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Francisco Ortiz Pinchetti

16/02/2018 - 12:02 am

La señora Margarita

Aunque pasó prácticamente desapercibido, me llamó mucho la atención que hace algunas semanas Andrés Manuel López Obrador se refiriera por primera vez a Margarita Zavala Gómez del Campo como “la señora Margarita”. Ignoro por supuesto si fue una actitud de respeto, como debiera. O parte de su transformación en una persona educada y tolerante. El […]

Con su salida del PAN, la ex primera dama cayó drásticamente en los sondeos, hasta casi desaparecer. Foto: Cuartoscuro

Aunque pasó prácticamente desapercibido, me llamó mucho la atención que hace algunas semanas Andrés Manuel López Obrador se refiriera por primera vez a Margarita Zavala Gómez del Campo como “la señora Margarita”. Ignoro por supuesto si fue una actitud de respeto, como debiera. O parte de su transformación en una persona educada y tolerante. El caso es que abandonó el dejo despectivo y misógino con el que siempre aludió a “la mujer de Calderón”.

Y no solo eso: durante un mitin en un poblado de Veracruz el martes 9 de enero pasado el tabasqueño admitió que “la señora Margarita” sí le puede dar la batalla en la competencia electoral de este año. “Hay encuestas en donde en segundo lugar está la señora Margarita y Meade hasta el cuarto lugar”, indicó López Obrador sin precisar el dato, como acostumbra. Apenas el 30 de enero insistió en las posibilidades de la ex panista de ser quien le dispute la elección, durante un acto en La Paz. Tampoco podemos saber si lo dijo en serio o fue uno de sus frecuentes sarcasmos.

El caso es que Margarita logró ya la hazaña que parecía inalcanzable. Tendrá el registro como candidata independiente a la Presidencia de la República y estará en la boleta de votación el próximo 1 de julio. Es imposible vaticinar ahora hasta dónde podrá llegar finalmente en la decisión de los electores, pero lo que es indudable es que será un factor destacado en la contienda. O tal vez el factor determinante.

Me extraña que la mayoría de nuestros numerosos analistas pareciera no verlo así. Ellos están empecinados en escudriñar las posibilidades de los tres “precandidatos” formales a partir de las encuestas y a elucubrar sobre presuntos “pactos secretos”, como si no hubiera más jugadores. Y ya hay otros tres.

Parecen ni siquiera recordar el fenómeno que asomó antes de que Margarita Zavala abandonara el partido de toda su vida. Durante varios meses, sin hacer campaña, sin los tres millones de spots en Andrés Manuel y los dos millones de Ricardo Anaya Cortés en radio y televisión, sin hacer público siquiera su deseo de ser candidata presidencial del PAN, ella apareció en las encuestas con sorprendentes porcentajes de preferencias, al tú por tú con López Obrador. En varias estuvo inclusive en primer lugar. Al renunciar a su partido en octubre pasado, según encuesta de El Financiero estaba cinco puntos arriba del pelotero de Macuspana, que lleva 12 años en campaña.

Con su salida del PAN, la ex primera dama cayó drásticamente en los sondeos, hasta casi desaparecer. Dejó de ser de pronto una candidata viable, aun cuando anunció su determinación de buscar la postulación independiente. Parecía una ocurrencia sin sentido el aspirar a reunir 874 mil firmas de apoyo en el país, con su dispersión en 17 entidades… en solo cuatro meses. Y lo logró: estará en la boleta.

Unos días antes de cubrir los requisitos su nombre aparecía ya en el cuarto lugar de los sondeos de opinión, aunque apenas con un dos, tres por ciento. El más reciente sondeo de Parametría, difundido la semana pasada, la pone ya con entre ocho y 11 por ciento de las preferencias, según los diferentes “careos” o escenarios. En otras mediciones recientes, como los de Consulta Mitofsky y Reforma, aparece todavía con porcentajes menores. Es muy pronto para cualquier pronóstico, por supuesto. Ella no ha tenido oportunidad de una “precampaña” como sus tres principales adversarios ni ha aparecido en un solo spot.

Un elemento importante a considerar es que la recaudación de casi un millón y medio de firmas implicó necesariamente la formación de una estructura, aunque sea incipiente, a lo largo de todo el país. Es probable que se hayan integrado comités estatales, municipales y tal vez seccionales, además de contar con un número importante de brigadistas que ahora se convertirán en activistas de su campaña. Y eso es un valioso capital.

Está además la posibilidad de una candidatura independiente única, acordada por los tres aspirantes sin partido que han logrado la meta. La iniciativa original en este sentido fue del senador guerrerense Armando Ríos Piter, que ya se reunió hace unos días con el gobernador de Nuevo León con licencia Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, para platicarlo. Margarita aceptó discutir esa opción después del 19 de febrero, fecha límite para la recolección de firmas de apoyo. “No descarto nada”, adelantó.

A pesar de la inequidad absoluta que auspicia la Ley con relación a las candidaturas independientes, a partir del 30 de marzo próximo ella estará por fin en campaña, ya sea como una candidata independiente o como cabeza de una coalición de independientes. Y ojo: será además la única mujer entre los aspirantes presidenciales, lo cual no es un dato menor.

Contará con el ya anunciado respaldo de los cuadros “rebeldes” del PAN y seguramente cosechará en votos su ascendiente entre los militantes y simpatizantes de su antiguo partido. Ella podrá restarle votos a otro candidato, claro; pero también podrá sumarle. Para tener una idea de la importancia que puede alcanzar hay que considerar que un 10 por ciento de la votación real representa algo así como cinco millones de sufragios, según la aritmética electoral previsible.

Ya como candidata con registro, la señora Margarita volverá a ser una opción viable para el elector. Recorrerá de nuevo el país ahora en condiciones bien distintas. Participará en los tres debates entre todos los jugadores presidenciales. Dispondrá de un número reducido de spots, pero podrá estar ahora sí en radio y televisión con ellos, así como de prerrogativas económicas oficiales aunque sean todavía más limitadas. Lo cierto es que su presencia en la contienda será clave, en una u otra forma. Y muy probablemente nos llevemos una sorpresa. ¡A lo mejor Andrés Manuel habló en serio! Válgame.
@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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