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Gabriel Sosa Plata

19/09/2017 - 12:05 am

Zurita y la radio

Comentarios como los de Zurita sólo “normalizan” la misoginia, el machismo, la desigualdad de género y desde luego la violencia en todas sus formas a las mujeres.

Comentarios como los de Zurita sólo “normalizan” la misoginia, el machismo, la desigualdad de género y desde luego la violencia en todas sus formas a las mujeres. Foto: Especial

El dramaturgo y actor Sergio Zurita, conductor del programa “Dispara, Margot, dispara”, de MVS Radio, hizo comentarios que menoscaban la dignidad de las mujeres. Ante los cuestionamientos y denuncias, sobre todo en redes sociales, días después ofreció una disculpa. ¿Fue suficiente?

Desafortunadamente, lo ocurrido en esta emisora no es esporádico. Con frecuencia sucede en emisoras de radio y televisión del país, sin que exista el mismo impacto mediático y social. Hace meses, Marcelino Perelló, el exlíder del movimiento estudiantil de 1968, vivió una experiencia similar en Radio UNAM, pero a diferencia de Zurita, sí fue despedido de su programa de radio, luego de reproducirse en otros espacios sus desatinadas declaraciones. El 5 de agosto, Perelló falleció, pero antes de su partida manifestó que no ofrecería una disculpa por sus afirmaciones, lo que es un botón de muestra de los retos que culturalmente tenemos.

En un país donde agredir, insultar, acosar, violar o matar mujeres es práctica cotidiana y las políticas públicas para erradicar esta violencia han sido ineficaces, comentarios como los de Zurita sólo “normalizan” la misoginia, el machismo, la desigualdad de género y desde luego la violencia en todas sus formas a las mujeres.

El feminicidio de Mara Fernanda Castillo coincidió en el tiempo con lo dicho por Zurita. Por supuesto, son dos hechos muy diferentes, pero ese es el punto: la violencia cotidiana, en una conversación, en los chistes, en el trabajo, en las calles, en la casa o al salir de una fiesta y tomar un servicio de transporte particular. Una violencia generalizada, que lo mismo está presente en una carretera, que en un programa radiofónico (para todo público).

Hace una semana, en el Senado, se organizó un foro sobre la contrarreforma en materia de derechos de las audiencias, aprobada hasta ahora por los diputados. El caso Zurita fue retomado como ejemplo de cómo algunos derechos de las audiencias (como la no discriminación, el respeto a los derechos humanos, la equidad de género en los contenidos de radio y televisión) pueden ser vulnerados en un programa, sin que existan opciones claras y eficaces para presentar una queja y tomar acciones de reparación de daños.

¿A quién acudir cuando en una estación de radio comercial se considera que hay una violación a los derechos de las audiencias? ¿a la Secretaría de Gobernación (Segob), que tiene la tutela de “supervisar” los contenidos de radio y televisión y sancionar a quienes violen la ley en esta materia? Puede ser, pero no hay un formato o procedimiento ágil o “amigable” para hacerlo, lo que en la práctica inhibe cualquier intento de participación de radioescuchas o televidentes.

¿Al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), no obstante que constitucionalmente está facultada de regular, promover y supervisar “los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones”? No, porque justo los legisladores, increíblemente y en contra de las mejores prácticas internacionales, mantuvieron en el gobierno federal (la Segob) la regulación de contenidos y al órgano autónomo sólo le dieron facultades para supervisar (no sancionar) los programas y anuncios dirigidos a la población infantil y que se cumplan los porcentajes permitidos para la transmisión de publicidad.

¿A la defensoría de la audiencia? ¿De quién? ¿De Noticias MVS? No, porque este grupo desapareció la figura el 30 de agosto de 2015 y anunció que las quejas o comentarios de sus radioescuchas podrían presentarse a partir del 1° de septiembre de ese año en la defensoría de las audiencias de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), cuyas recomendaciones, respuestas o estado de seguimiento de casos no son conocidas públicamente. Por lo tanto, no sabemos qué tan útil es acudir a esta instancia.

¿Al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred)? Es otra posibilidad. De hecho, las diputadas Verónica Delgadillo, Mirza Flores y Candelaria Ochoa, de Movimiento Ciudadano, presentaron el pasado jueves una queja ante dicho Consejo para “acreditar los hechos discriminatorios imputables al particular señalado” (se refieren a Zurita) y que resuelva las medidas de reparación que correspondan, amparadas en la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

Como se aprecia, varias son las vías para que las audiencias de emisoras como MVS busquen reparar sus derechos vulnerados en casos como estos, pero sin mecanismos accesibles y expeditos.

Por eso es importante la figura de la defensoría de las audiencias, pero no como la desean los diputados que aprobaron la contrarreforma (con defensores y defensoras a modo y parciales, sin tutela del IFT en caso de vulneración de derechos y la autorregulación como única posibilidad para cumplir la ley), sino como una figura destinada específicamente a esta función, que dé seguimiento puntual a las quejas, observaciones, comentarios o bien oriente sobre el camino a seguir para reparar derechos violentados. De ahí la necesidad de que las senadoras y los senadores no avalen la modificación a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y entren en vigor, ya, los lineamientos de los derechos de las audiencias, elaborados por el IFT.

Independientemente de este factor, es cada vez más necesario una capacitación frecuente en los medios en derechos humanos, igualdad de género, diversidad de género e inclusión. La CIRT y la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales, deben firmar convenios con el Conapred, el Instituto Nacional de las Mujeres o Universidades para esta capacitación y alfabetización mediática, en la que participen, sobre todo, quienes tienen el privilegio y la responsabilidad de estar frente a un micrófono y que son justo los más reacios a este aprendizaje y esta sensibilización (me consta por el trabajo en diferentes defensorías). Las instituciones públicas y las empresas están obligadas a dar capacitación a sus recursos humanos ¿por qué no poner manos a la obra en esta temática para que casos como los de MVS, Radio UNAM y otras estaciones no se reproduzcan?

No es, como se aprecia, una promoción de la censura a Zurita o Perelló, sino una vía necesaria para impulsar la cultura de no violencia y de respeto. Tampoco nos gusta a la mayoría de las y los titulares de las defensorías de las audiencias, las sanciones o multas a las estaciones de radio y televisión por violaciones a la ley en contenidos porque son ineficaces y en México se ha utilizado esta herramienta, en diferentes momentos coyunturales, para incidir en las líneas editoriales de algunos noticiarios. Coincidimos con el poder de la autorregulación, pero también de opciones para reparar derechos vulnerados cuando la autorregulación o los códigos de ética son insuficientes.

También apoyamos la capacitación y el diálogo con quienes en pleno ejercicio de su derecho de libertad de expresión violan lo dispuesto en la ley, los límites constitucionales, el código de ética o las políticas de radiodifusión de los medios en los que se desempeñan sus actividades, pero es incomprensible la ausencia de voluntad de colegas, empresarios o directivos de medios para recuperar el camino de la responsabilidad y respetar los derechos de las audiencias.

En los últimos años, algunos concesionarios, sobre todo públicos, han demostrado que sí es posible producir contenidos con visión social, formativa y pro-persona. Sin embargo, falta mucho por hacer para involucrar a más emisoras de radio y televisión en esta dinámica. Cuando dejen trabajar al IFT en este terreno, se podría tener un importante avance.

 

@telecomymedios

 

 

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