“Uno poco de sombra, un gasto de árbol / para esta mirada de agua: / que la cegadora pertinencia vuele a otra retina, / que saque lágrimas a los hombres de vidrio, / a los que enferman del gusto, / a las mujeres de cuota y sus lamedores. / Una nube, pido”: la poesía del ganador.
Ciudad de México, 17 de junio (SinEmbargo).- Esta vez el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2016 fue para un poeta tijuanense, en la persona de César Aragón –quien participó con el seudónimo “Camboyana”-, con su libro, Mandato del Polen.
Desde 2001 que el galardón no quedaba en la tierra, aunque el poeta no es totalmente de la ciudad, pues hace 50 años que nació en Hermosillo y hace 26 que es hijo adoptivo de la comunidad perteneciente a Baja California.
“Expresa de manera metafórica la catastrófica relación con el sujeto amado, un poemario uniforme y heterogéneo desde sus entrañas, pero con atinado manejo del lenguaje, extensión de versos, cadencia y ritmos”, indicó el jurado, que en el dictamen dado a conocer el pasado 18 de abril, entregó 50 mil pesos, una escultura y un diploma.
–¿Qué poesía fue premiada aquí, en el marco de la Feria del Libro de Tijuana?
–El libro seleccionado fue Mandato del polen, un conjunto de poemas que la casualidad del inconsciente y un poquito el ordenamiento le dieron un sentido general que le gustó el jurador.
–¿Te sentiste sorprendido?
–Mucho. Yo soy un escritor de poco material anual, no soy un escritor muy prolífico. Lo que hago más bien es una selección muy continua y me voy quedando con lo que considero más interesante y con el paso del tiempo me voy quedando con algo. Me dio la posibilidad de juntar este material, meterlo, fue sorpresivo porque no tenía idea de que podía suceder y de hecho casi se me había olvidado. Hice el legajo, lo metí el año pasado y dejé que sucediera la vida, como suele suceder, dedicándome a lo que me dedico, a trabajar (el artista realiza tareas en La Antigua Bodega de Papel, espacio que se ha distinguido por alternar trova, salsa, jazz y otros géneros musicales con espectáculos de teatro y exposiciones plásticas).
–Lo importante de los premios de poesía es cuánto gusta a los demás, uno siempre duda
–Bueno, es una reflexión externa. Yo no estoy pensando mucho en conquistar la simpatía de los demás, pero sí estoy pensando en conquistar el oído y estoy pensando en darle ciertos matices, ciertos elementos rítmicos, para que cuando menos la parte inmediata sea gustosa. No sé, no te sabría decir cuál es el gusto general ahora, pero creo que sí existe de parte del escritor la intención de ser leído, de ser cantado, de aportar su granito de arena para aquel que no puede hacerlo de manera personal. Un cantor mexicano, llamado Ismael García, pregunta en una canción: ¿Sabes por qué canto? Canto por el que no puede. Se me grabó mucho esa sentencia, a manera de adoptarlo me resumió mucho lo que pienso de la escritura. Creo que escribimos por todos aquellos que no pueden hacerlo. Todos tenemos la misma visión, la misma herida, cada quién lo dice de manera diferente. A nosotros nos toca decirlo con nuestro recurso.
–Cuando ganó el Nobel Bob Dylan supongo que te habrás sentido identificado
–Gustoso. Porque unir la poesía y la música de Dylan, llevarla al territorio de un premio internacional, me dio mucho gusto y hasta más que identificado me hizo sentir esperanzado por la simpleza, por lo directo que puede ser un Premio así, no habían sido en anteriores galardones, era un poquito más complicado, ortodoxo, menos libre. Poner a Dylan en esa categoría, me dio mucho gusto.
–Además es reconocer que la poesía está en la calle, ¿verdad?
–Está en todas partes o debería estarlo. Si no está, debería estarlo. Lo que sí está en todos lados ahorita es la miseria humana, el genocidio, la terrible circunstancia de existir en contra y en guerra contra otros más fuertes. Eso es todavía más apabullante que cualquiera de las manifestaciones del arte que hayamos tenido. A mí me resulta insoportable el día a día. Soy padre de familia, tengo a dos hijos en edad juvenil, y me cuesta la sangre, la respiración, tener que explicarle que lo que sucede en la vida no es la vida, desgraciadamente los jóvenes hoy crecen con aquello que Bertolt Bretch llamaba “automatismo de la percepción”, crecen viendo a diario, revisando a diario, multiplicando en su videos a diario, toda la sangre…
–Hay momentos en los que pensamos que esta vida está detenida, como algo sin dinámica, entre el siglo XX y el siglo XXII
–Es horrible. La verdad eso es desesperanzador. El hecho de que aún exista la poesía, la música, que incluso haya novedades al respecto es la esperanza viva.
–Es interesante la poesía madura, cuando ya se fue el fervor juvenil
–Muy probablemente ese fervor continúa, existe siempre. Si no existiera la pasión inicial no duraría la poesía. Por supuesto que entran los temas que son muy importantes en la actualidad, la circunstancia del ser en la sociedad, la circunstancia del ser en la relación, cómo nos comportamos hoy frente a la muerte, frente a la guerra, frente a esa sombra hostil que constantemente no está llamando día a día. Nunca habíamos estado tan sobrepasados por la miseria humana…
–¿Tu poemario tiene esencia de protestar contra la miseria humana?
–Tiene mucho de eso, aunque no fue intencional. A esos versos les fue muy difícil evadirse de la realidad y entra la sombra de lo miserable de lo que podemos ser. El dolor de estar metido en un sistema en el que los valores, las mismas relaciones están devaluadas.
–¿Para cuándo va a salir publicado tu libro?
–Para la primera semana de julio de este año. Es coincidente con el aniversario de la ciudad de Tijuana. Una feliz coincidencia.
