Por Miguel Ángel Ceballos
Ciudad de México, 17 abr (dpa) – Se sentaron en el suelo y abrieron las páginas de “Ojos de perro azul”: frente a la funeraria donde eran preparados los restos del colombiano Gabriel García Márquez, un grupo de jóvenes le leyó cuentos.
“Vine a despedirme de él leyendo”, dijo a dpa Omar López, nacido en 1982, el mismo año en que García Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura. López escogió el relato “La mujer que llegaba a las seis”, su preferido.
En el barrio del Pedregal, en el sur de Ciudad de México, algunos admiradores de la obra del colombiano quisieron darle su adiós, aunque no pudieron entrar en la funeraria.
García Márquez murió a los 87 años en su casa de la capital mexicana y se desconocía hasta la tarde de hoy dónde serían velados sus restos, que se esperaba que fueran llevados de regreso a su domicilio para una despedida íntima.
A la funeraria llegaron también arreglos florales enviados por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el ex Gobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina Cepeda, entre otros.
Sin embargo, no se permitió el ingreso y las flores, entre ellas un gran ramo de rosas amarillas, quedaron en la entrada.
López contó que le gustaba leer al escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986) y que se enteró que García Márquez había dicho una vez que Rulfo era en realidad el que se merecía el Nobel.
Entonces se interesó también por la obra del colombiano. “Así me acerqué a él y se convirtió en uno de mis escritores favoritos”, contó.
El lunes García Márquez tendrá un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. Ahí estarán “abiertas las puertas al público que quiera pasar a rendirle un saludo final, un homenaje”, dijo el presidente del máximo organismo cultural de México, Rafael Tovar.