La explosión del Edificio B de Pemex borró evidencia contra Romero Deschamps, acusa la disidencia

19/03/2013 - 12:00 am

No sólo arrebató vidas: la explosión en la Torre de Pemex también se llevó archivos y evidencia contra el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps, acusa la disidencia que reclama su destitución

Escombros. Allí estaban las oficinas de la disidencia, acusan. Foto: Cuartoscuro
Escombros. Allí estaban las oficinas de la disidencia. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).– Dentro de la oficina central del edificio B2 de la Torre de Pemex, los archivos digitales y en papel formaban paredes y cercos metálicos.

Esas montañas de información contenían jubilaciones, contratos colectivos y el registro de “múltiples gastos” del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), uno de los más poderosos de América Latina.

En el concepto contable “múltiples gastos” estaba un préstamo de Petróleos Mexicanos (Pemex) para el sindicato. Lo había solicitado el secretario general, Carlos Romero Deschamps, para apoyar la campaña presidencial de 2012, de Enrique Peña Nieto, sostienen los disidentes.

El entonces candidato negó siempre cualquier relación con el dirigente sindical. Mucho menos de dinero. Se escribía un guión parecido al del Pemexgate, el episodio en el que la paraestatal apoyó el despliegue del PRI a favor de Francisco Labastida Ochoa: millones de pesos para la campaña, un suspirante que ignora la operación y al final, el préstamo que llega a un destino desconocido e incierto.

En esa oficina del edificio B2 de la Torre de Pemex trabajaba la dirigencia de la sección 34 del sindicato. En octubre de 2011, en una tarde friolenta en la ciudad de México, este brazo del gremio petrolero empezó a preparar una estrategia para destituir a Carlos Romero Deschamps. Un plan dirigido a la defenestración, con base en los estatutos sindicales.

La sección convocó a una asamblea general para elegir a un nuevo dirigente nacional y hacer a un lado, tras 14 años de reelecciones, al líder “histórico” de los petroleros.

Lo que siguió es una cascada de hechos en los que, en efecto, Romero Deschamps fue destituido sin que hasta ahora el gobierno federal avale tal acción. Documentos notariados en manos de SinEmbargo indican que hay un nuevo dirigente nacional: Jorge Hernández Lira, elegido en asamblea.

Pero en esta historia hay un evento inesperado: el estallido del 31 de enero, cuya hecatombe recorrió por completo la Torre de Pemex y le quitó la vida a 37 personas.

La explosión fue justo en la oficina en donde se preparó el plan para alejar a Carlos Romero Deschamps del sindicato.

UNA EXPLOSIÓN SOSPECHOSA

Los opositores de Romero Deschamps tienen clara la bitácora de los días previos a la explosión. La han documentado, y queda, resumida, así:

• 19 de octubre: En asamblea, el 71 por ciento de la votación de las 36 delegaciones del sindicato de los petroleros encumbró a Jorge Hernández Lira, un trabajador de planta de la zona de Poza Rica, quien desde hace tres años habita un hotel del Centro Histórico capitalino y aspira a la democratización del sindicato.

• 20 de octubre: La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) recibió la escritura número 74945 ante el notario público 18 del estado de México, Mauricio Trejo Navarro, cuya firma avala la votación que desconoce a Carlos Romero Deschamps y elige a un nuevo dirigente: Jorge Hernández Lira.

• Ese mismo 20 de octubre: Carlos Romero Deschamps informó que él había sido reelecto como líder del sindicato. Lo acompañaba una fiesta con marimba. Y comida y alcohol.

• 1 de noviembre: Se registró el expediente 10/2095-11 de la STyPS (en poder de Sin Embargo MX) que confirma que la directiva del sindicato para el periodo 2013-2018 quedó conformada con Carlos Antonio Romero Deschamps en la dirigencia nacional.

• 23 de noviembre: La resolución 211 225077 de la Dirección General de Registro de Asociaciones de la STyPS resolvió notificar a Sergio Gutiérrez Rojas, uno de los promotores de la asamblea disidente, la negativa que impide la toma de nota.

• 24 de noviembre: La Secretaría de Gobernación le pidió cautela a la sección 34, de acuerdo con la disidencia. Los dirigentes de la sección 34 decidieron abandonar la oficina  de la Torre de Pemex y entablaron el amparo 90/2013 ante el Juzgado Tercero de Distrito en Materia del Trabajo, del Poder Judicial de la Federación (en poder de Sin Embargo MX). Se refugiaron en un cuarto del hotel Congreso en Allende 18, al que ahora llaman búnker y donde trabajan entre pilas de papeles y refrescos. “Dado que habíamos empezado a filtrar documentos, no queríamos que la gente de Deschamps nos agrediera. Habíamos pedido a los trabajadores no acercarse a la Torre porque días antes habían ido a las casas de los compañeros a apedrearlas. Así que no estábamos ahí”, reconstruye Juan José Cedillo, el vocero de la sección 34.

• 31 de enero: La oficina de la sección 34 en la Torre de Pemex se abrió en dos con un estallido inexplicable, sin origen aparente, con un sonido tan estruendoso que fue imposible saber si eso fue un incendio, una implosión o una explosión. La Procuraduría General de la República, en teoría, tiene ya lista la investigación pero su resultado concluyente no ha sido dado a conocer.

Los archivos con papeles con el registro del préstamo para Romero Deschamps, aquellos que simulaban paredes, volaron en tolvanera, dicen los disidentes.

La dirigencia de la sección 34, que la utilizó como escenario para fraguar la destitución de Romero Deschamps, no ha logrado entrar de nuevo.

LA ASAMBLEA

Saludo de priistas. Romero Deschamos y el Presidente Peña Nieto. Foto: Cuartoscuro
Saludo de priistas. Romero Deschamos y el Presidente Peña Nieto, apenas el 17 de marzo. Foto: Cuartoscuro

La cita fue a las 16:00 horas en la Cámara Nacional de Comercio del Distrito Federal (Canaco), en avenida Reforma 42, delegación Cuauhtémoc. La presidió Sergio Gutiérrez Rojas, el mismo hombre que realizó la convocatoria a la asamblea desde la Torre de Pemex.

“Compañeros y compañeras, se aceptan nombres de candidatos para ser electos mediante el procedimiento acostumbrado, para ser secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana”.

La noche los sorprendió. Los debates sobre las formas convenientes para enfrentar a Romero Deschamps tomaron las horas. Se habló de otros asuntos:

–¿Debe Pemex privatizarse?

–El meollo es que hay cooperación internacional, pero no está vigilada. Se debe impulsar una cultura de la transparencia y que estas empresas vuelvan a tener credibilidad, incluso con inversiones del pueblo” –dijo un académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A las 23 horas ya había resultados. Jorge Hernández Lira, con el aval de un 71 por ciento de los delegados de todos los estados de la República, se había posicionado como nuevo dirigente nacional de los petroleros mexicanos.

–¿Protestáis por vuestra palabra de honor cumplir fielmente y hacer cumplir los estatutos del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana? – cuestionó el presidente del colegio electoral.

–Sí, protesto –asumió Hernández Lira.

Uno por uno, los delegados firmaron el documento.

De la sección 3: Manuel Torres García, José Armando Reyes Rodríguez, Aldo César Hernández Aguilar; Víctor Manuel Torres Ollervides y Roberto de Jesús Sandoval Vázquez.

De la 9: Pedro Pizaña Segura; Darío Méndez Rodríguez; José Héctor Bravo Bautista; Víctor Hugo Bravo Bautista y Estanislao Montoya Bustos.

De la 10: Dimas Eloir Meza Estrada, Leonel Olán Magaña, Dimas Meza López, Jorge Omar Romero Juárez y Joel Aragón Cruz.

Así, cinco delegados por cada una de las siguientes secciones: 11, 13, 14, 16, 22, 25, 26, 29, 30, 31, 34, 36, 38, 39, 40, 42, 44, 45, 46, 47, 50 y 51.

El documento en el que quedó asentado el protocolo de la asamblea en la que se desconoció a Romero Deschamps está fechado el 19 de octubre de 2012 y lo avala la escritura número 74945 ante el notario público 18 del Estado de México, Mauricio Trejo Navarro.

Como marcan los estatutos, los petroleros informaron a Rosalinda Vélez Juárez, secretaria del Trabajo y Previsión Social, en el epílogo del sexenio calderonista.

“Pero inmediatamente de la notificación a la Secretaría –dice Juan José Cedillo, vocero de la sección 34–, se dio aviso a Romero Deschamps y a nosotros, la negación de la toma de nota”.

UN DÍA DESPUÉS

El 20 de octubre de 2012, los dirigentes de los sindicatos mexicanos más poderosos y grandes de México fueron reelegidos. Elba Esther Gordillo, del gremio magisterial, por otro periodo de seis años; y Carlos Romero Deschamps, de los petroleros, por el mismo lapso.

En un boletín membretado, el sindicato de los petroleros informó que a puerta cerrada, en las instalaciones en la colonia Guerrero de la delegación Cuauhtémoc, los dirigentes de las 36 secciones y tres delegados adicionales votaron a favor de la planilla del Nuevo Comité Ejecutivo Nacional.

Para los analistas en los medios nacionales, que Gordillo Morales y Romero Deschamps se erigieran de nuevo no significó más que un anuncio protocolario. A través de los sexenios, la reelección festiva fue un lugar común para los dos personajes. Pero el tópico se desvaneció el 26 de febrero, cuando la dirigente fue detenida.

Bajo sorpresa, en un golpe político fulminante, el gobierno de Enrique Peña Nieto ejecutó una orden de aprehensión en contra de Elba Esther Gordillo por lavado de dinero, triangulación en cuentas bancarias de los fondos del sindicato y delincuencia organizada.

A partir de entonces, más allá del destino legal de la lideresa magisterial, el Procurador Jesús Murillo Karam ha tenido que escuchar una pregunta: ¿Sigue Carlos Romero Deschamps?

Han pasado cinco meses de la elección convocada por la sección 34 en la Torre de Pemex y en el sindicato petrolero hay dos dirigentes nacionales. Ambos cuentan con documentación que avala su presencia en la secretaría general. Pero los estatutos son los estatutos. El 148 y 292 del Sindicato de Pemex establecen que el dirigente nacional sólo puede ser elegido una vez y reelegido otra. Además, no debe haber procesos penales en su contra.

Romero Deschamps se ha reelegido desde 1993. Y aunque no ejecutadas, en la PGR hay dos órdenes de aprehensión giradas en su contra por el desvío de recursos de Pemex hacia la campaña priísta de Labastida Ochoa, en 2000.

Hasta ahora, la movilización está contenida. Pero los petroleros le piden a Hernández Lira tomar las calles si la resolución de Ricardo Guzmán Wolffer, juez de Distrito en Materia del Trabajo, del Poder Judicial de la Federación no es favorable para ellos.

Al hotel Congreso, en Allende 18, entran y salen petroleros de todo el país. También académicos de Derecho laboral de la UNAM. Todos contestan que hay una oportunidad histórica para que Carlos Romero Deschamps abandone el sindicato.

“Yo soy el dirigente”, dice en entrevista Jorge Hernández Lira. “Lo único que pido es que Romero Deschamps se retire bajo jubilación y deje paso a la democracia en el sindicato. Él ya no tiene nada que reclamar. Nada que no sea su jubilación”.

INCENDIOS SINDICALES

Los “incidentes” e incendios que culminan con la desaparición de pruebas, se encuentran en la vértebra de la historia del Sindicato de Pemex. No es de hoy, pues.

Después de la detención de Joaquín Hernández Galicia en 1989, el dirigente histórico –acusado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari de homicidio y acopio de armas– en la entraña del sindicato se han vivido desde grescas a palo limpio hasta siniestros aniquilantes.

Cuando “La Quina” fue encarcelado, a la secretaría general llegó Sebastián Guzmán Cabrera. De acuerdo con los estatutos, este nombramiento no era legal. El hombre estaba jubilado –justo por órdenes de Hernández Galicia– pero objetó la decisión ante la Junta de Conciliación y Arbitraje. El gobierno aceptó la queja y lo reinstaló.

Su periodo se recuerda por dos aspectos: el saqueo de las propiedades del sindicato y el despido de 10 mil trabajadores, sólo posible por la alienación con el gobierno federal.

En cuanto al saqueo, este dirigente vendió y remató propiedades sin que haya documentación de ello porque un incendio en el edificio del STPRM extinguió las pruebas.

Al final, Guzmán Cabrera admitió que requería la jubilación y se retiró del sindicato por enfermedad.

En este punto de la historia llegó Carlos Romero Deschamps, el hijo de un revolucionario que peleó al lado de Francisco Villa y defendió a Venustiano Carraza. El padre fue un hombre que mató a cuchillo varias veces. La madre, de Oaxaca, se dedicó al trabajo en el hogar. Eran pobres. El escritor Alfonso de los Reyes relata en una biografía que Carlos Romero Deschamps ganó el apodo de “el Güero Guacamaya” cuando fue vendedor ambulante porque apenas lo tocaba el sol, se le enrojecía la piel.

El 25 de junio de 1993, Carlos Romero Deschamps fue electo por primera vez. Entonces, las reelecciones a puerta cerrada y mano alzada, marcaron su era. Y las batallas y los incendios, cada vez que surgía la intención de separarlo del control del sindicato.

Las denuncias en su contra son diversas y suman más de 50 en la PGR, según dijo una fuente de los petroleros a SinEmbargo. Son por falta de pago de utilidades a los trabajadores, delitos sindicales en las elecciones de comités locales, imposición de acuerdos, injerencia indebida de la empresa en el sindicato en la que brilla el famoso Pemexgate, con el desvío de mil 100 millones de pesos de la paraestatal hacia el PRI.

Grupos como el Frente Nacional Petrolero, la Alianza Nacional Democrática de Trabajadores Petroleros, AC y la Asociación Nacional de Trabajadores Petroleros y Asociados de la Zona Metropolitana AC, además de militantes del PAN y del PRD, han emprendido estas acciones legales que sin prosperar, ahora sólo conforman un cúmulo.

Desde prisión, Joaquín Hernández Galicia, lo acusó de traición. “La Quina” pensó siempre que fue Romero Deschamps –su secretario general– quien le entregó las supuestas pruebas a Salinas de Gortari de acopio de armas en su propia casa.

En 1989, Hernández Galicia fue condenado a más de 30 años de prisión, pero el gobierno le concedió la amnistía en 1997.

En 2009 declaró al diario Milenio, tras un incendio en una refinería de Pemex donde murieron 30 personas, que Romero Deschamps era el responsable de que ocurrieran “hechos de ese tipo”.

OTROS INTENTOS

Cuando Carlos Romero Deschamps se reeligió por tercera ocasión, para el periodo 2007-2012, que corrió en forma paralela al gobierno de Felipe Calderón, fue demandado por la Coalición Movimiento Nacional de Petroleros.

La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje ordenó la nulidad en la toma de nota de la asamblea por irregularidades.

Pero no se fue.

De madrugada, en 2008, por los menos 60 representantes y obreros de las 36 secciones del sindicato tomaron las instalaciones de la Secretaría General en Zaragoza 15, en la colonia Guerrero.

–¡Estamos haciendo historia! ¡Romero Deschamps ya no será dueño de nuestras vidas! –gritó Omar Toledo Aburto, el administrador de plataformas marinas en la Sonda de Campeche, Ciudad del Carmen.

Pero no se fue.

Otros 60 hombres impidieron la toma y diez personas resultaron lesionadas.

El gobierno de Felipe Calderón no hizo más.

–Al final será el gobierno federal el que resuelva este conflicto –dijo en Jorge Hernández Lira en la conferencia en la que se presentó como dirigente legítimo, el pasado 11 de marzo.

***

En las vísperas del 18 de marzo, conmemoración de la expropiación petrolera, en el búnker de Allende 18 la disidencia del sindicato de Pemex debate qué hacer.

–¿Tomar las calles?

–¿Regresar a la oficina de la Torre de Pemex donde empezó todo, en un acto simbólico?

–¿Esperar?

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