promesa de que verán el “sueño americano”, sino también mujeres y niñas que son vendidas a las cadenas de la prostitución.

Con enormes cinturones de miseria a pesar de la industrialización, esa comunidad fronteriza padece desde hace décadas por la violencia, la pobreza y la marginación. Es, además, uno de los sitios más disputados por el crimen organizado por su cercanía con Estados Unidos, el más grande consumidor de drogas del mundo.

Las mujeres muertas de Juárez, la pugna de los cárteles de la droga y masacres como la de Villas de Salvárcar en 2011 ensombrecieron a Juárez hasta hacerla la ciudad más violenta de México, con una media de ocho muertes por día.

En 2010 se registraron 3 mil 100 asesinatos relacionados con el narcotráfico y ese mismo año había en sus calles más de 9 mil hombres armados de las bandas criminales que peleaban por el control de la ciudad, según las autoridades mexicanas.

Después de la tragedia de Salvárcar en enero de 2011, en la que 15 jóvenes fueron asesinados en una fiesta, el Gobierno comenzó una campaña para cambiar las condiciones de esta ciudad de 1.3 millones de habitantes.

El combate de la corrupción policiaca fue una de las 160 acciones que el Gobierno puso en marcha en temas de economía, empleo, salud, educación y desarrollo social para reconstruir el tejido social y la convivencia entre los habitantes.

La ciudad se prepara para recibir la histórica visita del papa Francisco con una campaña encabezada por el Alcalde Javier González Mocken que busca que Juárez “se vea limpia, ordenada y con calles alumbradas”.

A esa ciudad va el Papa Francisco.

Recientemente hubo una intensa polémica debido a que el gobierno local negó a los padres de una niña colocar anuncios para pedir informes por su hija desaparecida. Después de pegar miles de carteles, buscar personalmente a su hija en una zona de prostitución en la Ciudad de México y acudir a las autoridades sin resultados, José Luis Castillo y su esposa Martha cambiaron de estrategia: dan charlas de prevención en escuelas.

“Esta es una forma de seguir buscando a nuestra hija. Los jóvenes escuchan de nosotros la historia, ven su rostro y también hacen conciencia de que deben cuidarse”, dijo el padre de Esmeralda Castillo Rincón, quien desapareció a los 14 años en 2009.

También dijo: “Ya no nos dejaron pegar pesquisas (avisos), porque afean la ciudad, y entonces en un anuncio más bonito estamos poniendo la imagen de nuestras hijas. No vamos a dejar de buscarlas”.

MIGRANTES, PRESOS Y GRUPOS VULNERABLES ESPERAN AL PAPA 

En Ciudad Juárez, su última parada de su viaje a México, se prevé que el Papa Francisco oficie una misa en la que estarán presentes 2 mil 200 migrantes, y representantes de otros grupos vulnerables, como familiares de desaparecidos o de víctimas de feminicidios, los asesinatos de mujeres que hicieron mundialmente famosa a esa ciudad durante las dos últimas décadas. Francisco visitará también una cárcel, se reunirá con empleados de las maquilas y celebrará una misa, a unos metros de la frontera, donde orará por los migrantes que han muerto, por los que están en Estados Unidos, por los que están presos y por los que sufren por las redadas.

Juárez fue entre 2008 y 2010 la ciudad más violenta del mundo, según un ranking elaborado por la asociación civil Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal. Los índices de violencia bajaron desde entonces. Los crímenes contra mujeres también son un tema importante en Ciudad Juárez. En la década de 1990 una ola de desapariciones de mujeres azotó esa urbe, en el estado de Chihuahua.

Frente al Río Bravo que divide a México y Estados Unidos, en uno de los puntos culminantes de su última jornada en tierra mexicana, el Papa rezará este miércoles a los pies de una cruz acompañado de unos viejos zapatos y sandalias que simbolizan el drama de la migración.

Pero Francisco en principio se irá de México sin reunirse en privado con los padres de los 43 estudiantes desaparecidos hace un año y medio en Iguala, Guerrero, como pedían los familiares.

Los padres de los estudiantes no tenían claro hasta unas horas antes si iban a viajar a Ciudad Juárez, a la espera de gestiones finales que hacía el centro de derechos humanos Miguel Agustín Pro para tomar una decisión.

“Hay interés por parte de los padres en ir, por eso estamos esperando que nos confirmen y si es así, estamos viajando esta noche”, dijo a dpa Melitón Ortega, portavoz de las familias.

Sin embargo, esta noche Ortega aseveró a dpa que no asistirán a la misa, pues, dijo, es un asunto de las 43 familias y no de tres. En la misa en Ciudad Juárez donde estarán presentes varias víctimas de violencia y migrantes, se había destinado tres lugares para los padres de los normalistas Ayotzinapa,  quienes solicitaron en varias ocasiones reunirse personalmente con el pontífice durante su viaje por México.

“Primero, no se pudo concretar el encuentro con el Papa, lo segundo, no hay las condiciones para asistir, creemos que si vamos, deberíamos ir todos los padres, para estar presentes”, dijo.

“No es un asunto de sólo tres padres, sino de las 43 familias”, sostuvo Ortega, quien agregó que además ya tienen varios otros eventos y actividades “en favor de la búsqueda de los chicos”, agregó.

Pese a la creciente seguridad en torno a los lugares por los que se moverá el Pontífice, Efe pudo acceder al punto en el que el se llevará a cabo una oración por los migrantes antes de celebrar una esperada misa en el recinto ferial de Ciudad Juárez, la última actividad del día y del viaje.

“Habrá un reclinatorio, se hincará, orará por aquellos migrantes que han muerto, por aquellos que están en Estados Unidos o están en la cárcel o están sufriendo las redadas, por todo lo que sufren los centroamericanos en México”, afirmó a un grupo de medios en el lugar el padre Javier Calvillo, uno de los organizadores, justo después de clavar las cruces al suelo.

Según el sacerdote, director de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, el pontífice “hará un momento del reflexión, se parará, dejará una ofrenda” y todo el tiempo permanecerá “rodeado de muchos zapatos y h uaraches que los migrantes dejan aquí, bajará y se irá a celebrar la santa misa”.

“Los vamos a poner alrededor de él, para que cuando el padre vaya subiendo, los vea”, explicó.

En la Casa del Migrante, Calvillo ha ofrecido a sus inquilinos temporales, entre ellos deportados de Estados Unidos u otros que buscan probar fortuna en el vecino del norte, participar en la misa papal posterior.

La jornada de Francisco en la localidad norteña, desde donde partirá a Roma por la tarde tras la despedida oficial que le dispensará el Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, comenzará con una visita al Centro de Readaptación Social Estatal 3 (Cereso), una cárcel mixta en la que celebrará una eucaristía.

En la prisión lo esperan 600 reclusos hombres, 100 mujeres, 250 familiares de internos, 50 miembros de la pastoral penitenciaria y 50 más de la fiscalía responsable de las penitenciarías de Chihuahua.

Allí recibirá un báculo de cedro fabricado por presos de la carpintería de la prisión número 2 de Chihuahua, una cárcel situada en otra zona del estado del mismo nombre, al que pertenece Ciudad Juárez, y escuchará el testimonio de una interna.

Después de la prisión, Jorge Mario Bergoglio se dirigirá al Colegio de Bachilleres de Ciudad Juárez para un encuentro con 3 mil 650 personas, en su mayoría empleados de las maquiladoras, una industria que ofrece trabajo a unas 270 mil personas en esa población.

Un matrimonio de trabajadores dará un mensaje al papa, que después oficiará la misa en la Feria de Ciudad Juárez ante un auditorio de unas 220 mil personas.

Ante el arribo del Papa, las madres de las víctimas de feminicidios, organizadas en grupos y colectivos, pintaron ayer cruces negras sobre fondos rosas en los postes que flanquean los lugares que recorrerá Francisco en la ciudad.

Sin embargo, de acuerdo con lo reportado por El Diario de Juárez, estas fueron por borradas por empleados gubernamentales.