Bits | Los videojuegos ¿un lujo o un gusto?

19/02/2017 - 12:00 am

Esta semana, “El Oswi” da su opinión sobre los costos de los juegos de video y lo mucho que han aumentado sus precios en los últimos años, se pregunta si este gusto, –¿o será un lujo?– vale la pena.

Por Oswaldo Rodríguez

Ciudad de México, 19 de febrero (SinEmbargo).– Vivimos en tiempos difíciles o los hemos estado viviendo durante los últimos años. Cómo no recordar cuando ibas a tu tienda de preferencia y el videojuego más caro, el que acaba de salir, de tu franquicia favorita costaba la grandiosa cantidad de $899. Pero esos tiempos han cambiado, el dólar ha subido (y vaya que ha subido) y ha sido todo un proceso a lo largo de prácticamente los últimos 10 años. Ya no es lo mismo, la industria ha cambiado, nuestros gustos han cambiado y sobre todo, los precios han cambiado.

Pero muchos, como yo; seguimos aferrándonos a ese gusto que son los videojuegos. Esa “necesidad” de tener el juego nuevo que va a salir y que llevas esperando ya un largo tiempo para tenerlo, cómo negarte esa “necesidad” que ha creado tu mente a lo largo de tanto tiempo y que, cuando por fin llegas a la tienda y recoges el juego que tanto querías, empiezas a dudar si realmente valía la pena, si realmente pudiste ocupar esos casi mil 500 pesos para comprar otra cosa.

Y uno de los aspectos más importante que vivimos en estos tiempos de consumismo y escasez monetaria es el tener que tomar una decisión, porque no hablamos de que una vez al mes sale un juego que quieres. No, si eres una persona amante de los videojuegos sabes que, a partir de ciertos meses, como lo puede ser junio, la industria de los videojuegos se vuelve explosiva; hay semanas que pueden salir hasta seis juegos y claro, quieres y “necesitas” tener esos seis juegos en tu colección. Claro, sabemos que no es nuestra obligación comprar todos los juegos que salen y los que van a salir. Pero cuando disfrutas de algo y has estado disfrutando de una serie a lo largo de los últimos años es prácticamente imposible para uno rechazar o prolongar la fecha para adquirir ese tan esperado juego que deseas.

¿Pero por qué nos empeñamos por tener siempre ese juego a pesar de que nos quejemos del precio que tiene? O muy recientemente del precio del Nintendo Switch en México, una consola que cuesta $299 dólares, en México tiene un precio de 9 mil 999 pesos, lo cual es excesivo, si me preguntan, pero a la vez no dudé un solo minuto en comprarlo y así como yo, muchas personas más lo hicieron, ya que la preventa del sistema duró apenas 15 min hasta que se marcaba como “agotado”.

Creo que nuestro fanatismo llega a poder más que nuestra cartera, claro, cuando puedes contar con una tarjeta de crédito a la mano ese “costoso” lujo no se vuelve tan pesado, cuando tienes esa opción de pagarlo en plazos. Pero, independientemente de eso, el deseo de volver a jugar o continuar con una saga que amas, que te apasiona, que te transporta a tu infancia o a tu juventud (depende que tan viejos seamos). Pero ese sentimiento es prácticamente imposible bloquearlo, claro, a menos que tengas obligaciones mayores económicamente hablando, pues, te verás limitado, sin embargo, seguramente harás todo lo posible por saldar lo que tengas que saldar y programarlo como tu próxima compra.

Y al final, a veces, más que decir que nos damos un lujo, como las personas que salen cada dos días de fiesta y gastan prácticamente lo mismo que nosotros en un momento; porque al final es lo que estamos acostumbrados a comprar últimamente, momentos; ya que en estos últimos años necesitamos y buscamos escapatorias sencillas que llenen vacíos que tenemos, claro, no quiere decir que si juegas videojuegos y mientras más compres significa que estés llenando un vacío, si no que estamos buscando una experiencia y los videojuegos son una de las más complejas, ya que contienen muchas artes, como la pintura, la fotografía, la literatura, la música, etc…

Más que un medio, son un lenguaje y cada título que terminamos nos topamos con un gran desafío, con acertijos elegantes, con momentos de gloria, momentos de tristeza y con un sin fin de historias que echan a volar nuestra imaginación.

Los videojuegos son nuestra vida, no porque nos permitan ser algo que no somos; como un dios, un guerrero, un caballero, sino porque gracias a ellos podemos expresar totalmente quienes somos, sin limitaciones físicas ni morales.

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