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Diego Petersen Farah

16/06/2017 - 12:00 am

En qué creen los que sí creen

Dentro de un contexto de pluralidad religiosa, en México el laicismo sigue bastante sólido. Los mexicanos quieren un Estado laico, pero no jacobino. Nueve de cada diez está a favor de que los ministros de culto tengan plenos derechos, pero 80 por ciento no los quiere metidos en los partidos ni que se usen símbolos religiosos en las campañas.

“Los mexicanos quieren un Estado laico, pero no jacobino”. Foto: Cuartoscuro/Archivo

Hace poco más de 20 años se publicó En qué creen los que no creen, un diálogo epistolar entre dos de las mentes más brillantes de la Italia de fines del siglo XX: El arzobispo Cardenal de Milán, Carlo María Martini, jesuita, y el filósofo, semiólogo y novelista Umberto Eco. El libro toma su nombre de una pregunta que hace Martini a Eco: ¿En qué creen los que no creen?, lo que permitió al filósofo hacer una magnifica disertación sobre la ética laica. La encuesta nacional de creencias religiosas, coordinada por los investigadores Alberto Hernández (Colegio de la Frontera), Cristina Gutiérrez (Colegio de Jalisco) y Renée de la Torre (CIESAS) nos muestra una cara muy poco explorada de la realidad, que es en qué creen lo que sí creen, cuáles son las verdaderas creencias de los mexicanos más allá de su adscripción religiosa.

La encuesta, que tiene además la virtud de estar desagregada por regiones lo que nos permite entender el mosaico cultural del país, muestra datos muy interesantes y algunos, diría yo, hasta divertidos. Cuando se pregunta, por ejemplo, “¿Usted cree en…? Dios, así a secas, se lleva las palmas: 96 por ciento de los mexicanos, independientemente de sus religión, creen que existe un dios, y ocho de cada diez cree en la existencia de la Virgen de Guadalupe. 94 por ciento de los compatriotas ha sido bautizado en alguna religión, pero solo 3 de cada diez de ellos dicen practicar por convicción. Uno de cada diez ha cambiado de iglesia a lo largo de su vida y las razones tienen que ver tanto con factores de expulsión, es decir, insatisfacción con el culto practicado, como con búsquedas de sentido y cambio personal.

Cuando de trata de de adorar a una deidad, de tener un altar en casa, la guadalupana está por encima de cualquier otra: poco más de la mitad de los hogares mexicanos tienen un altar propio (en la región centro la cifra llega a 72 por ciento) y de ellos 60 por ciento están dedicados a la guadalupana, ocho por ciento más a otra virgen y Cristo tiene solo 18.2 por ciento de los altares hogareños. Las prácticas religiosas más comunes son la lectura de la biblia y la participación en peregrinaciones, aunque las cadenas de oración van ganando terreno (religiosidad en tiempos del facebook) sobre todo en la región norte del país.

Dentro de un contexto de pluralidad religiosa, en México el laicismo sigue bastante sólido. Los mexicanos quieren un Estado laico, pero no jacobino. Nueve de cada diez está a favor de que los ministros de culto tengan plenos derechos, pero 80 por ciento no los quiere metidos en los partidos ni que se usen símbolos religiosos en las campañas.

Pocas cosas hablan de nosotros como nuestras creencias; en ella van las pasiones, los miedos, los frenos y las fortalezas. Entenderlas es fundamental para conocernos y reconocernos. Ese es el gran valor de este estudio.

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