Ciudad de México, 19 de octubre (SinEmbargo).– El mundo de Germán Goyeneche, el presunto operador financiero de Héctor Beltrán Leyva, “El Elegante” o “El H”, era muy sofisticado.
Cuando fue arrestado en San Miguel Allende, pocos dieron crédito a las noticias, sobre todo los políticos del PAN y del PVEM que lo frecuentaban. Germán Goyeneche era ligado a una vida de glamour: viajes, inversiones ecológicas, un sombrero de Indiana Jones que lo allegaba más a la vida silvestre que a los descabezados y desaparecidos. Viene de una familia de apellidos rancios y sus gustos, se sabía, eran refinados.
Pero la cosa no terminaba en lo aparente. Era, además, un hombre que gustaba del arte. Daily Beats así da cuenta en un amplio reportaje.
Daily Beats dice que Germán Goyeneche compraba y vendía arte. En mayo, por ejemplo, asistió a la inauguración de un museo para albergar las obras del pintor ecuatoriano Santiago Carbonell en Querétaro.
El año pasado compró tres pinturas del surrealista mexicano Meme en la Galería Libertad, también en Querétaro. “Uno de sus compras era Música para el corazón, una pintura sobre la que escribió en Facebook: ‘que en lo personal me ha cautivado profundamente’. La pintura es de un corazón humano ubicado dentro de una caja de música de cuerda que tiene una barra de metal que sobresale de la arteria pulmonar. Una bailarina desnuda pero con calcetines de rayas hasta las rodillas, se sienta al lado del corazón, pulsando la barra con los labios como si fuera a jugar como una flauta”, detalla.
Hay una estética coherente para el arte que llama la atención de Goyeneche, dice Daily Beats.: No mostró ningún interés en el arte abstracto. Más bien estaba atraído por las figuras en dolor y la tristeza. “Los pintores que sigue en medios sociales usan el arte para representar alegorías. En la obra de Jaroslaw Kukowski, las preocupaciones morales y sociales se elevan simbólicamente a través de figuras humanas y místicas deformadas en un gran dolor. En la obra de Erik Thor Sandberg, desnudos humanos se contorsionan en un estado de sueño, en algunos casos en suspenso, en un acto de automutilación. Animales en agonía o en peligro son utilizados por Martin Wittfooth, a menudo para aludir al futuro de la condición humana”.
“Muchos de los pintores a los que ha apelado el supuesto operador financiero de ‘El Elegante’ juegan con nociones de lo exacto, toman conceptos como el fotorealismo o el retrato clásico al estilo de Rembrandt, y giran hacia el surrealismo o lo grotesco. Los retratos de Christian van Minnen están compuestos en las líneas de los viejos maestros, pero sus rostros son macabros, torcidos, mutados que albergan un ejércitos de parásitos prósperos y coloridos”.