Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo).- Un escueto mensaje en inglés escrito por el propio involucrado confirmó la noticia: después de 20 años de febril competencia, el francés Thierry Henry deja las canchas,
“Ha sido un viaje increíble y quisiera agradecer a todos los fans, a los equipos y a todos los compañeros que tuve en AS Monaco, Juventus, Arsenal FC, FC Barcelona, the New York Red Bulls y por supuesto a la selección de Francia”, dijo el rey del mundo y mundial y europeo con la escuadra gala, multicampeón con el Barcelona de Josep Guardiola e ídolo absoluto en el Arsenal.
El delantero de 37 años dejó a principios de mes el equipo estadounidense New York Red Bulls tras cuatro temporadas y media, pero hasta hoy no había dado indicios de cuál sería su futuro.
Tras reflexionar algunas semanas, el ex internacional francés decidió finalmente poner fin a una carrera que lo vio ganar más de 35 trofeos.
LA SONRISA OFICIAL DEL FUTBOL
Si no hubiera llegado Ronaldinho con su doble hilera de dientes, la sonrisa oficial del mejor futbol del mundo, habría salido del rostro de Tití, llamado por el técnico italiano “el Mohammed Alí del futbol, porque posee elegancia y agilidad”.
A este muchacho que ilumina el césped cuando sonríe es difícil, de todos modos, compararlo con deportista alguno. Sobre todo por cuando se dice de él que es un delantero completo, hábil, dueño de una gran movilidad, espíritu de sacrifico y mucha facilidad para marcar goles, cuesta mucho no pensar en que Thierry Henry es perfecto.
Nacido el 17 de agosto de 1977 en los suburbios de París, el anotador histórico de los gunners debió vérselas a edad tempranas con las metáforas que intentan explicar su extraordinaria condición.
Para su primer entrenador fue un “galgo” de 1,88 metros y 83 kilogramos de peso: pocos músculos y muchas alas para poder moverse libremente por la zona de ataque, consiguiendo resultados asombrosos.
Cachetada en plena cara a los resultadistas, este chico que se constituía en el mejor programa de fin de semana para cualquier aficionado al futbol por televisión, ha demostrado con su inimitable estilo que la belleza también puede dar vuelta el marcador y hacer ganar partidos.
Elegante, insistimos. Fino, admirado por hombres y mujeres, chico de portada por derecho propio, su magia aumenta por ese aire de niño que parece todavía jugar en las calles de Bosquet, barrio de Les Ulis, donde creció junto a sus padres Marylese y Antoine.
NO CONOCIÓ EL FRACASO
Desde su ingreso a edad temprana al Mónaco, Henry no conoció el fracaso, salvo por una temporada discreta en la Juventus, donde como es de imaginar, fue obligado a jugar de lateral e impedido de dibujar sus fantasías a la entrada de una portería.
Su padre deportivo es Arsene Wenger. El mismo entrenador que a principios de diciembre afirmaba que Tití volvería de cualquier manera al Arsenal de sus amores.
“Es un hombre del Arsenal. Seguro que algún día regresará aquí. En qué rol no lo sé, eso es lo que tiene que pensar, la dirección que quiere dar a su nueva vida”, dijo el técnico francés.
“Tiene todas las cualidades porque es inteligente, comprometido, le encanta el juego. Sólo tiene que pensar: ¿Quiero sacrificar el resto de mi vida por este trabajo?”, agregó el mítico entrenador.
Henry regresará a Londres, ciudad donde brilló jugando para el Arsenal y empezará a trabajar como comentarista de la emisora de televisión Sky Sports. Según el diario The Telegraph, también iniciará un curso para ser entrenador.
Mientras tanto, el futbol del mundo se queda sin Tití, sin su elegancia, sin su sonrisa.
Con información de agencias
