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Redacción/SinEmbargo

18/12/2017 - 6:58 am

Las alianzas / Marichuy en la Boleta / Ley de seguridad interior

Las alianzas partidistas de cara a las elecciones de 2018 parecen ser una de las características principales estos comicios, donde los intereses de las diferentes fuerzas políticas del país han tenido que ponerse sobre la mesa para intentar superar las diferencias e ir de la mano en la boleta electoral.

Las alianzas
Las alianzas partidistas de cara a las elecciones de 2018 parecen ser una de las características principales estos comicios, donde los intereses de las diferentes fuerzas políticas del país han tenido que ponerse sobre la mesa para intentar superar las diferencias e ir de la mano en la boleta electoral. Al respecto en Milenio, el periodista, novelista e historiador Héctor Aguilar Camín, escribe que: “se escandalizan muchos, con buenas razones, por la manera como las alianzas electorales de la partidocracia de estos días cruzan, diluyen o contradicen identidades partidarias. Va tomando carta de naturaleza lo que muchos siguen pensando como ‘alianzas contra natura’, ‘mezclas de agua y aceite’, etcétera. No digo que no haya razón para estas voces de alarma, pero hace rato que en la democracia mexicana priman los cálculos electorales sobre las ideologías partidarias […]. La verdad es que si algo hay indefinido y poroso en la partidocracia mexicana, es la definición ideológica. Nuestros partidos tienen creencias, hábitos mentales, etiquetas retóricas e historias distintas, pero si algo no hay ni dentro ni fuera de ellos, es compromisos ideológicos y debate de ideas. Nuestros partidos no están regidos por una ideología, a la manera de los partidos históricos del socialismo y el liberalismo europeos, por ejemplo, o de las visiones encontradas sobre la constitución y el gobierno que separa las aguas entre republicanos y demócratas en Estados Unidos. Nuestros partidos son espacios de negociación de intereses y causas, más que de ideas y programas. En materia de políticas públicas, apenas hay diferencias entre ellos. Hemos sido gobernados por la izquierda, por la derecha y el centro sin que haya mediado un solo gran debate ideológico entre las fuerzas políticas ni en las campañas ni en los discursos ni en el Congreso […]. Las alianzas contra natura son ya parte de la naturaleza pragmática, pre o posideológica de nuestra democracia […]. Un horizonte de ideologías pobres y negociaciones permanentes entre adversarios políticos no es el peor escenario para una vida democrática que dé resultados”.

La coalición “Meade ciudadano por México, también ha dado de qué hablar  sobre todo luego de que Elba Esther Gordillo consiguiera la prisión domiciliaria. Al respecto en El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “quienes asocian la firma de la coalición del Partido Nueva Alianza (Panal) y su apoyo al PRI, y a su precandidato presidencial, José Antonio Meade, con el hecho de que la ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, esté hoy detenida en su casa y no en una celda o cuarto de hospital, esperan que en los próximos días se envíe una señal que nutra su teoría. Nos dicen que hoy ya no existe ningún obstáculo para que organice un encuentro con la plana mayor del SNTE, es decir, con 59 secretarios seccionales del sindicato en apoyo de don José Antonio. Nos aseguran que se había considerado que este acto tuviera lugar el fin de semana que pasó, pero que, debido a que varios de los líderes aún sentían como un agravio el que la profesora Gordillo no hubiera gozado del beneficio de la prisión domiciliaria, no estaban seguros de asistir a apoyar a Meade. Ahora que su ex lideresa está en su casa, ese acto de apoyo es posible, aunque quizá ahora ya no sea deseable para el precandidato priísta, pues podría verse como un pago por el ‘favor’ a la maestra”.

La opinión pública cuestionó desde el primer momento el anuncio de la alianza entre PAN y PRD, asegurando que sus diferencias ideológicas terminarían por separarlos, o bien, no serían una buena combinación a la hora de trabajar juntos. Basado en un análisis de sus gobiernos anteriores como coalición, en Milenio, el periodista Ricardo Alemán, escribe que: “mal empieza la alianza PAN-PRD cuando su primer spot sobre la experiencia de gobiernos estatales entre azules y amarillos es una más de las reiteradas mentiras de Ricardo Anaya. Según el spot […], los gobiernos estatales surgidos de PAN y PRD son algo así como vivir en la gloria. Sin embargo, la mentira repetida millones de veces terminará por hacer creer a no pocos incautos e ingenuos que, en efecto, los gobiernos construidos por azules y amarillos son exitosos […]. Hasta hoy no existe un solo gobierno estatal exitoso en la experiencia de gobierno PAN-PRD, que lleva casi 27 años. Lo curioso es que no hace falta volver a las primeras alianzas PAN-PRD —por cierto impulsadas por AMLO—, para confirmar que el spot en cuestión es una grosera mentira. Basta revisar las tragedias de Veracruz, Chihuahua y Tamaulipas, entre otras, para confirmar que son gobiernos fallidos […]. Pero además, en 26 años, azules y amarillos han competido en alianza en por lo menos 20 elecciones estatales. En 11 de ellas, los candidatos aliancistas llegaron al poder, pero nunca entregaron buenas cuentas. La prueba es que de los 11 gobernadores cobijados por PAN y PRD, todos fueron borrados de la escena política luego de su mandato, otros no han pasado de ocupar cargos menores y no pocos tienen proceso judiciales […].  ¿Hay motivos para pensar, imaginar o suponer que la alianza formada por PAN y PRD en 2018 podrá ofrecer mejores resultados de los que han entregado alianzas pasadas? No existe ninguna posibilidad. ¿Por qué? Porque está probado que un mandatario estatal que alcanza el poder bajo las siglas de dos o más partidos no tiene compromiso ni lealtad, y menos congruencia con ninguno de esos partidos. Más aún, los gobiernos de alianza están catalogados entre las gestiones en donde no existe transparencia, rendición de cuentas y en donde los partidos de origen se vuelven un estorbo. ¿Por qué suponer que sería mejor una alianza presidencial entre PAN y PRD, sobre todo luego de la montaña de mentiras del spot? Por eso, debemos gritar al PAN y al PRD: ‘¡Paren de mentir…!'”

Pese a sus diferencias ideológicas, PAN y PRD parecen hacer todo lo posible para mostrarle a los ciudadanos que son capaces de trabajar en conjunto, pues en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “muchos escenarios positivos se presentarán a los electores en las semanas por venir, desde ideas de difícil ejecución, hasta planteamientos que aseguran llevar a México a las puertas del paraíso. Por lo pronto, Ricardo Anaya, aspirante presidencial de Por México al Frente, apareció en un video cantando canciones de rock y recorriendo Nezahualcóyotl al lado de Juan Zepeda, excandidato a la gubernatura del Estado de México y coordinador de la bancada perredista en la entidad mexiquense, en donde aseguran que tienen cosas en común. En la tertulia ambos manifestaron que pese a que son de bandos diferentes para cambiar al régimen ‘somos la misma banda’. Es claro que las ocurrencias discursivas se hacen presentes cuando estamos ante un proceso electoral. Lo difundido no debe sorprendernos. Esto y más nos espera en 2018”.

Otra de las alianzas cuestionadas es la integrada por el PES y Morena, sobre la cual en Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “el Partido Encuentro Social registrará formalmente ante sus simpatizantes y militantes a Andrés Manuel López Obrador como precandidato de esa institución política a la Presidencia de la República, con lo que a partir de ese momento el tabasqueño podrá realizar asambleas con la militancia del PES, porque en los cuatro días de precampaña solo ha podido reunirse con la de Morena y en menor medida con la del Partido del Trabajo, los cuales conforman la coalición Juntos Haremos Historia.

Donde se deshicieron de las alianzas fue en Jalisco, pues en el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “el emecista Enrique Alfaro inicia su campaña por la gubernatura muy arriba, pero no de las encuestas, sino… ¡del ego! En fin de semana dejó la alcaldía de Guadalajara, tal y como estaba previsto, y confirmó que sigue muuuy confiado de su eventual triunfo. No hay que olvidar que descarriló el Frente PAN-PRD-MC, porque sintió que no necesitaba ni a panistas ni a perredistas para llegar al Palacio de Gobierno. Y ayer proclamó su discurso desde lo más alto de la soberbia política al afirmar que sus detractores le habían hecho los mandados. Y que, además, en seis meses se darán cuenta de la realidad que les espera. ¡Asústame, panteón!”

Marichuy en la Boleta
La candidata indígena por la vía independiente, Marichuy, ha llamado la atención desde el momento en el que se anunció su intención de participar en el proceso electoral de 2018. Sobre lo más destacado de sus proyecto, en El Universal, el periodista Ricardo Raphael, escribe que: “tiene un modo de moverse, de hablar y razonar que no es común en la política. No lleva prisa, ni tiene respuestas definitivas. Es genuinamente indígena, es mujer común, no presume, no se impone, no pontifica. Desentona con el resto de las opciones y justo por ello sería saludable que su nombre llegase el año próximo a la boleta electoral. Se llama María de Jesús Patricio Martínez y fue elegida por el Consejo Indígena de Gobierno para buscar la Presidencia de la República. Ella no miente: ‘el proyecto es aprovechar la campaña como candidata independiente para articular a las comunidades indígenas del país.’ Mi candidatura lo que busca es ‘poner también un reflector sobre los pueblos indígenas’ […].  La presencia de Marichuy en esta contienda incomoda porque exhibe la gran mentira que ha significado la democracia mexicana para las comunidades indígenas […]. Sus asuntos no son los del gobierno nacional, sus niveles de pobreza siguen siendo los más elevados, su representación política es mínima, la capacidad con que cuentan para defenderse de los poderosos es cada día más reducida […]. La idea de que las personas indígenas frenan los grandes proyectos económicos se ha vuelto necia entre quienes toman las principales decisiones. Decenas de líderes indígenas en todo el país pueblan hoy las cárceles porque se han opuesto a los modos arbitrarios de esta civilización. ‘No saben estar bien con la tierra, no saben cuidarla,’ les responde Marichuy […].  El problema, dice, es que los de arriba no saben tomar en cuenta a los pueblos que estaban antes. ‘Para ellos no figuran las comunidades.’ México es un país profundamente racista y despiadadamente clasista. Es patriarcal y machista. Es omiso y es hipócrita con las personas indígenas. Ciertamente ninguno de estos argumentos está siendo expresado, de manera tan genuina, por el resto de los aspirantes presidenciales. Sería lamentable que la voz de Marichuy no se escuchara más allá del 2 de febrero próximo, fecha en que deberá conseguir 800 mil 600 firmas”.

Ley de seguridad interior
Asociaciones civiles se unieron para solicitar al Presidente Enrique Peña Nieto ejercer su derecho de veto sobre la aprobada Ley de Seguridad Interior, debido que esta careció de un análisis profundo y  una discusión en la que se incluyeran todas las voces y se pusieran sobre la mesa los riesgos que implica. Al respecto en Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que: “me pregunto cómo es que podrá compaginar José Antonio Meade su propuesta de modernización, de hacer de México una ‘potencia’, cómo es que pondrá a México en ‘otro nivel’ […] después de que su partido ignoró los llamados de la ONU y cualquier cantidad de organismos internacionales y nacionales preocupados por la ley de seguridad interior recientemente aprobada […]. La siguiente pregunta es qué piensa el candidato y su Presidente, Enrique Peña Nieto, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y de su Presidente, Luis Raúl González Pérez, quien ha pedido al Presidente Peña Nieto que antes de hacer la ley la regrese al Congreso con algunas observaciones. Nadie podrá acusar a González Pérez de tener una agenda política electoral, de ser un agitador extremista o de ir contra la seguridad de los mexicanos. Tiene una larga trayectoria que lo respalda. El sábado pasado, la CNDH emitió un comunicado elegante pero firme: ‘El acuerdo y voluntad política que dio vida a la reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos representó un logro de dimensiones históricas. Así fue reconocido por todas y todos los grupos y sectores políticos y sociales y por múltiples actores de la mayor relevancia afuera de nuestras fronteras. La aprobación de esta ley en los términos en que fue formulada, en opinión de esta Comisión Nacional, no sería acorde al sentido y contenido de la reforma de 2011, en tanto genera la posibilidad de que se vulneren derechos y libertades básicas reconocidas en favor de las y los mexicanos, además de afectar el diseño y equilibrio constitucionalmente establecido entre instituciones, órganos del Estado y Poderes, así como posibilitar que se impongan estados de excepción a la convivencia democrática entre la sociedad mexicana’. La comisión exhorta al Presidente a que devuelva la ley al Congreso con observaciones para que se haga una deliberación amplia, se revise y se corrija. No dice que no debe darse marco legal a las fuerzas federales, no dice que no debe existir una ley. Dice que ésta no está bien. ¿Le importará al Presidente Peña? ¿Le importará a su candidato? […]. O creerán, como otros que andan buscando partido nuevo, que en la CNDH tampoco la leyeron”.

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