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Redacción/SinEmbargo

19/03/2018 - 7:22 am

¡Gracias, señor dictador! / Realista / Ayotzinapa

Como en otras ocasiones, en Milenio, el periodista Ricardo Alemán, hace un análisis del discurso de AMLO y escribe que

¡Gracias, señor dictador!
Como en otras ocasiones, en Milenio, el periodista Ricardo Alemán, hace un análisis del discurso de AMLO y escribe que: “¿Por qué a pocos preocupa lo declarado por Andrés Manuel López Obrador durante su registro como candidato presidencial? 1. ‘Repito ahora que buscamos el cambio por el camino de la concordia, este es el momento de volver a extender la mano abierta y franca a nuestros adversarios, a quienes ni siquiera consideramos enemigos, porque no tenemos enemigos, ni queremos tener enemigos, tenemos adversarios’ […]. Castro, en Cuba, y Chávez, en Venezuela, hicieron idénticas promesa antes de instaurar sus dictaduras. 2. ‘Ahora, de nueva cuenta manifestamos a los integrantes del poder económico y político del país que no les guardamos rencor y les aseguramos que tras su posible derrota en 2018 no habrá represalias, ni persecución, ni destierro para nadie, declaramos enfáticamente lo que se necesita es justicia, no venganza, no odiamos a nadie…’. Cual dictador bananero reduce la democracia al amor y el odio […]. 3. ‘nuestro propósito es iniciar una etapa nueva en la vida pública del país con un Presidente que no esté subordinado a ningún grupo de intereses creados y que solo tenga como comandante y jefe máximo, que solo tenga como amo al pueblo de México”. No, señor dictador, ‘el pueblo’ elije —mediante el voto— representantes a cargos de elección popular, pero no le dice al Presidente qué hacer y cómo hacerlo […]. 4. ‘Nuestros adversarios tendrán que entender que ningún grupo por importante y poderoso que sea podrá seguir conspirando contra la paz social en beneficio propio. Nada, ni nadie, puede valer más que el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo’. De nuevo la amenaza dictatorial. ¿Qué significa ‘seguir conspirando contra la paz social’? […] ¿No es eso lo que hicieron Castro, Chávez y Maduro contra los opositores. 5. ‘El nuevo gobierno democrático garantizará las libertades y cada quien podrá dedicarse a la actividad que más le satisfaga y más les convenga, pero obviamente todos tendremos que ceñirnos a la legalidad vigente. Las nuevas reglas serán lo suficientemente claras y señalo algunas: Se podrá hacer negocios, pero no habrá influyentismos, corrupción, ni impunidad; el presupuesto será realmente público, se dará preferencia a los pobres… la riqueza nacional se distribuirá con justicia, y no se permitirá que los privilegios de pocos se sustenten en la opresión, en la inseguridad y en la miseria de millones de mexicanos’. Otra vez el tufo dictatorial. No, señor, el gobierno no es garante de nada, el gobierno debe respetar la Constitución, que es la garantía de las libertades democráticas […]. 6. ‘Tengo una legítima ambición: quiero pasar a la historia como uno de los mejores presidentes de México. Aspiro a estar a la altura de Benito Juárez, aspiro estar a la altura de Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia, y aspiro a estar a la altura de un Presidente popular y patriota, el general Lázaro Cárdenas del Río’. Queda claro. Importa el sueño de gloria, al costo que sea, incluso la destrucción de la democracia. ¡Por su claridad, gracias, señor dictador!

Otro análisis de AMLO es realizado en El Universal, por el periodista Ricardo Raphael, quien escribe que: “para ganar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador debe traspasar su techo de cristal, pero difícilmente podrá lograrlo sin antes resolver las contradicciones del suelo pegajoso que le tienen anclado. Desde la primera vez que contendió como candidato para la jefatura del Estado mexicano, López Obrador consolidó una preferencia electoral que ronda el 33 por ciento de los votos. Ese es su capital político: un tercio de la población adulta que lo apoya desde hace doce años Sin embargo, en ninguna de las ocasiones anteriores le alcanzó tal respaldo para triunfar […]. Este es el desafío que en 2018 deberá resolver el candidato de Morena: romper el techo de cristal que las otras dos veces lo contuvo. Son dos trabes las que sostienen a ese techo, una geográfica y la otra sociológica. Revisando la geografía resulta evidente que el apoyo lopezobradorista se vuelve discontinuo a partir del paralelo 20; de Querétaro hacia el norte, el político tabasqueño cuenta con menos simpatías […]. Tan consciente está de este hecho que López Obrador decidió, para esta ocasión, hacer una alianza explícita con la geografía ajena […]. Es a partir de esta misma falencia que debe leerse la sociedad estratégica entre López Obrador y el empresario neolonés, Alfonso Romo. Si bien Romo es un capitán de empresa distinto a muchos otros, se trata de un hombre que conoce bien a los capitales mexicanos y por eso su tarea principal ha sido tranquilizarlos. La otra trabe que sostiene al mismo techo de cristal es sociológica […]. Funcionó bien la campaña que lo acusó de ser un peligro para ese sector social, que no solo se define por su nivel de ingreso, sino también por sus aspiraciones y construcción identitaria. Esta vez López Obrador se esmera por no infundir temor entre ese preciso estrato social, el cual le es indispensable si es que quiere conseguir el triunfo en julio próximo. Candidaturas como la de Gabriela Cuevas o Germán Martínez, e inclusiones en su eventual gabinete, como la de Esteban Moctezuma y el propio Alfonso Romo, buscan justo remover ese otro obstáculo que anteriormente le impidió crecer. No obstante, los problemas de López Obrador van más allá del techo de cristal. Desde ya se asoma también como dilema el suelo pegajoso, es decir, la contradicción radical que lo tiene anclado al suelo de sus posibilidades. El suelo pegajoso de este candidato para el 2018 lo constituye la naturaleza polarizada de su oferta política. Los días previos dos personajes hicieron evidente ese suelo inconsistente: Paco Ignacio Taibo II y Alfonso Romo. Por más que digan caerse bien, esos dos mexicanos representan cabos muy apartados del espectro social mexicano”.

Sobre las estrategias de AMLO y su partido en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “más de uno comienza a preguntarse: ‘¿a poco Andrés Manuel López Obrador ya pactó con Los Pinos?’. Y no lo dicen por mera especulación, sino porque con tanto hilo se pueden hilvanar distintos sucesos que, en conjunto, dan mucho para pensar. De entrada, obviamente, están los insistentes guiños del propio AMLO para Enrique Peña Nieto, con aquello de no habrá persecución, que habrá amnistía, que le cree cuando dice que no meterá las manos. A eso se suma la insólita alianza PRI-Morena, ¡qué PRI-Mor!, para sacar adelante el nombramiento del Auditor Superior de la Federación. Luego está el descarado golpeteo contra Ricardo Anaya por parte del PRI y el gobierno, que lejos de beneficiar a José Antonio Meade, apuntala al tabasqueño en lo más alto de las encuestas. Y para terminar de adobar el sospechosismo, la única independiente que logra la candidatura es la que le resta votos directamente a Anaya. Claro, a lo mejor son puras coincidencias y, en realidad, al final del arcoíris sí hay una olla repleta de oro”.

Realista
La corrupción parece ser la principal preocupación de los candidatos presidenciales, por ello se han enfocado recientemente en hablar sobre las estrategias para conbatirla en caso de llegar a Los Pinos. En el marco del registro del candidato del PRI en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, asegura que: “al registrar en el INE su candidatura presidencial de la coalición Todos por México, José Antonio Meade promete un horizonte amplio y promisorio para México; sería un error caer en posturas utópicas o demagógicas. Pidió a los partidos que lo postularon (PRI, PVEM y Nueva Alianza) trabajar para lanzar una iniciativa de ley que ponga fin al fuero, blindaje con el que se cometen innumerables actos de corrupción. Tampoco más prerrogativas, pues, como lo dijo el exsecretario de Hacienda, y con justa razón, el único privilegio que nos debe mantener erguidos es ser mexicanos, no otro más, porque la ley debe estar por encima de todos. Su puesta en práctica acabaría con muchos males que tienen al país prácticamente contra la pared. Sólo queda esperar el 1 de julio”.

En tanto, sobre el registro de Meade en Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “si alguien está muy contento con José Antonio Meade es el partido Nueva Alianza, pues a su registro como candidato ante el Instituto Nacional Electoral fue el partido que más militantes convocó. Ni siquiera la maquinaria priista fue tan multitudinaria ni escandalosa como la turquesa”.

En tanto en El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “al dar a conocer la recepción de solicitud de registro de José Antonio Meade como candidato a la Presidencia de la República, el Instituto Nacional Electoral tuvo un resbalón. En un comunicado dijo que el ‘Consejero Electoral Benito Nacif, Presidente de la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos, enfatizó que con la entrega de la documentación por parte de la coalición ‘Juntos Haremos Historia’, hoy se cumple con el plazo previsto en el acuerdo…’. El caso es que don José Antonio no es el candidato de esa coalición, el candidato es Andrés Manuel López Obrador, mientras que Meade es el abanderado de la coalición Todos por México. Más tarde el INE corrigió el error en su comunicado. Sin embargo, algunos priístas comentaron que en política no hay casualidades, y que ellos veían el error como una traición en subconsciente de quien hizo el boletín. Malo este hecho cuando ha habido sugerencias de que el Instituto ha dado color de a quién le gustaría ver en la Presidencia, y a quién no. Si fue una equivocación, alguien pagará por el error”.

Ayotzinapa
En días pasado se dio a conocer la aprehensión de uno de los principales involucrados en el secuestro de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el caso volvió a ponerse en el centro de la polémica, sobre todo porque se trata de un hecho que podría reforzar la versión de lo ocurrido conocida como “la verdad histórica. Al respecto e Milenio, el periodista Carlos Marín, escribe que: “aunque abundan personas injustamente encarceladas y muchas más que cometieron crímenes de poca monta pero se pasan años mezcladas con peligrosos delincuentes, no es el caso, desde luego, de la mayoría o todas las 34 del caso Iguala por las que aboga la oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, a partir de la sospecha de que fueron torturadas. Ejemplo notable de ese enfoque (coincidente, aunque parezca descabellado, con la postura defensora de los asesinos de sus hijos adoptada por los padres de Los 43 y sus abogados) es el de una supuesta ‘víctima’ de verdugos del Ejército, la Marina, la PGR y la PF: Jonathan Osorio Cortés, alias ‘El Jona’. Si conocen el expediente, nadie de quienes abogan por el sicario puede ignorar la declaración ministerial, la pericial psicológica y la participación que tuvo en la reconstrucción de hechos en presencia de su abogado, donde consta que sin coacción alguna da su versión con detalles aterradores de la matanza que se cometió con los jóvenes que aún vivían y de la quema de sus cuerpos en el basurero de Cocula”.

La normalización de la violencia en nuestro país, parece haber alcanzado a las autoridades, hecho que se ve reflejado en el trato que ha recibido el caso Ayotzinapa, pues en Milenio, el periodista Carlos Puig, escribe que: “en toda la discusión, los dimes y diretes, las verdades y mentiras históricas o legales, hay un hecho incontrovertible. Aquella noche de septiembre de 2014, elementos de la policía de Iguala montaron un operativo que duró varias horas para aprehender a un grupo de estudiantes a los que después entregaron al crimen organizado. De este operativo, en algún momento tuvieron conocimiento elementos del Ejército y la Policía Federal destacados en la ciudad. Entiendo que por los años que hemos vivido, por la normalización de la violencia, porque no esperamos nada de nuestros policías, se nos pueda escapar la gravedad del asunto: policías atrapando civiles para que sean asesinados por la delincuencia. Este asunto, de este tamaño, cayó después en un sistema de procuración de justicia deteriorado, laberíntico, ineficaz, cuya principal técnica de investigación es la obtención de confesiones como sea […]. Hemos interiorizado este desastre como la manera en que las cosas funcionan. Y, por eso, cada vez que alguna organización internacional, que unos ojos ajenos a nuestra realidad miran lo que ha sucedido no pueden dejar de asombrarse. Una muestra es el más reciente informe de la ONU: ‘El hecho de que la mayoría de las causas penales relacionadas con los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 están radicadas en el Juzgado Primero de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en Matamoros, Tamaulipas, genera importantes desafíos para el adecuado acceso a una defensa. Los defensores públicos que defienden a parte de los procesados en estas causas se encuentran, al igual que el juez, en la ciudad de Matamoros. Los procesados del caso Ayotzinapa se encuentran privados de libertad en cárceles federales en Jalisco, Morelos, Estado de México y Nayarit, entre otros. Al no tener los defensores públicos recursos para poder viajar a visitar a sus representados en sus respectivos centros de detención, los procesados solo han tenido acceso a sus defensores públicos mediante videoconferencias y por vía escrita’. Hoy no hay un solo sentenciado por aquella noche. Esto sucede en cientos y cientos de casos en México todos los días. A nadie le extraña. Y cada vez que el mundo le echa un ojo, se queda anonadado y la PGR sale a defender la atrofiada ‘normalidad'”.

 

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