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Jorge Zepeda Patterson

17/09/2017 - 12:05 am

Los motivos de Xóchitl

Quizá el verdadero dilema que Xóchitl se plantea em cuál de los dos membretes (Frente o Morena) es la mejor plataforma para volver a intentar la conquista.

Quizá el verdadero dilema que Xóchitl se plantea en cuál de los dos membretes (Frente o Morena) es la mejor plataforma para volver a intentar la conquista. Foto: Artemio Guerra Baz, Cuartoscuro

Difícil dilema tiene Xóchitl Gálvez. ¿Convertirse en candidata del Frente (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano) para disputar el gobierno de la Ciudad de México el próximo año? ¿Aceptar la invitación velada de Claudia Sheinbaum para incorporarse a una de las tres posiciones claves del gabinete que presidirá el gobierno de Morena en la capital?

Cualquiera pensaría que ser gobernador es mucho mejor que simplemente ser un funcionario encumbrado de la misma alcaldía. Sin duda. El problema es que lo primero (gobernador) es un objetivo harto difícil de conseguir porque primero tiene que vencer a la que ahora la está invitando. La mayor parte de los conocedores asegura que la victoria de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum actual delegada de Tlalpan, es poco menos que inevitable, a menos que sobrevenga un imponderable de proporciones épicas. Los amigos de Xóchitl están tratando de convencerla de que ella puede ser ese imponderable.

¿Será? Los comicios del 2018 son inéditos porque por vez primera Morena y PRD se disputarán el gobierno de la Ciudad. En 2015 compitieron por posiciones en la Asamblea y en las delegaciones y Morena venció a pesar de que apenas estrenaba membrete en las urnas. Con todo PAN y PRD triunfaron en ocho de las 16 delegaciones. En teoría, unidos podrían representar un enorme desafío para Morena y su candidata. Sobre todo, afirman sus seguidores, si la campaña es encabezada por Xóchitl Gálvez. Por desgracia para ella, desde entonces el PRD no ha hecho sino desangrarse y Morena robustecerse. ¿Cuánto? Sólo los comicios podrán dimensionarlo.

Lo cierto es que la hidalguense es apreciada entre la opinión pública. Campechana, claridosa, mal hablada, inteligente y carismática. La menos panista entre los panistas, el miembro más popular del gabinete de Vicente Fox.

El problema es que en este caso, como en tantos otros, apostar por la grande y quedarse corto es lo mismo que nada. Es ahogarse a la vista de la playa. Ya le sucedió a Xóchitl en 2010 cuando compitió por la gubernatura de Hidalgo encabezando justamente al PAN y al PRD en contra del PRI. Tirios y troyanos reconocieron el enorme mérito de disputar y casi arrebatar este bastión de Osorio y del poderoso grupo de políticos tradicionales priistas. Pero el “casi” equivale a cero al día siguiente del cómputo electoral. Y esa experiencia no es algo que Gálvez olvidará fácilmente.

Para el PAN y el PRD una derrota honrosa sería un triunfo porque levantaría la recaudación de votos para la elección nacional y mejoraría la cosecha de posiciones en la Asamblea y en las Delegaciones. Desde hace meses se considera inevitable el triunfo de Morena, así que todo lo que puedan obtener es ganancia. Y para ello están dispuestos a exagerar las posibilidades de Xóchitl con tal de que acuda a la batalla. Para ella, en cambio, la derrota honrosa tiene muy poco glamour y aún menos dividendos políticos.

Por otro lado, tampoco está claro que el PRD haya resuelto que quiere hacer con esta candidatura. En el reparto que se ha hecho al interior del Frente, es obvio que al PAN le corresponde designar candidato a la presidencia y al partido amarillo le toca designar abanderado para el gobierno de la Ciudad. En estricto sentido Xóchitl es del PAN, no del PRD. El problema es que este último carece de un candidato atractivo y tampoco se puede permitir la humillación que representa un desplome abismal en las urnas. Eso jugaría a favor de la hidalguense.

Cabe la posibilidad, desde luego, que el PRD prefiera ofrecer la candidatura a alguien de los suyos, Alejandra Barrales por ejemplo, a pesar del costo, o a alguien que fue cercano como puede ser Ricardo Monreal, ahora sin partido. Así que, incluso si Xóchitl logra derrotarlos y conseguir la candidatura del Frente, se da por descartado que padecerá una buena dosis de convulsiones internas y sufrirá el fuego “aliado” de las tribus perredistas.

Haber sido secretaria de Estado y delegada de la Miguel Hidalgo no es poca cosa. Aceptar la invitación de Sheinbaum y convertirse en miembro de su gabinete no será un salto en su carrera. Quizá el verdadero dilema que Xóchitl se plantea en cuál de los dos membretes (Frente o Morena) es la mejor plataforma para volver a intentar la conquista de la gubernatura de Hidalgo en 2022, su verdadera meta. La pregunta que en verdad se está haciendo es si López Obrador llegará a Los Pinos y si eso le ofrecerá el espaldarazo que necesita para derrotar al PRI en la alcaldía de Pachuca en 2019 y luego en el gobierno del estado tres años más tarde.  Para su desgracia es una decisión que debe tomar ahora. El de Xóchitl no es dilema sencillo.

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.

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