El muro de Trump, directo al fracaso

17/01/2017 - 12:03 am
Los muros ciegos a nadie detienen, se necesitan francotiradores que asesinen a los que se acerquen e intenten cruzarlos; por eso está destinado al fracaso el proyecto de Trump. Foto: Cuartoscuro
Los muros ciegos a nadie detienen, se necesitan francotiradores que asesinen a los que se acerquen e intenten cruzarlos; por eso está destinado al fracaso el proyecto de Trump. Foto: Cuartoscuro

En el norte nos inquietaba saber sobre el muro que quiere construir Trump. Finalmente dijo que será una barda y los pasamojados hicieron fiesta.

Actualmente en el territorio norteamericano ya hay una malla de cinco metros de altura que corre paralela a la frontera y que pretende impedir físicamente el cruce de los indocumentados, una malla que ha sido brincada, perforada y bajo la que se han cavado varios túneles.

En una mala decisión acepté ser director del Cereso de Ciudad Juárez en 1995 y pasé los siguientes tres años impidiendo que cruzaran el muro de la prisión más de 2 mil internos; la primera lección que me dio el comandante Chávez, encargado de vigilancia, para lograrlo fue no confiar en la fortaleza de las murallas. Sólo los hombres detienen a los que se quieren escapar.

La lógica del comandante era sencilla: “Los muros no tienen ojos”, y no pueden dar la alarma de una fuga. Lo más peligroso eran los túneles, porque no se ven, y los reos que lograban escapar por la aduana tras corromper a los custodios.

Nadie haría un túnel para librar una malla ciclónica porque, como se puede ver a través de ella, los encargados de vigilancia descubrirían cualquier movimiento extraño.

En la prisión teníamos una ventaja sobre los vigilantes de la frontera, la libertad de desplazamiento de los internos se acababa en una malla ciclónica a varios metros de un gran muro y el llano entre ambos era la zona del hombre muerto: cualquier interno descubierto allí podía ser detenido a disparos.

En 35 años sólo un interno se atrevió a cruzar y murió baleado, esa leyenda permanece en el imaginario de los presos, saben que no pueden ir más allá. De la misma manera funcionaba el Muro de Berlín, no era la muralla sino los fusiles y ametralladoras de los soldados lo que frenaba a los atrevidos.

Los muros ciegos a nadie detienen, se necesitan francotiradores que asesinen a los que se acerquen e intenten cruzarlos; por eso está destinado al fracaso el proyecto de Trump, no puede poner a soldados y agentes que disparen a trabajadores honestos.

Porque los que cruzan de manera clandestina a Estados Unidos son personas que trabajan para los habitantes de allá, limpiando sus jardines y casas, construyendo zonas de desarrollo y como techeros, que hacen sus trabajos de impermeabilización en veranos por arriba de los 40 grados de temperatura, con brea que supera los 100 grados y bajo un sol que los aporrea durante más de ocho horas de labor intensa.

¿Cómo piensa Donald y sus asesores que van a impedir el encuentro entre el cliente y los únicos conocedores de tales oficios? No puede paralizar la construcción de la ciudades fronterizas ni dejar un solo año sin impermeabilizar los techos de las viviendas de los ciudadanos de su país, o que se dejen de limpiar los hogares donde ambos esposos trabajan.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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