Osorio 2018

17/10/2016 - 12:05 am
Tendría días mejores. Quizás. Foto: Cuartoscuro
Tendría días mejores. Quizás. Foto: Cuartoscuro

Miguel Ángel Osorio Chong dijo el viernes pasado, ante diputados, que su campaña personal en redes sociales –para la que ya le crearon un logo– y sus eventos masivos como cuasi precandidato del PRI a la Presidencia de México –que se disfraza como “actos oficiales”– no son lo que se ve. Que 2018 no está en su agenda. “Sólo hice uso de las redes de comunicación, sin recursos públicos, porque, como ustedes saben, no es tan difícil hacerlo y estamos obligados a hacerlo para atender las demandas”, dijo.

¿Estamos obligados a hacerlo para atender las demandas? ¿Así lo explica? Pues eso es, básicamente, una mentira.

Sus anuncios promueven sus ideas, sus frases. Lo promueven a él. No tienen nada que ver con “atender demandas”. Y tan no tiene que ver con “atender demandas” que Osorio no tuvo una sola respuesta a las demandas de los empresarios, que la semana pasada claramente aludieron a su fracaso personal, como funcionario público, cuando pidieron que la lucha contra el crimen organizado salga de su control porque simple y sencillamente no pudo.

“[Se debe] separar el combate a la inseguridad de las funciones de la Secretaría de Gobernación. Debemos de reconocer que en materia de seguridad nos equivocamos. El nuevo diseño institucional, que concentró la conducción de la política y la estrategia de seguridad en una sola dependencia fue, sin duda, un error. Es necesario hoy revisar el diseño institucional. Los hechos han demostrado que el país requiere una Secretaría de Seguridad Pública”, dijo la Coparmex en una conferencia en la que estuvieron los representantes en todo el país.

Pero de eso no hablan los promocionales de Osorio Chong. O a menos de que “atender las demandas” se refiera a sus cercanos, a los que se les cuecen las habas. Quieren que vaya por todas las canicas ya, ahora, cuanto antes.

Osorio está en campaña, por supuesto. Que lo niegue es otra cosa. Falta, claro, que su campaña (que es pre campaña) llegue a buen puerto. Porque no tiene ganada la candidatura, y lo sabe. No es el “natural” para representar al PRI en las próximas elecciones, y de hecho es menos que eso: se ha convertido en el pararrayos de la administración federal. La salida de su contrincante, Luis Videgaray, lo ha dejado descobijado.

Con Videgaray en activo, Osorio se comía medio filete podrido. Ahora es él quien se lo come completo. Por “filete podrido” me refiero, claro, a la administración Peña. Filete podrido por dentro y por fuera.

***

Un funcionario federal con el que me reuní en días pasados me contó que el Presidente Enrique Peña Nieto no ha mandado señales sobre la sucesión. Que la salida de Luis Videgaray adelantó los tiempos… en la cabeza del equipo de Osorio. Y nada más.

Le dije que se entiende que Peña no se adelante porque, en un gobierno donde todas las variables están fuera de control, adelantar los tiempos sería tanto como retirar al Presidente desde ahora; mandarlo oficialmente a jugar golf al Pacífico. Porque la única variable que tiene en sus manos, en este momento, es la elección interna del PRI. El combate a la impunidad y la corrupción no son lo suyo; la economía no es lo suyo; las elecciones presidenciales de Estados Unidos decidirán el destino de México allá, en Estados Unidos; Banxico trae parte de la responsabilidad de la moneda y las tasas y Osorio la seguridad. Las grandes preocupaciones del país no están en las manos del Presidente.

Casi nada es su fuerte, pues. Donde se puede divertir es con la grilla.

El funcionario –que tiene un buen acceso al pulso interno de la administración– me dijo que hasta donde ve, sólo hay dos posibles: Eruviel Ávila y Osorio Chong. Nada que no sepamos. Le pregunté por José Antonio Meade.

–Meade es el nuevo Juan Ramón de la Fuente –dijo–. Los guiños de que es presidenciable no le hacen daño y le dan peso político, pero sabe perfectamente que no es él.

Le pregunté si Eruviel juega su juego solo. Me dijo que no: que una buena parte de los Atlacomulco juega con él.

–Edomex tiene que regresar a Atlacomulco y Eruviel lo sabe. Él tiene que regresar esa posición. El problema es al interior de Atlacomulco, no con Eruviel: están Alfredo del Mazo y Luis Enrique Miranda en la competencia. Del Mazo es un compromiso viejo del Presidente; Miranda es el amigo viejo del Presidente. Peña ya bajó a Del Mazo una vez; dos veces lo veo difícil. Pero el otro es el gran amigo.

–¿Entonces?

–Lo mismo que entre Osorio y Eruviel: esperar. Si fuera Osorio, ¿cómo le dices a Eruviel que, además, devuelva Edomex a Atlacomulco?

–…Si gana el PRI en Edomex –le dije.

–Gana. Los otros partidos están divididos. Morena va con una desconocida.

–Un Alejandro Encinas por PAN y PRD.

–No creo, pero puede ser. No creo, por el PAN.

Así pues, el Presidente está divertido con las fórmulas. Osorio Chong es una pieza en esas fórmulas. Tiene poco qué ofrecer: su súper Secretaría fue un fracaso. Eruviel está igual –Edomex concentra todos los males del país: violencia, pobreza, desigualdad, falta de crecimiento– pero Eruviel es el único que puede garantizarle a Peña que el PRI no se quedará completamente en la calle. Es el único que puede echar a andar la maquinaria, con ayuda federal, para que Edomex regrese sin sobresaltos a Atlacomulco y se quede en el PRI. Si es que el PRI gana.

Pero si es Osorio, ¿cómo le quitas a Eruviel la candidatura y además Edomex? Si es Eruviel… es Eruviel. Osorio no está para ponerse moños.

Lo que él hace –fracasar– lo hace cualquiera en la administración federal.

***

Veo al Presidente muy pegado a Edomex. La obra pública allí no para. Hay dos razones, por supuesto: una es que él es mexiquense, y la otra es que NO puede (no con mayúsculas) darse el lujo de perder esa entidad o su derrota personal, dado que la Presidencia es un fiasco, será catastrófica.

Eso, claro, lo ha acercado a Eruviel. En los hechos, por razones prácticas, Eruviel es su apuesta más fuerte en estos momentos.

Bajo presión, Peña es práctico: en 2011-2012 optó por Eruviel porque de otra manera se le desfondaba Edomex. En 2017-2018 puede operar bajo la misma lógica porque, de hecho, hoy es más difícil tener bajo control Edomex que en 2012, cuando él iba en caballo de hacienda.

En esa lógica, es Eruviel. Pero falta algo: 2017.

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Algunos pensaban que en este último movimiento de Gabinete, Osorio Chong iba a quedar en Sedesol.

Sedesol es una fiesta: se reparte dinero y, ahora sin medición de la pobreza –ah, visionario Videgaray–, no se le da cuentas a nadie.

Y no, Osorio se quedó donde estaba. Su derrota es completa y sólo de él. Seis años al frente del país y la política hecha pedazos, el PRI hecho pedazos, la estrategia de seguridad hecha añicos.

¿Osorio 2018? No creo. Están las sorpresas, por supuesto. La gran oportunidad que tiene Osorio es que Eruviel pierda Edomex en 2017.

Si queda Osorio Chong en la candidatura, creo, es porque se perdió Edomex y si se pierde Edomex, al PRI ya no le queda nada.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx
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