México

Maquilas, automotrices y minas se van… pero le dejan al país un daño ambiental de años, acusan

19/01/2017 - 12:03 am

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el sector automotriz en México se encuentra en vilo. Ford ya canceló la construcción de una nueva planta en San Luis Potosí para instalarla en Michigan, y días después, el grupo Fiat Chrysler anunció que habilitará una de sus plantas en Estados Unidos para que fabrique uno de los modelos que actualmente se arma en México. Mientras, el magnate neoyorkino advirtió que esto es sólo el principio, y que ahora quiere a las farmacéuticas.13

La salida de esta industria de México implica la pérdida de inversión y de empleos. Y no sólo eso, también un “impacto ambiental bestial”. De acuerdo con organizaciones y académicos, la industria automotriz -así como la maquinadora y minera- han dejado a su paso por el país contaminación y la devastación de recursos naturales y tierras. Todo, criticaron, gracias a laxa legislación en la materia que los gobiernos les han brindado desde hace al menos tres décadas.

Ciudad de México, 19 de enero (SinEmbargo).- Durante décadas, las industrias automotriz y maquiladora han operado en México con diversas facilidades: beneficios fiscales, mano de obra barata, terrenos a bajos costos e incluso regalados, además de infraestructura. A ello se suma una vigilancia laxa en términos ambientales, con lo que han dejado a su paso contaminación y han arrasado con recursos naturales, denunciaron organizaciones civiles.

“Las ventajas que reciben las empresas maquiladoras son tratos fiscales excepcionales porque se omiten pagos por la importación de bienes o se omiten pagos fiscales en términos de envíos por pagos de servicios. Es decir, hay un trato fiscal excepcional a diferencia del que se le da a la producción local. También la industria automotriz tiene trato fiscal excepcional en materia de comercio exterior”, dijo a SinEmbargo, Roberto Constantino Toto, profesor-investigador del Departamento de Producción Económica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Señaló que “la facilidad fiscal” con la que se han recibido a los conglomerados extranjeros ha generado también consecuencias ambientales degradantes. “[El Gobierno] privilegia el crecimiento económico y no el cuidado del medio ambiente. Una buena parte de los efectos que vemos hoy en lo ecosistémico y lo social ha sido el resultado de las decisiones de las autoridades mexicanas durante muchos años”, subrayó.

"Probablemente las automotrices sean más contaminantes que las propias mineras", dijo Francisco Cravioto de Alianza Mexicana contra el Fracking. Foto: Cuartoscuro
“Probablemente las automotrices sean más contaminantes que las propias mineras”, dijo Francisco Cravioto de Alianza Mexicana contra el Fracking. Foto: Cuartoscuro

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el sector automotriz en México se encuentra en vilo. Ford ya canceló la construcción de una nueva planta en San Luis Potosí para instalarla en Michigan. Días después, el grupo Fiat Chrysler anunció que habilitará una de sus plantas en Estados Unidos para que fabrique uno de los modelos que actualmente se arma en México. Y el magnate neoyorkino advirtió que esto es sólo el principio.

Ford llegó a México en 1925, fue la primera empresa del ramo que vino a ensamblar sus autos, y una década después lo hizo General Motors, de acuerdo con el artículo “La industria automotriz en México”, del maestro Arturo Vicencio Miranda del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En el caso de la maquiladora de exportación, según el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera A.C., nació durante los años sesenta, “como una respuesta económica al encarecimiento de la mano de obra que tuvo lugar en Japón y Estados Unidos, países altamente industrializados”.

Para Francisco Cravioto Lagos, investigador de la Alianza contra el Fracking, tanto las maquiladoras, como las automotrices y las mineras “son empresas muy contaminantes, sumamente sucias”.

“Probablemente las automotrices sean más contaminantes que las propias mineras, sobre todo por el impacto ambiental bestial en términos de consumo de agua, de energía, en la modificación de manchas urbanas y México le ha apostado al menos desde hace tres décadas a este negocio”, detalló.

DAÑOS AL MEDIO AMBIENTE

La propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señala, en su página oficial, que “el impacto ambiental que las industrias tienen sobre el medio ambiente y los recursos naturales ha sido considerable, no sólo como resultado del crecimiento de la producción sino también gracias a que dicho crecimiento se concentró en sectores de alto impacto ambiental”.

La dependencia federal reconoce que los sectores industriales con mayor generación de residuos peligrosos son precisamente el automotriz, además del químico, metalúrgico, eléctrico y de alimentos.

No obstante, acota, derivado de la desigual distribución geográfica de las empresas, los efectos ambientales varían. Por ejemplo, considera a Chiapas, Guanajuato, Querétaro, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz como los “estados con una alta intensidad de generación de contaminantes con relación a su producto”, mientras, el Estado de México, Puebla, Jalisco, Nuevo León y la capital de país, “a pesar de su alta concentración de industrias, presentan una baja intensidad de contaminación por unidad de producto industrial”.

Un ejemplo de la devastación ambiental que dejan a su paso estas industrias es el río Santiago, ubicado en el El Salto, en Guadalajara, Jalisco. Este caudal es el más contaminado del país.

Un estudio llevado a cabo por la Comisión Estatal del Agua y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua detectó 1 mil 090 contaminantes en ese río, entre ellos: arsénico, mercurio, cromo y disruptores hormonales, causantes de tumores cancerígenos, defectos de nacimiento y otros problemas. Cabe mencionar que El Salto alberga alrededor de 300 empresas de los sectores automotriz, químico, farmacéutico y de alimentos.

Los inversionistas norteamericanos, aseguró el académico Roberto Constantino, tienen la oportunidad de presentarse en países como México donde hay una “gran laxitud en materia ambiental y laboral”. Ya que un beneficio, por ejemplo, son los bajos salarios.

En entrevista para SinEmbargo, Alejandro Calvillo Unna, director de la organización El Poder del Consumidor, acusó que “toda la política que se siguió para impulsar la industria maquiladora –especialmente en la frontera– se hizo bajo una promoción de bajos estándares laborales y ambientales”.

En México, lamentó el activista, se ha establecido una economía muy dependiente de la industria automotriz. Aunque reconoció que ésta ha generado innumerables fuentes de empleo.

“Bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), todo se enfocó en abastecer a los Estados Unidos a través de regulaciones ambientales más laxas y principalmente salarios bajos. Las empresas aquí tienen una mayor ganancia”, detalló Calvillo. Y explicó que los salarios aquí no se comparan con lo que se paga en Estados Unidos.

“[Instalar automotrices y maquilas] se volvió muy atractivo para industrias no sólo norteamericanas, sino para otra partes del mundo, como Alemania o Japón. Más del 80 por ciento de la producción automotriz se va al mercado exterior, principalmente hacia Estados Unidos”, comentó.

La NOM-085-ECOL-1994, elaborada con la participación de la industria automotriz, menciona que los valores relacionados con la emisión de partículas, bióxido de azufre y óxidos de nitrógeno podrán ser determinados con la elaboración de promedios ponderados de las fuentes fijas, es decir, de las industrias.

No obstante, el artículo “Las normas oficiales mexicanas ecológicas para la industria mexicana: alcances, exigencia y requerimientos de reforma”, publicado en la revista Gestión y Política Pública, puntualiza en la necesidad de “normar sobre la emisión de partículas menores de 10 y 2.5 micrómetros (PM10 y PM2.5, respectivamente), así como en lo concerniente a las condiciones para el intercambio de certificados o bonos por emisiones a la atmósfera”.

Durante décadas, las industrias automotriz y maquiladora han operado en México con una vigilancia laxa en términos ambientales, criticaron organizaciones. Foto: Cuartoscuro
Durante décadas, las industrias automotriz y maquiladora han operado en México con una vigilancia laxa en términos ambientales, criticaron organizaciones. Foto: Cuartoscuro

El libro El Medio Ambiente y la Maquila en México; un problema ineludible, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que entre las características institucionales para aplicar la normatividad, se encuentra “la deficiente estructura de sanciones por incumplimiento de la normatividad ambiental, la cual es relativamente permisiva debido a la incapacidad de monitoreo por parte de las agencias gubernamentales”.

En el mismo sentido, Calvillo acusó que “en un país con altos índices de corrupción como México, la autoridad ambiental, con algunas excepciones, se ha prestado para llegar a acuerdos con la industria y sacar ganancias, se ha vuelto una herramienta de chantaje y los recursos naturales se han entregado a la industria”.

Calvillo acusó que Estados Unidos, con las industrias también ha traído al país “gente sobreexplotada y devastación ambiental” y pronosticó que aún con la llegada de Trump al poder, la industria automotriz no se irá, ya que en términos económicos “no es viable para estas empresas trasladarse a Estados Unidos”.

“Creo que en el fondo esto es una campaña publicitaria de Trump que ha usado a la industria automotriz. Quiere demostrar que está cumpliendo lo que había prometido en campaña”, remató.

La actividad minera en México es considerada por organizaciones civiles como de las más depredadoras en materia ambiental. Foto: Cuartoscuro
La actividad minera en México es considerada por organizaciones civiles como de las más depredadoras en materia ambiental. Foto: Cuartoscuro

MINERAS ESTADOUNIDENSES EN MÉXICO

Hasta marzo de 2016, según datos de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema), de las 294 mineras extranjeras que operan en el país, 46 son originarias de Estados Unidos y la actividad es considerada por organizaciones civiles como una de las más depredadoras en materia ambiental.

El investigador Cravioto Lagos consideró que la minería “es una actividad económica negativa”, pues explicó, los metales pesados que se desechan por la actividad no se desintegran por cientos de miles de años y al estar activos en el medio ambiente recorren la cadena alimenticia de un extremos al otro, una y otra vez.

“No se descomponen estos materiales dañinos y están provocando deterioros a lo largo de generaciones al interior de los ecosistemas y de los seres humanos que habitan la región”, dijo. Además lamentó que ante este problema, la legislación en México “es totalmente permisiva [ya que] la Ley Minera permite que se solicite una concesión en aguas territoriales, en Áreas Naturales Protegidas (ANP), en el mar, sobre áreas urbanas y hasta sobre sitios arqueológicos”.

En el mismo sentido, Constantino Toto agregó que la minería implica no sólo una modificación del entorno en términos de las propiedades de los suelos, sino también una gran cantidad de consumo de agua que se suele contaminar con los procesos de transformación de la actividad.

“En un país donde la mayor parte de las reservas de minerales se encuentran en las zonas desérticas, en regiones donde no hay agua, el desarrollo de las actividades mineras compite en términos de estabilidad ecosistémica de las regiones por el alto consumo del vital líquido”, comentó.

Y así es. De acuerdo con el estudio “Concesiones de agua para las mineras”, las 417 empresas mineras enlistadas en el Registro Público de Propiedad de Agua consumen el mismo volumen de agua que más de 3 millones de habitantes al año. El análisis desarrollado por CartoCrítica y la Fundación Heinrich Böll detalla que Grupo México, Goldcorp y ArcelorMittal consumen casi la mitad del vital líquido destinado a la minería en el país, o sea, al menos 437 millones de metros cúbicos anuales; esto cuando más de 13 millones de personas no cuentan con el servicio en sus viviendas.

Miguel Ángel Mijangos Leal, de la Rema aseguró que el consumo de agua por parte de las mineras es “alucinante y terriblemente agresivo”, para ilustrarlo, mencionó el caso de Carrizalillo, una de las minas de oro más grandes de América Latina, ubicada en Guerrero, perteneciente a la canadiense Goldcorp, donde cada día se gastan alrededor de 250 millones de litros del vital líquido.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video