Ciudad de México, 19 de marzo (SinEmbargo).– Era la una de la tarde y en la explanada del Monumento a la Revolución, donde el año pasado, a la misma hora y el mismo día estaba repleta de acarreados con banderas amarillas y camisetas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el viento levantaba el polvo y creaba remolinos que se estrellaban en algún visitante que pasaba por ahí.

Esta vez no hubo templete ni equipo de sonido, tampoco megapantallas con videos para recordar al ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río y el 77 aniversario de la Expropiación Petrolera. Sólo había un puñado de seguidores de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, su hijo, esperando que el ingeniero arribara a la tumba de su padre para dejar una ofrenda y decir unas palabras.

Frente al sepulcro de Lázaro Cárdenas, resguardándose del sol estaban los fundadores del del PRD Porfirio Muñoz Ledo y la profesora Ifigenia Martínez y Hernández. Agustín Guerrero Castillo, quien renunció hace unos días al partido, conversaba con Muñoz Ledo y con otros, mientras que la cripta se abría para esperar la llegada de Cuauhtémoc.

A unos metros del Monumento, en la esquina de la calles Ramírez y De la Revolución, esperaban la llegada de Cárdenas, el dirigente nacional del Sol Azteca Carlos Navarrete Ruiz y Silvano Aureoles Conejo, candidato del PRD a la gubernatura de Michoacán.

Navarrete vestía un traje obscuro, una corbata amarilla y sudaba. Se apostó bajo el sol una media hora antes del arribo del ingeniero. Cuando Cárdenas bajó de su vehículo se encontró con un Navarrete sonrojado por el calor y en cuestión de segundos se saludaron y caminaron hacia la cripta.

“¿A poco será tan descarado de venirse con Cárdenas? No puede ser”, dijo un hombre ataviado con ropas humildes y que observaba como el ingeniero, Navarrete y Aureoles subían la explanada.

El pasado 25 de noviembre, Cardenas Solórzano presentó su renuncia al PRD y lo hizo saber mediante una carta dirigida al Consejo Nacional.

“Mantenemos profundas diferencias en nuestras visiones de cómo enfrentar los problemas internos del partido, en particular de las medidas que deben adoptarse para recuperar la credibilidad de la organización”, refirió en la misiva.

El hombre que aguardaba por su líder no fue el único sorprendido. También los de traje y corbata se sorprendieron.

Aquellos que esperaban debajo de la sombra de la estructura del Monumento miraron a la comitiva que arribaba a la cripta.

Agustín Guerrero saludó a Cárdenas y miró a Navarrete de reojo con desdén. Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y otros seguidores del ingeniero se acercaron al que hasta hace poco fue el líder moral de PRD.

Entonces los ánimos se encendieron.

Eran pocos, un puñado, pero la mayoría ex perredistas que renunciaron recientemente por discrepancias con la actual dirigencia de la fuerza política, quienes empezaron con abucheos al dirigente del Sol Azteca.

“¡Fuera Chuchos! ¡Ingeniero espántese las moscas! ¡Ustedes no tienen nada que hacer aquí! ¡Hagan su propio evento!”, fueron algunas de las consignas.

En un momento la mayoría coreaba: “¡Fuera Chuchos!, ¡fuera chuchos!, ¡fuera chuchos!”. Sin embargo nada impidió que Navarrete ingresara con Cuauhtémoc a la cripta.

***

La guardia de honor duró unos cuantos minutos.

Pronto salió Cárdenas al paso para leer un discurso. Esta vez no había un templete donde pararse y en un momento se apoyó en uno de los asistentes y brincó a una de las jardineras aledañas al acceso de la cripta.

Cuando Cuauhtémoc se erigió a la vista de todos, los presentes le aplaudieron y corearon una porra. Alguien llegó con un folder café y le entregó el discurso. Cárdenas tomó las hojas blancas con una mano izquierda temblorosa y con la otra empuñó un micrófono.

Entonces, Cárdenas aseguró que deben detenerse las licitaciones de las rondas, pues significará que los yacimientos mexicanos, pasen a manos de particulares extranjeros como ExxonMobil, Chevron y British Gas.

Y también dijo que es necesario enviar al Congreso de la Unión una serie de iniciativas para revertir los artículos 25, 27 y 28 que “el Gobierno impuso en 2014″ y otra para frenar el proyecto de Ley de Aguas que pretende privatizar el servicio.

“Echar abajo la contrarreforma energética, frenar un proyecto de Ley de Aguas privatizadora y reformar la ley para hacer realmente viable la consulta popular, exige trabajar en la construcción de una mayoría política que impulse estos cambios”, dijo.

Mientras hablaba, uno de sus colaboradores le ayudó a cambiar de hoja y al finalizar el ingeniero llamó a crear una “mayoría política” para echar abajo la Reforma Energética. Se dijo convencido de que se puede hacer.

“No basta con buenos dictámenes y propuestas apropiadas. Unos y otras deben discurrirse con amplitud entre los distintos grupos sociales y por todo el país, pero llevar a la práctica políticas que recuperen para la nación, para la mayoría de los mexicanos, las decisiones para el manejo de sus recursos naturales, requiere de la formación de una mayoría política que democráticamente y dentro de un Estado de pleno derecho, haga valer sus decisiones”, afirmó.

Al concluir, Cuauhtémoc saltó de la jardinera y caminó entre los medios de comunicación. No se despidió de Navarrete.