Author image

Jorge Alberto Gudiño Hernández

18/11/2017 - 12:02 am

Premio Cervantes

A Sergio Ramírez lo conocí como a casi todos los autores: leyéndolo. Recuerdo la sorpresa que me significó, siendo todavía un joven lector, que el Primer Premio Alfaguara de Novela se hubiera entregado por partida doble. No recuerdo cuál de los dos libros leí primero, si el de Lichi o el de Sergio, el caso […]

Me parece que el Cervantes de este año cumple su cometido al ser entregado a un autor preocupado por la literariedad, ese escurridizo concepto que tanto nos ha hecho devanarnos la cabeza. Foto: Cuartoscuro

A Sergio Ramírez lo conocí como a casi todos los autores: leyéndolo. Recuerdo la sorpresa que me significó, siendo todavía un joven lector, que el Primer Premio Alfaguara de Novela se hubiera entregado por partida doble. No recuerdo cuál de los dos libros leí primero, si el de Lichi o el de Sergio, el caso es que me pareció interesante que dos propuestas narrativas tan distantes contaran con los merecimientos suficientes para ser premiadas.

Muchos años después, cuando ya conducía, junto con Mayra González, La Tertulia, tuve ocasión de conocer a Sergio Ramírez en persona. Sabía poco del mundo de los autores y la indagatoria no ayudaba mucho: nuestro invitado había sido vicepresidente de Nicaragua. Además, llegó con un traje pulcro y la seriedad en las formas. La encargada de prensa que lo acompañaba le explicó que nuestro programa de radio sólo era de literatura. Sonrió, se quitó la corbata, acomodó el saco en la silla y se puso cómodo. “Ya era hora”, comentó muy quitado de la pena.

Volvieron a pasar los años y, con ellos, otras entrevistas radiofónicas. Si algo recuerdo más allá de una personalidad a todas luces generosa y muy humana, es su preocupación por el lenguaje. Lo recuerdo, sobre todo, porque aun cuando parezca paradójico o sin sentido, muchos de los autores con los que hemos platicado no comparten dicha preocupación. Sergio Ramírez gustaba de explicar ciertas posibilidades novelísticas sólo a partir del uso del lenguaje, de esa intuición máxima que tienen los grandes lectores y los grandes escritores de que la literatura se hace cuando algo sucede con el lenguaje de una obra.

Sobra decir que lo he encontrado muchas veces en la FIL de Guadalajara (que comienza el próximo sábado) y que no siempre lo saludé; ya sea por mi timidez habitual, ya porque estaba al otro lado de una multitud. Sin embargo, recuerdo que alguna vez compartimos foro de televisión en una entrevista que nos hicieron. Él, generoso como siempre, me permitió hablar sin desmentirme, cosa que le agradezco.

Hace unos días se anunció que Sergio Ramírez es el merecedor del Premio Cervantes 2017, la máxima presea literaria en español. Si bien ha habido algunas voces disonantes, éstas siempre aparecen. Nunca me ha gustado comparar a un autor con otro, a una obra con la siguiente. Sobre todo, porque es ingenuo esperar que un premio determinado se otorgue siempre al mejor escritor posible en turno (más, cuando es por la obra entera y no por un solo libro). Pese a ello, me parece que el Cervantes de este año cumple su cometido al ser entregado a un autor preocupado por la literariedad, ese escurridizo concepto que tanto nos ha hecho devanarnos la cabeza. Cuando la industria editorial está tan enfocada en otras cosas, siempre resulta un alivio comprobar que alguien se ocupa de lo literario. Tal es el caso de este premiado.

¡Enhorabuena, Sergio!

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video